650.000 protestantes canadienses abordan temas de justicia social, vida espiritual… y el chisme como problema moral.
Los protestantes de Canadá dicen que difundir chismes es contrario a las enseñanzas cristianas que promueven el amor, la verdad y la honestidad.
La iglesia protestante más grande de Canadá, la United Church of Canada (Iglesia Unida de Canadá), celebra su Congreso General trianual estos días. Reúne a 350 delegados y a otros 200 observadores e invitados, en representación de los 650.000 miembros de esta iglesia en todo el país.
La Iglesia Unida de Canadá fue fundada en 1925 como una fusión de cuatro denominaciones protestantes: la Iglesia Metodista de Canadá , la Unión Congregacional de Ontario y Quebec , las dos terceras partes de las congregaciones de la Iglesia Presbiteriana en Canadá y la Asociación de Iglesias locales.
DEBATES
Se prevén debates sobre la pobreza infantil, la falta de vivienda y la disparidad económica en Canadá, así como las dificultades de las iglesias rurales.
“Un creciente número de personas son espirituales, creen en Dios y en la oración, pero cada vez menos personas creen en la necesidad de vincular eso a una institución”, dijo Gregersen.
El Congreso también abordará temas de interés nacional e internacional , incluidas las actividades de explotación minera de Canadá en Filipinas y América Central y el cambio climático.
Entre todos estos temas trascendentes, existe uno curioso: el problema de los chismes en la iglesia y la sociedad.
EL CHISME, UN PROBLEMA ECLESIAL Y SOCIAL
La United Church of Canada está instando a sus fieles a dejar de contar chismes, comparando esa práctica con la adicción a las apuestas de juego y “otros males de la sociedad.”
“Los chismes pueden hacer que las personas pierdan sus puestos de trabajo y su buena reputación”, señala una moción para ser considerada en el 41 Consejo General de la United Church of Canada, que se celebra del 11 al 18 de agosto en Ottawa.
El cotilleo puede “llevar a romper amistades y dividir familias, y puede utilizarse como un arma maliciosa en contra de un oponente”, continúa la resolución, y agrega que la charla mezquina “puede hacer que la gente deje de ir a la iglesia del todo”.
El portavoz de la United Church, el reverendo Bruce Gregersen, explicó que difundir chismes es contrario a las enseñanzas cristianas que promueven el amor, la verdad y la honestidad . Entra en la categoría de “falso testimonio”, dijo a la AFP. Aunque el propio Gregersen reconoció que “es difícil saber lo que una congregación puede hacer al respecto”.
LA VOZ DE LA ANTROPOLOGÍA
Los antropólogos ven este tipo de práctica como una forma de compartir información clave que afecta la posición social de las personas.
La reputación de una persona está determinada por los chismes, y las conversaciones informales de los demás afectan la aceptación de una persona en un intercambio social, dijo Jerome Barkow, profesor de antropología en la Universidad Dalhousie en Halifax.
En su libro sobre psicología evolutiva “The Adapted Mind” (La mente adaptada), Barkow señaló que el problema del chisme es su poca fiabilidad, en gran medida porque la gente tiende a difundir información que refuerza su propio éxito social, no la verdad objetiva.
“Tendemos a quitarle mérito a los rivales y a enmascarar nuestras propias debilidades”, escribió.
“Los chismes pueden hacer que las personas pierdan sus puestos de trabajo y su buena reputación”, señala una moción para ser considerada en el 41 Consejo General de la United Church of Canada, que se celebra del 11 al 18 de agosto en Ottawa.
El cotilleo puede “llevar a romper amistades y dividir familias, y puede utilizarse como un arma maliciosa en contra de un oponente”, continúa la resolución, y agrega que la charla mezquina “puede hacer que la gente deje de ir a la iglesia del todo”.
El portavoz de la United Church, el reverendo Bruce Gregersen, explicó que difundir chismes es contrario a las enseñanzas cristianas que promueven el amor, la verdad y la honestidad . Entra en la categoría de “falso testimonio”, dijo a la AFP. Aunque el propio Gregersen reconoció que “es difícil saber lo que una congregación puede hacer al respecto”.
LA VOZ DE LA ANTROPOLOGÍA
Los antropólogos ven este tipo de práctica como una forma de compartir información clave que afecta la posición social de las personas.
La reputación de una persona está determinada por los chismes, y las conversaciones informales de los demás afectan la aceptación de una persona en un intercambio social, dijo Jerome Barkow, profesor de antropología en la Universidad Dalhousie en Halifax.
En su libro sobre psicología evolutiva “The Adapted Mind” (La mente adaptada), Barkow señaló que el problema del chisme es su poca fiabilidad, en gran medida porque la gente tiende a difundir información que refuerza su propio éxito social, no la verdad objetiva.
“Tendemos a quitarle mérito a los rivales y a enmascarar nuestras propias debilidades”, escribió.
Fuentes: AFP
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