Sunday, July 11, 2010

Los legionarios se confiesan

En el diario El País, de hoy, hay un reportaje sobre Los Legionarios de Cristo.


En 1950 solo tenían un sacerdote, su fundador, Marcial Maciel; hoy, cerca de 1.000. Su estrategia corporativa ha sido crecer a toda costa. Copiando el ardor guerrero de los jesuitas y el elitismo del Opus Dei. Y añadiendo una pizca de secretismo. Su objetivo siempre fue atraer a los "líderes del mundo"; como confirma un viejo legionario: "Maciel tuvo claro que teníamos que ir a la punta de la pirámide; a por los líderes naturales y económicos y, a través de nuestros colegios, a por sus hijos. La clave era influir. Y, teóricamente, ayudar a los pobres a través de los ricos, como Robin Hood".


Han creado en solo 60 años un holding eclesial con 15 universidades y 48 más en México para las clases populares; 177 colegios, 133.000 alumnos, 20.000 empleados, 3.450 sacerdotes y religiosos y un millar de consagradas (su rama femenina de religiosas sin hábito); un brazo laico, Regnum Christi, con 75.000 miembros divididos en células; y una telaraña de seminarios, comunidades, institutos, casas de retiro y formación, campamentos, clubes juveniles y de debate, medios de comunicación y pisos en 45 países, de los que nueve colegios, dos escuelas infantiles y una universidad están en España. "Diez legionarios trabajamos por 20 curas", profiere con orgullo el padre Florián Rodero, un legionario irreductible. "Los curas progres piensan que tener un aspecto digno y distinguido nos separa del pueblo. Y yo les contesto que hay que estar con el pueblo, pero sin ser del pueblo. Hay que estar en tu sitio como sacerdote listo para defender a la Iglesia de la persecución de la que es víctima por sus enemigos".


Eran los elegidos. Iban a salvar la Iglesia. Fueron el eficaz martillo de la Santa Sede contra la Teología de la Liberación; activistas incansables contra el condón, el aborto, la eutanasia y la reproducción asistida (en la última década, a través de sus sesgadas cátedras de Bioética); enemigos del matrimonio entre personas del mismo sexo; generosa fuente de financiación para el Vaticano y, ante todo, la fiel caballería ligera de Juan Pablo II para implantar su modelo de catolicismo: resistencia, reconquista y restauración. La Iglesia como poder político. La Legión creció muy rápido. Tenía los pies de barro. Y un terrible secreto en su interior que tras décadas de ocultamiento terminaría por estallar: su fundador, Marcial Maciel, nacido en México en 1921, era un farsante.


Ver reportaje completo, aquí

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