“No se debe desear otra cosa sino la alegría de la verdad, que es Cristo, evitando que no se produzca la ausencia de esta alegría”.
Las palabras del pensador cristiano de la época carolingia, Juan Escoto Erígena, han inspirado la catequesis de Benedicto XVI en la audiencia general. Nacido a inicios del siglo IX en Irlanda, vivió en la Francia de Carlos el Calvo. A pesar de no haber tenido una gran difusión, ha reconocido el Papa en el encuentro en la plaza de San Pedro, sus intenciones abren interesantes perspectivas todavía hoy, en particular para la lectura de la Sagrada Escritura.
Según Juan Escoto, fue donada por Dios con una finalidad pedagógica, “para que el hombre pudiera recordar todo aquello que le había marcado el corazón desde el momento de su creación y que la caída original le había hecho olvidar”. En este horizonte el Papa ha recordado la importancia de la oración y de la contemplación, que necesitan una constante disponibilidad a la conversión.
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