El Papa regala a los asistentes al Angelus un Evangelio de bolsillo
Bergoglio recuerda el genocidio de Ruanda y a las víctimas del Ébola
(Jesús Bastante).- La Palabra de Dios, recibida gratis, ha de ser proclamada gratuitamente. Esto es lo que pensó este mediodía el Papa Bergoglio, cuando decidió entregar un pequeño Evangelio de bolsilloa todos los fieles presentes en el Angelus de la plaza de San Pedro. En una mañana soleada, ante decenas de miles de fieles, Francisco recordó el pasaje de la resurrección de Lázaro: "¡No hay ningún límite para la misericordia divina, ofrecida a todos!", proclamó el Papa.
"Jesús nos invita, casi nos ordena, a salir de la tumba en la cual nuestros pecados nos han hundido" expresó el Papa, quien incidió en que "sobre la Palabra del Señor nosotros creemos que la vida de quien cree en Jesús y sigue su mandamiento, después de la muerte será transformada en una vida nueva e inmortal".
"Como Jesús ha resucitado con el propio cuerpo, pero no ha regresado a una vida terrena, así nosotros resurgiremos con nuestros cuerpos que serán transfigurados en cuerpos gloriosos. Él nos espera junto al Padre, y la fuerza del Espíritu Santo que lo resucitó a Él, resucitará también al que está unido a él", explicó Bergoglio.
El Vicario de Cristo dijo que el grito de Jesús a Lázaro está dirigido a cada hombre, porque todos estamos signados por la muerte; "es la voz de Aquel que es el dueño de la vida y quiere que todos tengamos vida en abundancia".
"Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido con nuestras elecciones de mal y de muerte... nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que nos hemos encerrado, contentándonos con una vida falsa, egoísta, mediocre" Dejémonos aferrar, liberar, por las palabras que Jesús nos repite a cada uno: "salí afuera". Nuestra resurrección empieza cuando decidimos obedecer a la orden de Jesús de salir a la luz, a la vida.
Francisco Papa dijo también que el gesto de Jesús de resucitar a Lázaro era demasiado grande, demasiado claramente divino como para ser tolerado por los sumos sacerdotes, que tomaron la decisión de matar a Jesús.
"Jesús nos espera junto al Padre. Y la fuerza del Espiritu Santo, que le ha resucitado a él, nos recucitará a quien está unido a él", añadió el Pontífice, quien apuntó que, al igual que Cristo gritó con fuerza a Lázaro "sal fuera", y el muerto salió, "hay un grito dirigido a cada uno de nosotros, porque todos estamos marcados por la muerte, es la voz de aquel que es el patrón de la vida, y quiere que todos la tengan en abundancia".
"Cristo no se resigna a los sepulcros que nos hemos construido con nuestras elecciones del mal y del pecado. Él no se resigna. El nos invita, casi nos ordena, que salgamos de la tumba en la que nos han huniddo nuestros pecados. Nos llama insistentemente a salir de la oscuridad de la prisión en la que nos hemos encerrado", añadió Francisco, quien invitó a los fieles a "liberarnos de las vendas del orgullo, porque el orgullo nos hace esclavos, de tantos ídolos".
Así comienza nuestra resurrección, "cuando decidios obedecer a este mandamiento de Jesús saliendo a la luz, a la vida, cuando de nuestra cara caen las máscaras" "Las máscaras tienen que caer, y encontrar el valor de nuestro rostro original, creado a imagen y semejanza de Dios".
"Escuchad bien: ¡No hay ningún límite para la misericordia divina, ofrecida a todos! Recordad bien esta frase, y podemos decirla juntos", indicó Bergoglio, quien hizo repetir, hasta en dos ocasiones, esta imprecación.
Tras el Angelus, Francisco recordó el 20 aniversario del genocidio de Ruanda. "En esta circunstancia deseo expresar mi cercanía al pueblo ruandés, animándolo a continuar con determinación y esperanza el proceso de reconciliación que ya ha manifestado sus frutos".
A su vez, también tuvo palabras de recuerdo al quinto aniversario de terremoto de L'Aquila, y "por las víctimas del virus Ébola que se ha desarrollado en Guinea y países limítrofes. El Señor sostenga los esfuerzos para asegurar cuidado y asistencia a los necesitados".
A su vez, también tuvo palabras de recuerdo al quinto aniversario de terremoto de L'Aquila, y "por las víctimas del virus Ébola que se ha desarrollado en Guinea y países limítrofes. El Señor sostenga los esfuerzos para asegurar cuidado y asistencia a los necesitados".
Finalmente, el Papa recordó la antigua tradición de regalar un Evangelio a los catecúmenos, y quiso hacer los propio con los asistentes al Angelus. Quiero ofreceros a vosotros, como signo para todos, un Evangelio de bolsillo (lo enseña), que os será distribuido gratuitamente...
Ess Jesús el que os habla, es la palabra de Jesús. Y como él os digo: gratuitamente lo habéis recigido, grautitamente dad el mensaje del Evangelio".
Ess Jesús el que os habla, es la palabra de Jesús. Y como él os digo: gratuitamente lo habéis recigido, grautitamente dad el mensaje del Evangelio".
"Hagamos una cosa: A cambio de este don, haced un gesto de amor gratuito, una oración por los enemigos, una reconciliación, algo de esto...", concluyó el Papa.
RD
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