El episcopado espera un urgente recambio, pero el nuncio apostólico ha encontrado enormes problemas para promover nuevos pastores en el país
Andrés Beltramo Álvarez Ciudad del VaticanoLa Iglesia en Chile vive tiempos difíciles. Desacreditada y desanimada por varios escándalos públicos, afronta una grave crisis de obispos. El 20 por ciento del episcopado espera un urgente recambio, pero el nuncio apostólico ha encontrado enormes problemas para promover nuevos pastores. Además El Vaticano tenía todo listo para iniciar auditorías en dos diócesis, pero las mismas fueron bloqueadas a último momento.
Chile es un país pequeño, en la vasta región sudamericana del "fin del mundo" de la cual procede el Papa. Cuenta con apenas 30 obispos en ejercicio. Aunque seis de estos deben ser sustituidos en breve, el nuncio Ivo Scapolo parece no tener prisa. Y su lentitud ya ha despertado preocupaciones.
Desde su nombramiento como embajador vaticano, el 15 de julio de 2011, Scapolo sólo ha procesado la designación de dos obispos: el auxiliar de Santiago, Pedro Ossandón Buljevic (10.07.2012) y el titular de Temuco, Héctor Vargas Bastidas (14.05.2013). Nada se sabe, en cambio, de posibles candidatos a ocupar otras dos sedes que permanecen vacantes desde hace meses: San Marcos de Arica e Iquique.
Esa última diócesis debió padecer el escándalo de su anterior obispo, Marco Antonio Órdenes, que la abandonó repentinamente en medio de un turbio escándalo sexual. El nuncio Scapolo debió investigar el caso e, incluso, se vio obligado a ir a buscar al pastor del otro lado de la frontera con Perú, donde se había refugiado.
Además de las vacantes, otros cuatro obispos han presentado ya sus renuncias obligatorias, tras haber sobrepasado la edad de jubilación establecida en 75 años. Pero de sustitutos ni hablar, aunque tres de ellos ya superaron los 77: Manuel Donoso de La Serena y su auxiliar, Luis Gleisner Wobbe, así como Gaspar Quintana de Copiapó. Completa la lista Enrique Troncoso de Melipilla.
A la lentitud en el recambio se suman otros problemas. Cuatro obispos en activo (el auxiliar de Santiago Andrés Arteaga Manieu, el castrense Juan Barros Madrid, el de Linares Tomislav Koljatic Maroevic y el de Talca Horacio Valenzuela Abarca) son discípulos de Fernando Karadima, el poderoso sacerdote condenado por la Santa Sede tras acusaciones de abusos sexuales contra menores.
En su momento ellos defendieron a capa y espada a su mentor, incluso cuando ya El Vaticano había dictado sentencia definitiva. Por todos los medios intentaron desacreditar a las víctimas. Hace algunas semanas el escándalo se reavivó luego que se filtraron a la prensa cartas con férreas defensas del sacerdote, dirigidas a Roma y firmadas por ellos.
La caída de Karadima significó un fuerte cimbronazo para la Conferencia Episcopal Chilena cuya Comisión Permanente obligó a esos cuatro obispos a pedir perdón por haber apoyado a su otrora guía espiritual. Ellos lo hicieron, pero muy a su pesar y en medio de una tensa situación.
Como si todo eso fuera poco, otras diócesis se encuentran en entredicho. Por ejemplo San Felipe cuyo responsable, Cristián Contreras Molina, ha sido objeto de graves acusaciones de tipo moral. Aunque los señalamientos son producto de una pugna interna entre sacerdotes, la nunciatura apostólica está conduciendo una serie de pesquisas al respecto.
La demarcación eclesiástica de Valparaíso también pasa momentos complicados luego que Mauricio Pulgar y Sebastián del Río, ambos expulsados del seminario, levantaron el dedo contra el régimen imperante en esa casa de estudios.
Tal magnitud alcanzaron estos últimos dos casos que motivaron un estudio especial de parte de la Santa Sede, en cuyas oficinas se llegó a autorizar la realización de dos visitas apostólicas, es decir auditorías profundas. Todo estaba listo para su inicio hasta que, en junio, viajo a Roma el nuncio Ivo Scapolo. Bastaron una serie de reuniones del embajador con los jefes de algunos ministerios vaticanos para que las revisiones quedaran suspendidas hasta nuevo aviso. Sin mediar explicación.
De todas maneras las dificultades permanecen. Como confesó preocupado al Vatican Insider un conocedor sacerdote chileno: "Tenemos el más débil episcopado de nuestra historia, con obispos que no hablan, que no golpean la mesa, 'perros mudos' diría el profeta, nadie se la juega por nadie, se les ve asustados, débiles, hay un ambiente de mucha desolación".
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