El Obispo Auxiliar de Santiago llama a acercarse a la verdad en la caridad y a los medios de comunicación a no adelantar juicios.
Creyentes y no creyentes estamos perplejos, dolidos, tristes y escandalizados por los abusos sexuales que algunos sacerdotes, los menos de entre los 400.000 que trabajan sin cesar, han cometido contra menores.
El Santo Padre en Malta se reunió con las víctimas y les pidió perdón. Dijo que la Iglesia estaba herida. El Papa ha vuelto a repetir que en el sacerdocio no hay espacio para los que dañan a los menores. Y quienes lo hacen tendrán que responder ante Dios, la Iglesia y la justicia civil. Abusar de un menor o de cualquier persona es un delito de la máxima gravedad y no podemos quedar indiferentes frente a ello.
En Chile, lamentablemente, también se han presentado algunos casos. Al respecto la Iglesia Católica reconoce que es fundamental que se esclarezcan los hechos, se llegue a la verdad y de haber culpables, respondan ante la sociedad y la Iglesia. "Sólo en la verdad resplandece la caridad y puede ser vivida auténticamente. La verdad es luz que da sentido y valor a la caridad", nos recuerda Benedicto XVI, constituyéndose ambas en un fundamento sólido de las relaciones humanas y públicas.
Un católico, independiente de la labor que cumpla en la Iglesia, no está por sobre la ley divina, civil y eclesiástica y ha de responder ante ellas.
Al mismo tiempo toda persona que ha sido acusada tiene derechos que han de ser respetados rigurosamente. El primer derecho es a que se presuma su inocencia, salvo que se demuestre lo contrario. El segundo derecho es a un juicio justo. El tercer derecho es a que se respete el dolor que significa tanto para los acusadores como los acusados esta situación que de suyo es dramática y dolorosa.
La honra de las personas es un gran bien que hay que custodiar y no puede ser conculcado sin más, fruto de opiniones, conjeturas u otro tipo de consideraciones. Desde ese punto de vista los medios de comunicación social tienen una gran responsabilidad. Una cosa es informar respecto de un tema de interés público, y hay que hacerlo, y otra cosa muy distinta es convertir una situación de suyo dolorosa en materia para juicios adelantados, temerarios e injustos. Los invito a realizar ese discernimiento. El drama de quienes sufren en este momento, tanto acusadores como acusados, sus familias y amigos ha de ser motivo de un gran respeto y cristiana caridad.
No es bueno para una sociedad que se rige por el estado de derecho y valora la dignidad de las personas que la prensa se adelante con juicios antes que la propia justicia. Creo que la prudencia es un bien altamente valorado por quienes quieren legítimamente conocer la verdad tal cual es. Este momento de dolor nos debe llevar a todos a preguntarnos seriamente de qué manera contribuimos para que se esclarezca la verdad de los hechos y se haga justicia a quien ha sido ofendido. Ese es el tema de fondo que nos debe animar en nuestras opiniones y juicios.
Fuente: Comunicaciones Santiago
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