Wednesday, July 04, 2007

Un momento para la oración


Mateo 8, 28-34
Al llegar a la otra orilla, a la tierra de Gadara, dos endemoniados salieron de entre los sepulcros y vinieron a su encuentro. Eran hombres tan salvajes que nadie se atrevía a pasar por aquel camino. Y se pusieron a gritar: «¡No te metas con nosotros, Hijo de Dios! ¿Has venido aquí para atormentarnos antes de tiempo?» A cierta distancia de allí había una gran piara de cerdos comiendo. Los demonios suplicaron a Jesús: «Si nos expulsas, envíanos a esa piara de cerdos». Jesús les dijo: «Vayan». Salieron y entraron en los cerdos. Al momento toda la piara se lanzó hacia el lago por la pendiente, y allí se ahogaron. Los cuidadores huyeron, fueron a la ciudad y contaron todo lo sucedido, y lo que había pasado con los endemoniados. Entonces todos los habitantes salieron al encuentro de Jesús y, no bien lo vieron, le rogaron que se alejase de sus tierras.
¡Qué me está dicxiendo el Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

Señor, en ocasiones he tenido temor de personas locas o paranoicas, que se comportan en formas inesperadas. Tú no temías estos demonios; ellos te temían. En Tí yo siento una fortaleza que puede enfrentar y vencer cualquier mal de este mundo. El final de este lectura es triste: los habitantes de Gadara también temieron al hombre que tenía esa valentía, y no desearon tenerlo cerca. Me pregunto cómo reaccionaré al enfrentar a una persona excepcional. ¿Me escabulliré de su compañía?

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