La Fiesta de Corpus Cristi, que la Iglesia celebra esta semana, conmemora el regalo que Jesús hace de Sí Mismo en la Eucaristía. Éste sería el símbolo de la unidad - extranjeros compartiendo la única Mesa, muchos granos de trigo formando un solo Pan, muchas uvas formando el Vino compartido.
Pero éste se ha convertido en el origen de una división: es el aspecto de nuestra religión sobre el cual los cristianos están más en desacuerdo. En el cuarto Evangelio, San Juan, consciente de estas divisiones, presenta su relato de la Última Cena, no con la Eucaristía, sino con Jesús lavando los pies de los apóstoles.
Si no podemos encontrar unidad en la liturgia y en los sacramentos, siempre la podemos encontrar en el servicio; en éste somos requeridos, como lo fué Jesús, no por la teología sino por las necesidades de nuestros vecinos.
Seguiremos orando, tal como Jesús, para que todos sus seguidores puedan eventualmente unirse, también, en la Eucaristía.
Espacio Sagrado
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