La Palabra
El Señor dijo a Moisés: -«Yo haré llover pan del cielo: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día (Ex).
Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. (Sal 77)
-«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.»
Entonces le dijeron: -«Señor, danos siempre de este pan.»
Jesús les contestó: -«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.» (Jn)
Y el hombre comió pan de ángeles, les mandó provisiones hasta la hartura. Los hizo entrar por las santas fronteras, hasta el monte que su diestra había adquirido. (Sal 77)
-«Os aseguro que no fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo. Porque el pan de Dios es el que baja del cielo y da vida al mundo.»
Entonces le dijeron: -«Señor, danos siempre de este pan.»
Jesús les contestó: -«Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre, y el que cree en mí nunca pasará sed.» (Jn)
Meditación
Si a pesar de estar disfrutando de un tiempo de descanso, de probar los gustos agradables de la vida, sientes nostalgia en tu interior.
Si a pesar de gozar del acompañamiento familiar, hay en ti un recinto íntimo que sufre soledad.
Si has probado a gustar los sabores que te ofrecen los sentidos naturales en el beber y en el comer y sabes que no sacian del todo tu hambre y tu sed.
Hoy la Palabra de Dios te da la respuesta a la sed esencial, al corazón herido de necesidad afectiva. Te ofrece un alimento distinto, que sacia y da gozo, y serena el corazón.
Puede que pienses que son palabras bonitas, discurso poético. Sólo cuando se ha estado en el desierto se valora el agua del manantial. Sólo cuando uno ha recorrido parte del camino, buscando con quien compartir el alma, valora la amistad más íntima.
Jesucristo se nos ofrece hoy como pan vivo, como agua de manantial, como compañero de camino, como totalidad de respuesta a la identidad indigente de nuestra carne. ¡Prueba a comer del pan santo, a tratar con Jesús, a conocer su amistad y verás si te engaño!
Si a pesar de gozar del acompañamiento familiar, hay en ti un recinto íntimo que sufre soledad.
Si has probado a gustar los sabores que te ofrecen los sentidos naturales en el beber y en el comer y sabes que no sacian del todo tu hambre y tu sed.
Hoy la Palabra de Dios te da la respuesta a la sed esencial, al corazón herido de necesidad afectiva. Te ofrece un alimento distinto, que sacia y da gozo, y serena el corazón.
Puede que pienses que son palabras bonitas, discurso poético. Sólo cuando se ha estado en el desierto se valora el agua del manantial. Sólo cuando uno ha recorrido parte del camino, buscando con quien compartir el alma, valora la amistad más íntima.
Jesucristo se nos ofrece hoy como pan vivo, como agua de manantial, como compañero de camino, como totalidad de respuesta a la identidad indigente de nuestra carne. ¡Prueba a comer del pan santo, a tratar con Jesús, a conocer su amistad y verás si te engaño!
Oración
Oh Dios, que en el Sacramento del Pan del cielo, la Eucaristía, nos has dejado la presencia viva y actual de tu entrega total por nosotros, concédenos experimentar los frutos de tu amor redentor.
Ciudad Redonda
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