«Al momento la red se puso tensa y se rompía por la abundancia de peces.»
Lc 5, 6
Para no verme sepultado en lo inmediato, aunque lo inmediato se imponga. Recordar, si acaso uno pierde la moral, los momentos alegres, y agradecerlos, pero entender también que la propia historia ha de tener de todo. Mirar, con esperanza, al futuro, a lo que uno va construyendo en la vida. Saber que cualquier proyecto implica tiempo, dedicación, vida, entrega.
Plantar los cimientos en la historia que Tú haces en mí, Señor. Una historia de amistad y amor, de llamada y envío, de éxitos y fracasos, pues de todo habrá... Esto es parte de la vida oculta, cotidiana, sencilla. Bendice mi historia, Señor.
¿Cuál es la memoria que me hace fuerte si el presente cuesta?
¿Cuál es el futuro que me da esperanza si el presente cuesta?
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