Sunday, August 12, 2012

Estados Unidos; las monjas “rebeldes” eligen el diálogo



«Dignidad y respeto recíprocos», dijeron las religiosas de la LWCR al concluir la asamblea anual. El arzobispo de Seattle: «Orgulloso»

MARIA TERESA PONTARA PEDERIVAROMA


Dignidad, o mejor, dignidad recíproca. Esta, en síntesis, fue la conclusión de la asamblea en la que 900 religiosas de la LWCR y que dirigen las órdenes y congregaciones estadounidenses llevaron a cabo en St. Louis durante una semana. Una dignidad que deriva del único bautismo, pero que, hablando concretamente (a pesar de los documentos “Mulieris dignitatem” y las declaraciones de principio), choca contra una concepción “masculina” de la Iglesia, difícil de aceptar en el tercer milenio. Y no solo para las religiosas.


En el comunicado de prensa final, las monjas pidieron que se ponga en marcha un «diálogo abierto y sincero sobre las cuestiones éticas que desafían a la comunidad global de nuestros días» («es tiempo de desafíos históricos para la Iglesia y para las religiosas») con los obispos de la Comisión nombrada por el Vaticano, aunque no dejaron de expresar un profundo malestar «en relación con el Informe de la CDF».


Leyendo entre líneas, también está en juego la relación de los religiosos y los obispos, ya regulado por las “Mutuae relationes” de 1978 y que fue firmado por los entonces prefectos Baggio e Pironio, para los obispos y religiosos. En ellas, la dignidad recíproca se da de facto: los pastores no son «como padrones de los fieles»; «padres, pero también hermanos; maestros de la fe, pero condiscípulos ante a Cristo». Obispos y superiores religiosos


Las monjas estadounidenses declararon que trabajaron creando un espacio para escuchar, tal y como hicieron en los meses de preparación para la asamblea en sus comunidades, para ver cuáles eran las opiniones sobre la cuestión de las relaciones con Roma, pero sin dejar que quitara demasiado tiempo para los trabajos en programa, dedicados, sobre todo, a la respuesta ante los nuevos desafíos. «La teología, la eclesiología y la espiritualidad del Vaticano II son el fundamento de la vida religiosa, pero esta no debe darse por descontada». Siguiendo lo que indican las “Mutuae relationes”, en las que se afirma que «los profundos cambios de hoy exigen una renovación de muchas actividades pastorales y nuevas formas apostólicas de servicio» (49), la presidenta Farrell sugirió 6 pistas: oración, profecía, optar por los últimos, comunión, no violencia, vivir y comunicar la esperanza.


Por ello, aprobaron una serie de mociones, como la de enviar al Congreso una petición para regular el tema de la inmigración (ya indicado por los obispos), muy difícil por las normas férreas de algunos estados del sur. Entre las reflexiones de las monjas, también surgió el tráfico de seres humanos, «personas a las que han robado la esperanza».


La presidente de la LCWR, que deberá dejar su cargo a la presidente electa Florence Deacon (franciscana de Wisconsin), indicó a los periodistas que, para ellas, «el punto de partida no son las cuestiones doctrinales, sino la vida religiosa en lo cotidiano».


Por su parte, el arzobispo de Seattle, J. Peter Sartain, como indicó la Radio Vaticana, afirmó que «la Santa Sede y los obispos de los Estados Unidos están profundamente orgullosos del histórico y constante aporte de las religiosas» estadounidenses, por su compromiso social, pastoral y espiritual, la asistencia sanitaria, la educación católica y «en muchos otros sectores en los que llegan hasta los que están al margen de la sociedad».

Vatican Insider

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