"Con veinte años, se hace monja carmelita. Las graves enfermedades se unen a una lucha interior que culmina a la edad de treinta y nueve años. A partir de entonces, comienza a describir experiencias de profunda unión con Dios.
Paralelamente, la Santa inicia y desarrolla la reforma de su Orden. En mil quinientos sesenta y dos, funda en Ávila el primero de los diecisiete monasterios carmelitas que instituirá durante su vida. Con san Juan de la Cruz, trazará la reforma de los frailes de la Orden.
A pesar de no tener una formación académica, la Santa hizo tesoro de buenas lecturas, conoció a muchos santos y bebió de los Padres de la Iglesia. Entre sus obras, destacan el Libro de la vida, en el que presenta su alma a san Juan de Ávila; Camino de perfección, dedicado a sus religiosas como programa espiritual y, su gran obra de madurez, El Castillo interior o las Moradas, en la que muestra el desarrollo de la vida cristiana hacia la santidad.
En su espiritualidad destaca la perfección como aspiración de toda la vida cristiana. En ella confluyen su visión de la humanidad de Jesús y su relación con Él en la oración, la escucha viva de la Palabra, su amor a la Iglesia y las virtudes evangélicas como base de toda vida cristiana".
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