En la víspera de la reunión histórica la intervención del presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso en "Tracce": encontremos al otro sin pretender que nos siga, pero tampoco poniendo nuestra fe entre paréntesis
CIUDAD DEL VATICANO
"No se trata de repetir lo que fue hecho en 1986, sino de celebrar un acontecimiento y recordar una gran verdad que el Papa ha acuñado con una fórmula inspirada: "Quien se dirige a Dios no puede no transmitir paz. Quién construye la paz, no puede no acercarse a Dios".
Lo escribe el cardenal Jean Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso, a propósito del encuentro de Asís convocado por Benedicto XVI con ocasión del XXV aniversario del primer encuentro promovido por Juan Pablo II. Tauran ha publicado sus reflexiones en la revista “Tracce”, publicación italiana de "Huellas", mensual del movimiento Comunión y Liberación.
Lo primero, el cardinal subraya la novedad de este Asís III, es decir la presencia de no creyentes, que define como personas que están buscando a Dios". "Se trata de ofrecer – escribe Tauran – una ocasión a los llamados "no creyentes" para interpelar a los creyentes y en particular exigirles un testimonio de vida que sea coherente con la religión que profesan, y a los creyentes la ocasión de compartir con los no creyentes el tesoro que es su fe y, con ello, demostrar al mundo que Dios no es un peligro para la sociedad, como dice el Papa".
El cardenal resume en cinco actitudes el llamado "espíritu de Asís". La primera es "mostrarnos disponibles a salir de nuestras casas, de nuestros templos, para escuchar a quién vive y cree también de manera diferente a nosotros. Ensegundo lugar, considerar a los agnósticos como "buscadores de Dios" y ayudarles en su búsqueda del Absoluto...Tercer punto: no hay que ser tímidos dando cuenta de nuestra fe; pero siempre, como recomendaba San Pedro, "con dulzura y respeto"... La cuarta actitud, desear el encuentro con el otro en su alteridad sin pretender que nos siga, pero tampoco poniendo la fe entre paréntesis: no se dialoga en la ambigüedad. Para terminar, rechazar el individualismo y la indiferencia religiosa, más bien ver en el pluralismo religioso una emulación espiritual".
Para Tauran, el encuentro de Asís representa también una ocasión para "recordar la exigencia de la libertad de religión, que no es un derecho más entre los otros sino un derecho fundamental". La libertad religiosa, explica el purpurado francés, "supera con diferencia la libertad de culto. Es la posibilidad de participar en el diálogo público como creyentes. La libertad de religión, por lo tanto, es una fuerza para la paz".
"Ciertamente el Papa- sigue escribiendo el presidente del dicasterio para Diálogo Interreligioso- tendrá ocasión de repetir lo que decía Juan Pablo II: "Si queremos que el mundo se convierta finalmente una casa de paz, la oración es la fuerza necesaria para implorarla y obtenerla". El sentimiento religioso no sólo hace que crezca en nosotros la interioridad, sino que nos da también el verdadero significado de nuestra presencia en el mundo. Es más, se puede decir, que la dimensión religiosa empuja a los creyentes a ofrecer con más ardor su contribución para la construcción de una sociedad armoniosa en la cual reine la paz".
Tauran también insiste en la importancia de recordar a los hombres el "deber de contribuir en la organización de una sociedad en la cual los hombres y las mujeres nunca sean privados de las fuentes de luz y de las propuestas con sentido que puedan iluminarles y servirles de apoyo: ante la experimentación en el hombre, el aborto, la eutanasia, la banalización de la sexualidad, la dictadura de las apariencias, los cristianos tienen que colaborar a favor de todo aquello que va hacia el sentido humano y la humanización".
Para terminar, El cardenal francés afirma: "Pienso que de Asís podría ponerse en marcha un mensaje dirigido tanto a loslegisladores como a los maestros y profesores: que sea respetada la persona que busca siempre la verdad ante el enigma de su condición. Para que los jóvenes puedan ser educados hacia un sentido crítico que les permita elegir entre lo verdadero y lo falso, apreciar las grandes tradiciones culturales abiertas a la transcendencia que expresan de un modo claro nuestra aspiración a la verdad y a la libertad".
Vatican Insider
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