El Papa defendió personalmente a curas amenazados en barrios pobres de Buenos Aires

6 de Abril, 2013. (Romereports.com) Cuando el papa Francisco era arzobispo de Buenos Aires realizaba su trabajo con la misma sencillez, pero quizá con más libertad. Iba por la ciudad a pie o en transporte público y una de las cosas que más destacan quienes le conocen es su preocupación por sus sacerdotes.   

P. PEDRO VELASCO
Capellán, Colegio Villas 21 y 24 (Buenos Aires)“Tengo esa experiencia del cuidado de él por sus sacerdotes y no sólo lo hacía con los sacerdotes de la Villa 21, 24, con el Padre Juan Gabriel, con el Padre Enrique de Natividad que es la parroquia que está a pocos metros del colegio, sino que lo hacía con todos”. 
Hace un año amenazaron de muerte a uno de los sacerdotes de una zona de barracas, la Villa 21. Fue un momento difícil para todos los que trabajan en la zona.

P. PEDRO VELASCO
Capellán, Colegio Villas 21 y 24 (Buenos Aires)“Su firmeza se vio tremendamente cuando amenazan al padre Pepe, al párroco de la Villa, una amenaza muy fuerte y cómo lo defendió, cómo habló clarísimo. Me acuerdo que fuimos a esa Misa con otros sacerdotes. También sentíamos miedo, la gente tenía miedo antes de esa Misa. El padre Pepe era el pastor, si hieren al pastor se dispersaran las ovejas. Fue muy fuerte la presencia de Bergoglio, muy fuerte esa Misa, muy claro él en las palabras”.
En esas zonas pobres recuerdan como el cardenal Bergoglio no ahorraba esfuerzos para estar con la gente. Todos los años el 8 de diciembre presidía una Misa que duraba más de cuatro horas, administraba más de 200 bautizos, 400 confirmaciones y 400 primeras comuniones. Eran celebraciones con mucho ajetreo pero que el cardenal vivía de forma especial.

P. PEDRO VELASCO
Capellán, Colegio Villas 21 y 24 (Buenos Aires)“Y en medio de todo eso vivía con mucha piedad toda esa ceremonia, los bautismos, las confirmaciones y yo lo veía también recogido, metido. Es decir, para eso hace falta toda una vida interior especial. Tiene una vida de oración para todas esas circunstancias y se notaba cómo rezaba y cómo estaba allí”.
El padre Velasco conoce bien al Papa, le  acompañó por las calles del barrio y le llevó en coche a la curia cuando las Misas terminaban de madrugada. Y está orgulloso porque el ahora Papa escribió el prólogo para un libro escrito por su padre.