Wednesday, December 11, 2013

Diario Vaticano / Confirmados, promovidos, degradados. Terremoto en la Congregación para la Educación Católica...


Terremoto en la Congregación para la Educación Católica, de la que el papa Francisco excluyó a nueve cardenales. Entre tanto, el nuevo secretario de Estado ha elegido su secretario particular, el inglés Robert D. Murphy, fuerte de cuatro años de servicio en Buenos Aires 

Por Sandro Magister

CIUDAD DEL VATICANO, 11 de diciembre de 2013 – Se ha consolidado el hecho que la reforma de la curia romana por obra del papa Francisco se profundizará, y precisamente por eso no se realizará en un lapso breve. La confirmación ha llegado de la segunda ronda de reuniones de los ocho cardenales que son sus "consejeros", llevada a cabo en Roma en los primeros días de diciembre y en presencia del pontífice.

"Nuestro trabajo recién ha comenzado", dijo uno de ellos, el cardenal de Boston Sean P. O’Malley. También el coordinador de los ocho, el cardenal hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, ha invitado a no apresurarse.

"Al mirar la historia – ha observado Maradiaga a propósito de la Constitución de Juan Pablo II sobre la curia, publicada en 1988 – la 'Pastor Bonus' llevó más de tres años. Tengan paciencia. Las cosas grandes no se pueden improvisar. La Iglesia comportan problemas grandes, que remiten a numerosas personas". 

Después agregó: "La participación del mundo es tan grande que para arribar a la síntesis es necesario discutir. Llegar a conclusiones toma tiempo. Y sobre todo – lo ha dicho el Papa – hay cosas que toman tiempo porque las reformas no son superficiales sino profundas, y para ello sirve el diálogo, la escucha y el discernimiento".

De todos modos, en espera de una radical reforma de la curia romana el papa Francisco ya comenzó a incidir en la "gobernancia" de los dicasterios romanos tal como están estructurados actualmente. 

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En efecto, el 16 de marzo, tres días después de la elección, el neo-electo pontífice había "expresado la voluntad que jefes y miembros de los dicasterios de la curia romana, como también los secretarios, inclusive el presidente de la pontificia comisión del Estado de la Ciudad del Vaticano, prosiguen respectivamente en sus respectivos cargos 'donec aliter provideatur'". Una fórmula, ésta última, que le dejaba las manos libres y que no había sido utilizada por sus predecesores, al confirmar a los dirigentes de la curia al comienzo de sus respectivos pontificados.

Ahora, después de haber transcurrido nueve meses de la elección, además de haber nombrado el 31 de agosto un nuevo secretario de Estado en la persona de Pietro Parolin y de haber estabilizado contextualmente los otros vértices de la Secretaría de Estado (el sustituto Angelo G. Becciu con el asesor monseñor Peter B. Wells, y el “ministro de relaciones internacionales” Dominique Mamberti con el vice Antoine Camilleri), el papa Jorge Mario Bergoglio ya confirmó, con algún desplazamiento e integración, los vértices de cuatro Congregaciones sobre nueve: Doctrina de la Fe, Propaganda Fide y el Clero el 21 de setiembre, Educación Católica el 30 de noviembre. También los de dos Pontificios Consejos sobre once: el de Laicos y el de Paz y Justicia el 24 de setiembre. 

Aparte del nombramiento de un nuevo penitenciario mayor en la persona del cardenal Mauro Piacenza, a quien lo transfirió de la más importante Congregación para el Clero, otros dirigentes de la curia quedan entonces en el cargo sólo "donec aliter provideatur", es decir, provisoriamente.

Este es el caso de los vértices de la Signatura Apostólica (en la que ha sido nombrado un secretario adjunto, el obispo Giuseppe Sciacca, desplazado de la secretaría general del governatorato), del APSA, de la Prefectura de Asuntos Económicos, del governatorato (donde hay un nuevo secretario general, el argentino Legionario de Cristo, Fernando Vérgez Álzaga) y de cinco Congregaciones: Iglesias Orientales, Culto Divino, Causa de los Santos, Obispos y de Vida Religiosa. Pero de todos modos en estos dos últimos dicasterios ya han sido elegidos dos nuevos secretarios, respectivamente el brasileño Ilson de Jesus Montanari y el franciscano español José Rodríguez Carballo.

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Entre las confirmaciones plenas es ciertamente la más interesante la de la Congregación para la Educación Católica, y no sólo porque en el pasado reciente – como lo documenta el reciente libro de Elisabetta Piqué, "Francesco. Vita e rivoluzione", editado en Italia por Lindau – el entonces cardenal Bergoglio tuvo algunas dificultades para hacer aceptar al dicasterio su decisión de elegir como nuevo rector de la Universidad Católica de Buenos Aires a monseñor Víctor Manuel Fernández (a quien como Papa ha querido significativamente elevar a la dignidad episcopal apenas dos meses después de haber sido elegido obispo de Roma).

Mientras que en el caso de las congregaciones para la Doctrina de la Fe y Propaganda Fidei el Papa confirmó en bloque a los miembros de ambos dicasterios, y por el contrario en la Congregación para el Clero no confirmó a ninguno, en la Congregación para la Educación Católica el pontífice ha intervenido a fondo con confirmaciones, con agregados de nuevos miembros y con degradados.

Francisco confirmó como prefecto de la Congregación para la Educación Católica al cardenal polaco Zenon Grocholewski, de 74 años de edad (llegará a la edad de retiro en octubre de 2014), en el cargo desde 1999, y como secretario del mismo dicasterio al arzobispo italiano Angelo Vincenzo Zani, de 63 años de edad, en el cargo desde noviembre de 2012, cuando tomó el puesto del dominico francés Jean-Louis Brugués, ahora archivista y bibliotecario de Santa Romana Chiesa y en esta forma en lista de espera para la púrpura cardenalicia en el consistorio ya fijado para el próximo febrero. 

Además, el Papa ha nombrado once nuevos miembros de la Congregación y ha confirmado a otros 23. 

Entre los nuevos miembros, siete son cardenales: el libanés Béchara Boutros Raï, patriarca de los maronitas; el brasileño Odilo P. Scherer, de San Pablo; el keniata John Njue, de Nairobi; el estadounidense Timothy M. Dolan, de Nueva York; el chino John Tong Hon, de Hong Kong; el filipino Luis A. G. Tagle, de Manila; el suizo Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos.

Cuatro son arzobispos: el italiano Beniamino Stella, prefecto de la Congregación para el Clero; el mexicano Jorge Carlos Patrón Wong, neo-secretario para los seminarios de la misma Congregación; Ricardo Ezzati Andrello, de Santiago de Chile; el polaco Marek Jedraszewski, de Lódz.

Entre los confirmados, veinte son cardenales: el español Antonio M. Rouco Varela, de Madrid; el austríaco Christoph Schönborn, de Viena; el lituano Audrys J. Backis, emérito de Vilnius; el hondureño Óscar A. Rodríguez Maradiaga, de Tegucigalpa; el portugués José da Cruz Policarpo, emérito de Lisboa; el ganés Peter K. A. Turkson (curial), el croata Josip Bozanic, de Zagreb; el húngaro Péter Erdo, de Budapest; el canadiense Marc Ouellet (curial); el francés Jean-Pierre Ricard, de Bordeaux; el indio Oswald Gracias, de Mumbai; el zairano Laurent Monsengwo Pasinya, de Kinshasa; el alemán Reinhard Marx, de Munich; el canadiense Thomas C. Collins, de Toronto; el holandés Willem J. Eijk, de Utrecht; el argentino Leonardo Sandri (curial), los italianos Gianfranco Ravasi y Fernando Filoni (curial), el brasileño João Braz de Aviz (curial), el estadounidense Edwin F. O'Brien (curial). Más dos arzobispos: el argentino Alfredo H. Zecca, de Tucumán, y el alemán Gerhard L. Müller, curial. Y el obispo suizo Charles Morerod, de Lausana.

Pero la lista más curiosa es la de los degradados. Además de los cardenales Godfried Danneels, Juan Sandoval Iñiguez y Raffaele Farina, quienes ya han cumplido 80 años de edad, ya no es más miembro de la Congregación Dionigi Tettamanzi, quien los cumplirá el próximo mes de marzo.

Así como no fueron confirmados los cardenales William J. Levada y Mauro Piacenza, de hecho sustituidos por los respectivos sucesores en las Congregación para la Doctrina de la Fe y en la Congregación para el Clero: Müller y Stella. 

Pero degradados están también los cardenales Stanislaw Dziwisz, de Cracovia, Giuseppe Betori, de Florencia y Rainer Maria Woelki, de Berlín. Curiosamente, estos dos últimos estaban en el cargo desde apenas hacía un año, al haber sido nombrados miembros de la Congregación luego del consistorio que los ha visto creados cardenales en febrero de 2012.

En la práctica, entonces, la nueva Congregación para la Educación Católica diseñada por Bergoglio es menos italiana (salen Tettamanzi, Betori, Farina y Piacenza, mientras que sólo ingresa Stella), menos europea (además de los italianos también salen Danneels, Dziwisz y Woelki, mientras que además de Stella sólo ingresan Koch y Jedraszewski), pero más latinoamericana (sale Sandoval, pero ingresan Scherer, Patrón y Ezzati) y más asiática (ninguna pérdida y tres nuevos ingresos: Rai, Tong e Tagle).

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Ahora será interesante ver cuales resultados podrá producir el tratamiento de Bergoglio en los otros dicasterios, comenzando por el dicasterio clave que es el de los obispos, que colabora con el Papa en la elección de los prelados de la mayor parte del mundo: desde Europa a América, desde Australia a Filipinas.

Actualmente, sobre 33 miembros de esta Congregación los italianos son 12 y los europeos 25 en total, 4 estadounidenses, 3 latinoamericanos, uno proveniente de Oceanía. Proporciones que es difícil pensar que puedan permanecer invariables.

Pero más allá de las proporciones numéricas será interesante ver a quien confirmará, nombrará o degradará el papa Francisco en este decisivo dicasterio.

En este sentido, es curioso notar cómo, desde el campo progresista, llegan ya pedidos perentorios. Lo ha hecho, por ejemplo, el "National Catholic Reporter", que ha pedido la cabeza del cardenal estadounidense Raymond L. Burke, demasiado conservador para los gustos del semanario. Pero ya se verá en qué medida el Papa querrá escuchar estos consejos no desinteresados. 

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Un último comentario respecto a la Secretaría de Estado. En los primeros días de diciembre, con ocasión de un par de presentaciones de libros y de una Misa en sufragio del ex decano del cuerpo diplomático, hizo su aparición pública, con muchas citas en "L'Osservatore Romano", el nuevo secretario particular del nuevo secretario de Estado, el arzobispo Pietro Parolin.

Se trata del británico Robert David Murphy, nacido el 4 de febrero de 1973 en Solihull, en las West Midlands inglesas, a pocas millas de Birmingham, cuya biografía eclesiástica no está exenta de interés.

Después de haber estudiado literatura y derecho civil en Cambridge, ingresó en 1995 al seminario en el Instituto Católico de París, donde obtuvo el bachillerato en filosofía y teología. Por invitación de su obispo, en esa época Maurice Couve de Murville, se trasladó a Roma, donde alcanza la licencia en teología en la Gregoriana.

En el 2001 Murphy fue ordenado sacerdote por la diócesis de Birmingham, sostenida desde el 2000 por Vincent G. Nichols, el actual arzobispo de Westminster. Durante cuatro años fue vicario parroquial y capellán en tres escuelas, en el hospital y en la cárcel de Stafford. En el 2004 ingresó en la Pontificia Academia Eclesiástica, la escuela diplomática de la Santa Sede, presidida en esa época por el español Justo Mullor García. En este período consiguió el doctorado en teología fundamental en la Gregoriana, sobre el tema: “Hierarchy and communion: elements in tension in the exercise of ecclesial authority and the retrieval of a canonical space of reception. A proposal in dialogue with the ecclesiology of Yves Congar, O.P.” [Jerarquía y comunión: elementos en tensión en el ejercicio de la autoridad eclesial y la recuperación de un espacio canónico de recepción. Una propuesta en diálogo con la eclesiología de Yves Congar, O.P.]. Entre sus compañeros de curso se contaban Roberto Lucchini, quien posteriormente llegó a ser segundo secretario del cardenal secretario de Estado, Tarcisio Bertone, y Fabrice Rivet, hoy secretario del sustituto Angelo G. Becciu.

En el verano del 2007, al finalizar sus estudios en la Academia, Murphy fue enviado a la nunciatura en Colombia, donde encontró como nuncio al arzobispo Beniamino Stella, actual prefecto de la Congregación para el Clero, que en octubre de ese mismo año fue llamado a Roma para presidir la Academia eclesiástica.

Después de solo un año de permanencia en Bogotá, Murphy fue enviado en el 2008 a la representación pontificia en Argentina, donde llegó a ser el número dos del entonces nuncio Adriano Bernardini, a quien el citado libro de Elisabetta Piqué pone en la cima de los históricos “adversarios en el clero” de Bergoglio, en ese entonces arzobispo de Buenos Aires. Murphy reemplazó en la nunciatura argentina a monseñor Alberto Perlasca, transferido a Roma, donde hasta ahora guía la importante sección administrativa de la Secretaría de Estado.

En el 2011 Murphy fue destinado en un primer momento a la sede de la ONU en Ginebra, pero luego hubo una contraorden y permanece en Argentina, donde entre diciembre y marzo de 2012 estuvo a cargo "ad interim" de la embajada vaticana en el intervalo entre la salida de Bernardini, llamado a guiar la prestigiosa nunciatura en Italia, y el ingreso del nuevo nuncio, el suizo Emil Paul Tscherrig, quien – siempre según las palabras de Elisabetta Piqué – tuvo, contrariamente a aquél, una excelente relación con Bergoglio.

En el verano del 2012 Murphy fue transferido a la nunciatura de Berlín. Allí permanecerá poco más de un año. En noviembre pasado, en efecto, vuelve a Roma para trabajar al lado del nuevo secretario de Estado.


Chiesa

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