Entrevista con Guillermo Hurtado, filósofo y profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, que participará en el encuentro interreligioso de Asís
CIUDAD DEL VATICANO
Sin los “ateos” el encuentro de Asís estaría incompleto. Palabra del filósofo mexicano Guillermo Hurtado, el más joven de miembro de la delegación de “no creyentes” que participará este 27 de octubre en la Jornada de Reflexión, Diálogo y Oración por la Paz y la Justicia en el Mundo. Para el “agnóstico” la reunión que encabezará el Papa en esa ciudad italiana ya no será “interreligiosa”, por primera vez englobará a toda la humanidad.
Licenciado en filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y egresado de la Universidad de Oxford (Reino Unido), a sus 48 años cree firmemente en la necesidad de reforzar el diálogo entre creyentes y no creyentes para afrontar la crisis de la sociedad moderna.
Su participación en Asís es particular porque él procede del segundo país en el mundo con mayor número de católicos: México. Allí los católicos son mayoría absoluta (83.9 por ciento según el último censo), mientras las personas que se declaran “sin religión” no superan el cinco por ciento.
Hurtado respondió a la invitación del Pontificio Consejo para la Cultura para formar parte del encuentro de Asís no sólo junto a 300 representantes de diversas religiones del planeta. Estará acompañado por otros notables “ateos”: Julia Kristeva, filósofa y psicoanalista francesa; Remo Bodei, historiador de la Universidad de Pisa en Italia; y Walter Baier, economista austríaco miembro del Partido Comunista.
El pensador mexicano está convencido que es urgente ofrecer un gesto concreto a favor de la paz. Por ello, la tarde de este jueves 27, leerá ante el Papa Benedicto XVI el compromiso de los “no creyentes” para la construcción de un mundo mejor. En entrevista con el Vatican Insider explicó los motivos de su participación:
¿Qué hace un “agnóstico” en esta peregrinación por la paz y la justicia?
Un agnóstico acompaña a los creyentes en la búsqueda de la verdad y de la paz, como ha dicho el Papa Benedicto XVI. Se trata de una búsqueda común de la humanidad entera en la cual un agnóstico e incluso un “ateo” puede participar con plena confianza y convencimiento.
Se trata de la primera vez que en estos encuentros de Asís participan los “no-creyentes”, luego de las anteriores ediciones de 1986, 1993 y 2002. ¿Cómo interpreta esta novedad?
La interpreto como parte de la vocación universal de la Iglesia católica, porque un encuentro sólo de creyentes deja afuera a quienes no lo son, no sería un encuentro que reflejaría las aspiraciones comunes de la humanidad entera.
El diálogo entre creyentes y no-creyentes lo debemos llevar a cabo en este momento de la historia humana en el cual estamos sumergidos en una crisis muy grande, todos por igual, y siempre el diálogo es una promesa de entendimiento y de posibilidad de encontrar soluciones comunes a los problemas comunes. Es una propuesta muy valiosa.
Hay muchos tipos de “no-creyentes”: agnósticos, ateos y hostiles. ¿Todos caben en Asís?
Como bien dice usted hay muchos tipos de no creyentes, es un abanico muy grande que va desde el ateo beligerante jacobino, que no sólo no cree en Dios sino que pretende borrar de la faz de la tierra a la religión, hasta el agnóstico abierto a las manifestaciones de la religiosidad y busca respuestas espirituales a sus demandas.
No es posible englobar a todos los no-creyentes en la misma categoría. La invitación del Papa no puede tomarse como una invitación a todos, yo la tomo como una invitación individual a algunos no-creyentes para establecer un diálogo. Quienes participamos no representamos más que a nosotros mismos, porque no a se puede representar a quien piensa completamente distinto a uno, incluso en el ámbito de los no-creyentes.
Esto es apenas un primer paso. Los no-creyentes carecen de una asociación particular, no están unidos como los creyentes, quienes pueden ser identificados según sus religiones, iglesias o denominaciones. Este es un trabajo pendiente: hacer una categorización de los no-creyentes, si se quiere establecer un diálogo formal con los creyentes.
¿Qué espera del encuentro de Asís?
En lo personal la oportunidad de experimentar un encuentro único en la historia dado que no sólo involucra a las religiones sino que también incluye a los no-religiosos. Es signo de esperanza hacia mejores tiempos para la humanidad. No va a ser un debate, en ocasiones ciertos gestos tienen un valor simbólico incluso mayor que las palabras. Espero que este espíritu de Asís pueda nutrirnos a todos por igual.
Vatican Insider
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