Estamos tan vivos como nuestros anhelos, nuestros sueños, nuestros lazos y expectativas.
Estamos tan vivos como nuestras lágrimas auténticas y nuestras risas sinceras (porque también hay lágrimas y risas vacías, pero esas no cuentan).
Estamos tan vivos como el espíritu que alienta en nosotros e inspira fuerza, motivos, impulsa pasiones y nos ayuda a integrar las derrotas.
Estamos tan vivos como la red de vidas entrecruzadas con las nuestras.
Y porque estamos vivos, podemos alzarnos a cimas de entusiasmo y caer a pozos de desazón. Y podemos meter la pata hasta el fondo. Podemos lanzarnos a una montaña rusa vital. O caer rendidos al final de los días intensos. Y, en lo más profundo de la vida, Dios mismo.
En carne viva - EL CORAZÓN DE PIEDRA
«Arrancaré de vuestra carne el corazón de piedra» (Ez 36,26)
Se puede vivir a medias. O morir en vida.
Se puede cerrar la puerta al amor, a la tormenta, al duelo, al éxtasis, al placer, a la congoja… en nombre de la seguridad y la protección.
Se puede cerrar la vida al diferente, al extranjero, al lejano, en nombre de la tranquilidad de las vidas conocidas.
Se puede cerrar la mente a las preguntas, a las búsquedas, al no saber, para anclarse en un conformismo confortable.
Se puede cerrar el corazón al amor, para no romperse unas cuantas veces en cada historia.
Pero, ¿quién querría vivir así?
¿Qué hay en tu corazón y en tu vida que sea de piedra?
MI CORAZÓN
Es mentira
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Sus latidos son tan sólo
el goteo
de su llanto glacial
como el que llora al fundirse
el témpano de hielo.
Es mentira
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Su misión se reduce
a mantener de pie
a un muerto
que esperanzado
aún persigue sus sueños.
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Sus latidos son tan sólo
el goteo
de su llanto glacial
como el que llora al fundirse
el témpano de hielo.
Es mentira
que mi corazón porque palpita
esté despierto.
Su misión se reduce
a mantener de pie
a un muerto
que esperanzado
aún persigue sus sueños.
Elías Nandino
En carne viva - EL CORAZÓN DE CARNE
«…Y os daré un corazón de carne» (Ez 36,26)
Se puede vivir a fondo. Dejarse tocar por la gente, por el mundo, por Dios. Negarse a ver la realidad tan solo a través de una pantalla y con un bol de palomitas en la mano. Salir, de verdad, al encuentro de personas que, al tocarte, dejarán huella. Dejarte atormentar por preguntas sin respuesta definitiva, en las que pones todo en juego. Abrir tu agenda a tiempos perdidos, inútiles, gratuitos. Aceptar el conflicto, el contraste, hasta el rechazo, por negarse a ser un clon.
¿Quién quiere vivir así?
¿Qué hay en tu corazón y en tu vida que sea de carne?
SED DE TI
Sed de ti me acosa en las noches hambrientas.
Trémula mano roja que hasta su vida se alza.
Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas......
Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.
La boca tiene sed, para qué están tus besos.
El alma está incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.
Trémula mano roja que hasta su vida se alza.
Ebria de sed, loca sed, sed de selva en sequía.
Sed de metal ardiendo, sed de raíces ávidas......
Por eso eres la sed y lo que ha de saciarla.
Cómo poder no amarte si he de amarte por eso.
Si ésa es la amarra cómo poder cortarla, cómo.
Cómo si hasta mis huesos tienen sed de tus huesos.
Sed de ti, guirnalda atroz y dulce.
Sed de ti que en las noches me muerde como un perro.
Los ojos tienen sed, para qué están tus ojos.
La boca tiene sed, para qué están tus besos.
El alma está incendiada de estas brasas que te aman.
El cuerpo incendio vivo que ha de quemar tu cuerpo.
De sed. Sed infinita. Sed que busca tu sed.
Y en ella se aniquila como el agua en el fuego.
Pablo Neruda
pastoralsj
No comments:
Post a Comment