Wednesday, June 17, 2009

Mons. Ignacio Ortúzar, un sacerdote "muy sacerdote"


En medio del cariño del clero y de los fieles de Santiago se realizaron funerales de Mons. Ignacio Órtuzar. Fue un sacerdote muy querido por su cercanía y sabiduría, dijo el Cardenal Francisco Javier Errázuriz


La parroquia Inmaculada Concepción de Vitacura se hizo estrecha para recibir a los numerosos fieles, sacerdotes y diáconos que llegaron en la mañana de este martes 16 de junio para despedir los restos mortales de Monseñor Ignacio Órtuzar. La Misa de exequias fue presidida por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz y concelebrada por los obispos auxiliares de Santiago Monseñor Andrés Arteaga, Monseñor Cristián Contreras V. y Monseñor Fernando Chomali; el Obispo de Melipilla, Monseñor Enrique Troncoso; el Obispo Auxiliar de Concepción, Monseñor Pedro Ossandón; los obispos eméritos Monseñor Bernardino Piñera, Monseñor Patricio Infante y Monseñor Alberto Jara; prácticamente la totalidad de los vicarios zonales y ambientales de Santiago, y de numerosos sacerdotes de la arquidiócesis.

A la eucaristía asistieron, entre otras autoridades, el ex Presidente Patricio Aylwin y el ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera-Gallo.

Al comenzar la Eucaristía, el Arzobispo de Santiago, Cardenal Errázuriz, se refirió a Monseñor Ortúzar como “uno de los sacerdotes más queridos de nuestra arquidiócesis, querido por los sacerdotes por su consejo, su dirección espiritual, por su atención a ellos en el sacramento de la reconciliación. Querido por los fieles, por su sabiduría, su amor a la verdad, su gran bondad, interesado en todas las cosas de la Iglesia, las cosas del país, habiendo sido capellán en La Moneda. Tan reconocido que el mismo Santo Padre decidió en indeterminado momento hacerlo Obispo. Quisiéramos agradecerle a Dios por su vida y por todos los dones que nos ha dado en el nombre del Señor”.


Un hombre de Dios


Al momento de la homilía, el Padre Juan Bagá resaltó algunos rasgos de la vida y testimonio de Monseñor Ignacio Ortúzar, como su “memoria de elefante. Siempre le consultábamos para saber las edades de muchos sacerdotes y obispos, fechas de ordenación, números de teléfonos, etc.”. Entre sus características principales, destacó que don Ignacio fue “muy sacerdote, hombre de Dios para servir a los hombres, siempre disponible, incansable visitador de enfermos, incansable confesor, atento siempre a los atisbos de vocaciones sacerdotal y religiosa”. Recordó que siendo párroco en San Bernardo le correspondió “asilar al Padre Juan Alsina hasta el mismo día de su martirio”.

Finalmente, el Padre Juan Bagá dijo que “sabemos que con él (Mons. Ignacio Órtuzar) también hemos llegado a los cielos un poco cada uno de nosotros, pues sabemos cómo nos quería a cada uno y cómo rezaba por todos”.

Al finalizar la eucaristía y antes del responso presidido por el Cardenal Francisco Javier Errázuriz, el Padre Julio Dutilh, encargado del Departamento de Clero, hizo una oración a Dios y resaltó otros aspectos de la labor de Monseñor Ortúzar.


Hombre misericordioso

El arzobispo emérito de Antofagasta, Monseñor Patricio Infante, confiesa que “me estremecí ante sus condiciones de hombre de Dios, un hombre abierto, misericordioso, inteligente, prudente, y como párroco fue un muy buen pastor”. Luego, agregó que don Ignacio “quiso mucho a los suyos y creo que también ha sido muy querido por todos nosotros”.

Por su parte, el ministro Secretario General de la Presidencia, José Antonio Viera–Gallo dijo que el fallecido Padre Ignacio “era un gran hombre, un gran cristiano, un gran sacerdote. Tuvo misiones muy importantes y siempre estuvo al tanto de la gente”. El Vicario de la Zona Cordillera, Padre Fernando Vives, señaló que Monseñor Ortúzar “vivió una experiencia de Dios profunda, seria, fue configurando su corazón según el corazón de Jesús Buen Pastor. Fue un hombre fraterno, cercano, acogedor, una invitación para todos nosotros a tener la misma actitud, que fue la de Cristo. Un hombre netamente de Iglesia, que la amaba y se desvivió por ella, se jugó por ella en distintos momentos, con distintos cargos, desde los más humildes a los más representativos. Fue un pastor con una inmensa caridad para con todos, se jugó por los más pobres, defendiendo sus derechos y siendo el rostro de Cristo en un mundo muy actual. Fue un hombre de nuestra época”.
El párroco de la Inmaculada Concepción, Padre Eduardo Howard, destacó “la naturaleza y la espontaneidad con la que él vivía la fe y, por lo mismo, su ministerio sacerdotal, no con actitudes afectadas, sino que en lo cotidiano de la vida uno descubría que era un hombre entregado a Dios y dispuesto, por eso, al servicio de los demás. Lo segundo, que siempre estaba muy dispuesto a atender cualquiera solicitud que le llegara, a acoger a la gente para atenderla y, creo, siempre con la perspectiva de conducirla al encuentro con Dios, su preocupación más de fondo”.

El Canónigo de la Catedral y párroco de San Francisco Solano, en La Florida, Padre Ignacio Muñoz, dijo que “el gran legado que deja el Monseñor Ignacio Ortúzar es su gran preocupación por los sacerdotes. Los acompañaba mucho, los quería mucho, no sólo cuando estuvo en el Departamento del Clero, sino que en general, toda su vida fue de mucha preocupación por los sacerdotes. Hasta el último visitaba a los enfermos, ya sea en sus casas o en la clínica. La última señal hermosa fue que, estando muy grave, se levantó y fue a la misa del padre Pepe Valdés, en silla de ruedas y con oxígeno. Y a los pocos días murió.

El Padre Roberto Bolton, ya sin vista y en silla de ruedas, señalo que era tal vez el más antiguo entre los amigos de Monseñor Ortúzar, “desde los 11 o 12 años de edad estuvimos juntos siempre. Mi vocación sacerdotal fue encaminada en principio por el Padre Hurtado, y al Padre Hurtado me llevó Nacho Ortúzar”.



Fuente DOP www.iglesiadesantiago.cl

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