Friday, February 01, 2008

Un momento para la oración


Marcos 4, 26-34
Jesús dijo además: "Escuchen esta comparación del Reino de Dios. Un hombre esparce la semilla en la tierra, y ya duerma o esté despierto, sea de noche o de día, la semilla brota y crece, sin que él sepa cómo. La Tierra da fruto por sí misma: primero la hierba, luego la espiga, y por último la espiga se llena de granos. Y cuando el grano está maduro, se le mete la hoz, pues ha llegado el tiempo de la cosecha. Jesús les dijo también: "¿A que se parece el Reino de Dios? ¿Con qué comparación lo podríamos expresar? Es semejante a una semilla de mostaza; al sembrarla, es la más pequeña de todas las semillas que se echan en la tierra, pero un vez sembrada, crece y se hace más grande que todas las plantas del huerto, y sus ramas se hacen tan grandes que los pájaros del cielo buscan refugio bajo su sombra." Jesús usaba muchas parábolas como éstas para anunciar la Palabra, adaptándose a la capacidad de la gente. No les decía nada sin usar parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.
¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy
Cosas sencillas que hacemos o decimos pueden tener influencias enormes.
Una persona puede afectar a muchos, incluso sin saberlo.
El Reino de Dios crece con su propio ímpetu en el mundo, como una buena semilla bajo tierra, y nadie puede detenerlo.
Dios es el Dios de aquí,. de allá y de todas partes.
Las semillas pueden germinar en cualquier lugar del potrero, y el Reino puede encontrar su lugar en las vidas de individuos y comunidades, en formas sorprendentes.
El árbol de la mostaza se convierte en un árbol para todos;
el Reino de Dios es para cada hombre, mujer o niño.
¿Has traído alguna vez algo del Reino de Dios - amor y paz, oración y fe, justicia y esperanza - sin reconocerlo como tal?
Que este pensamiento llene de gratitud tu mente y tu corazón, mientras estás en oración.
De Espacio Sagrado

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