Saturday, December 28, 2013

INTELECTUALES PARA UNA CONCIENCIA CRÍTICA


En 1894, el Capitán judío de origen alsaciano del Ejército francés Alfred Dreyfus fue acusado de espionaje (alta traición) por un tribunal militar y condenado a prisión perpetua en la isla del Diablo, de la Guayana Francesa, sin que hubiera ninguna prueba concluyente en la que se apoyara la acusación. Durante el juicio, la prensa antisemita calentó el ambiente para poner a la gente en contra del capitán. El juicio proviocó una profunda división en la sociedad francesa. El sector progresista, los republicanos y los socialistas defendieron su inocencia. Los partidos conservadores, el Gobierno, el Ejército y la Iglesia Católica lo declararon culpable. Reabierto el caso unos años después, pudo demostrarse la inocencia de Dreyfus y la culpabilidad del comandante Esterházy, pero el tribunal volvió a condenarlo, esta vez a diez años de prisión.

El 13 de nero de 1898, Émile Zola publicó en el diario francés L'Aurore una carta abierta al Presidente de la República francesa Félix Faure bajo el título "J'acuse", en la que defendía la inocencia del capitán judío alsaciano y responsabiliza al comandante Esterházy del espionaje, como quedó demostrado en el juicio, y al comandante Paty de Clam como primer culpable del espantoso error judicial que cometió contra Dreyfus, a quien consideraba "víctima de extraordinarias maquinaciones del medio clerical y del odio a los puercos judíos". La carta de Zola es considerado el comienzo de la figura del intelectual como persona comprometida en el espacio público y conciencia crítica del poder y de la sociedad...

Juan José Tamayo


los intelectuales no se instalan cómodamente en la realidad tal como es. se preguntan cómo debe ser y buscan su transformación. Desestabilizan el orden establecido, despiertan las conciencias adormecidas y revolucionan las mentes instaladas

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