¿Vienes...? ¿por qué playas?, ¿por qué perfiles de roca?,
¿por qué senderos de montaña?
¿Vienes...?
¡de cuánta soledad!... ¡de cuánta sangre mi niño vienes!
¡Cómo te tejió mi gozo! ¡Cómo te soñé primero!...
y cuánto sudor allá en la vena, bajo el mar. El beso
antes de ser niño, fue minero.
¿Vienes?...
Te esperaba en el pan, migaja a migaja; te esperaba nocturno
iluminando mi secreto.
……
Te imagino desnudo en la sombra cálida, en la calle honda de mi vientre... ¿Vienes?
Esteban Gumucio, Canto desde el centro, p. 150. Esteban explicaba hacia el final de los versos: “La esposa del ‘desaparecido’ está embarazada. Habla con su niño que lleva en el vientre”.
¿De cuánta sangre vienen tantos niños y niñas en gestación? ¿De qué violencia, de cuánta miseria, de qué márgenes…? ¿A qué mundo vienen? ¿A qué peligros, a cuánto desamor, a qué soledades, a qué explotaciones estarán expuestos…?
Que nuestra oración de hoy sea por los millones de mujeres embarazadas y los millones de seres humanos que crecen día a día en los úteros de sus madres y esperan nacer. Son un ícono del Adviento. (Cada minuto nacen unos 250 niños en el mundo: 360 mil cada día). Vienen a esta tierra y quisieran que fuese acogedora, que les brindase el amor de una familia, les asegurase el pan de cada día, el derecho a una buena educación, un trabajo digno, oportunidades iguales, posibilidades de ser felices, una vejez protegida y serena. ¿Cuántos lo consiguen….? ¿Cuántos vienen ya “de tanta sangre” que llegan marcados con el sello de un destino inhumano?
Señor, que nacerás en un establo, pobre entre los pobres, solidario de la humanidad herida, mira con amor a las madres que esperan para sus hijos e hijas un mundo mejor del aquél en que fueron engendrados. ¡Ayúdanos a no defraudar la esperanza de los pobres!
Guillermo Rosas ss.cc.
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