La propuesta de la conferenciante pasaba por mirar al futuro con el conocimiento de que no será igual en número, estilo o apariencia a lo que fue en los últimos siglos. “Nuestras comunidades serán menores y menos institucionalizadas y como el resto de la población de occidente con más años (hoy en el mundo occidental los años más productivos están entre los 50-75 mientras que antes estaban entre los 35-45)… seremos, dijo, discípulas personalmente convocadas por Cristo para entregarle nuestra vida como se ha hecho desde el siglo I”
La universidad aprovechó el acto para presentar una exposición itinerante sobre las 250.000 religiosas que ayudaron a hacer los Estados Unidos desde la llegada de las primeras hermanas ursulinas hace 300 años. El boom de vocaciones duró entre 1850 y 1950 en las que miles de mujeres, la mayoría misioneras, dieron educación, sanidad y servicios sociales a las oleadas de inmigrantes que llegaron de Europa. Estas mujeres se integraron en instituciones jerarquizadas pero ese modelo fue el suyo, pero no el nuestro, dijo la conferenciante
Tras la II Guerra Mundial había 180.000 religiosas en USA una cifra que se puede comparar con la actual de 60.000, mujeres entregadas a la proclamación del Reino. Hay muchas cosas que llorar en nuestra Iglesia pero la vida de las religiosas americanas, aunque haya disminuido en número, no es una de ellas, comentó Schneiders. El declinar no ha sido por infidelidad sino por el menor número de hijos en las familias católicas y las mayores posibilidades que tienen las mujeres en nuestra sociedad.
La vida religiosa es la más antigua forma de vocación en la Iglesia, anterior que el matrimonio o el ministerio ordenado y en tiempo de fuertes crisis supuso la mayor esperanza del cristianismo.
Los tiempos han cambiado, las vocaciones surgen mucho más tarde y serán menores pero no por eso menos vitales. Probablemente no habrá un aumento como el que nació tras la guerra, pero ya no hacemos falta en colegios u hospitales. El cambio de unos ministerios institucionalizados, con los que todavía se asocia a las religiosas, a otros modelos será duro de aceptar pero aquello no son los lugares con mayor necesidad. Las religiosas han optado por escoger ministerios que no han estado tradicionalmente ligados a sus personas. La conferenciante los divide en 4 grupos:
1- Ministerios enfocados a cambiar estructuras injustas
2- Ministerios para trabajar directamente con las víctimas
3- Intelectuales y artistas que buscan explicar la fe
4- Trabajo espiritual para el crecimiento de la fe
Son ministerios carismáticos y proféticos, que difieren de los anteriores sobre todo en que se hacen individualmente porque las religiosas se han especializado. No hay uniformidad en sus trabajos pero su diversidad puede generar otro tipo de unidad. Se vive en los lugares donde es precioso extender el evangelio y no en grandes monasterios, se trabaja con los laicos en plano de igualdad lo que se ve como conflictivo desde la sensibilidad patriarcal de la Iglesia institucionalizada. Pero el conflicto es algo que hay que aceptar.
¿Cómo hacernos visibles en esta forma de vida tan poco ostentosa? Este es uno de los retos que debemos asumir, dice Schneiders, pero renunciando a los anticuados hábitos y a los uniformes por modernos que sean. Si somos capaces de re-articular nuestra identidad ministerial en términos actuales nos haremos de nuevo visibles.
Isabel Gómez Acebo
Cajón de ilusiones
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