Benedicto XVI: «Que María vele sobre la reunión de Asís»

Tres nuevos santos en la Iglesia, que celebra hoy la Jornada Misionera Mundial

REDACCION
CIUDAD DEL VATICANO

En el momento de la oración mariana del Ángelus en la plaza de San Pedro, al finalizar la misa en la que proclamó tres nuevos santos —los italianos Guido Maria Conforti y Luigi Guanella, y la española Bonifacia Rodríguez de Castro—, Benedicto XVI quiso confiar a la intercesión de la Virgen «también la Jornada de reflexión, diálogo y oración por la paz y la justicia en el mundo» que tendrá lugar en Asís el próximo jueves 27 de octubre: «un peregrinaje a Asís —recordó el Papa—, a 25 años de aquel convocado por el beato Juan Pablo II».

«Una vez más, Italia ha dado a la Iglesia y al mundo testigos del Evangelio; alabemos al Señor y oremos porque en esta nación la fe no cese de renovarse y de producir buenos frutos.» De este modo, Benedicto XVI se dirigió a los fieles italianos antes de la recitación del Ángelus en la plaza San Pedro, al finalizar la misa en la que proclamó nuevos santos.

Durante la homilía, el Pontífice dijo: «Nuestra liturgia dominical se enriquece hoy con varios motivos de agradecimiento y de súplica a Dios. Mientras, de hecho, celebramos con toda la Iglesia la Jornada Misionera Mundial —cita anual que busca dar impulso y despertar el compromiso por la actividad misionera—, alabamos al Señor por tres nuevos santos: el obispo Guido Maria Conforti, el sacerdote Luigi Guanella y la religiosa Bonifacia Rodríguez de Castro. Con alegría saludo a todos los presentes, en particular a las delegaciones oficiales y a los numerosos peregrinos que acudieron para festejar a estos tres ejemplares discípulos de Cristo. La Palabra del Señor, que resonó hace poco en el Evangelio, nos ha recordado que toda la Ley divina se resume en el amor. El evangelista Mateo cuenta que los fariseos, después de que Jesús respondiera a los saduceos dejándolos sin palabras, se reunieron para ponerlo a prueba. Uno de estos interlocutores, un doctor de la ley, le preguntó: “Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento de la Ley?”.

Ante la pregunta, intencionadamente insidiosa, Jesús responde con absoluta sencillez: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Es éste el primer y más importante mandamiento”. De hecho, lo que por sobre todas las cosas se nos exige a cada uno de nosotros es que Dios esté presente en nuestra vida. Él debe, como dice la Escritura, penetrar todos los estratos de nuestro ser y llenarlos por completo: el corazón debe saber de Él y dejarse tocar por Él; y así también el alma, las energías de nuestra voluntad y decisión, y también la inteligencia y el pensamiento.Es poder decir lo que san Pablo dijo a los gálatas: "ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mi"».

Vatican Insider