He seguido con interés el viaje del papa Francisco a Brasil. Y he valorado en él luces y sombras.
LUCES:
Como muchos otros creyentes e incluso no creyentes, me han parecido muy positivos muchos de sus gestos y muchas de sus palabras. Desde el detalle de llevar personalmente el maletín, hasta el circular sin papamóvil blindado, acercarse a saludar a la gente rompiendo el protocolo de seguridad o tener la rueda de prensa improvisada en el avión, sin límite de preguntas ni tiempo, la visita a un hospital de drogodependientes y a una de las favelas para estar cerca de los más desfavorecidos…y muchas de las cosas que ha dicho en sus discursos.
Me pareció bien que le dijera a los jóvenes que hay que “armar lío” y salir a las calles, así, con esa expresión tan “activista” que puede chocar a los “bienpensantes”. Es una expresión que viene a avalar la lucha de los indignados en todas las partes del mundo.
A los sacerdotes los animó a salir del aislamiento y buscar a los más alejados de la Iglesia. La visita a Aparecida en este sentido tuvo una significación muy clara: la Iglesia debe optar por los más pobres, salir a su encuentro para ayudarles.
Me pareció muy importante que abiertamente defendiera la laicidad del Estado, que hablara de la lejanía de los jóvenes de la política y de la Iglesia. Ellos han perdido su confianza en las instituciones políticas “porque ven egoísmo y corrupción y han perdido su fe en la Iglesia, e incluso en Dios, por la incoherencia de los cristianos y de los ministros del Evangelio” y propone volver a los orígenes y cambiar.
También ha apostado por un mayor protagonismo de la mujer en la Iglesia y se ha mostrado comprensivo con los gays.
SOMBRAS:
No me ha gustado nada la cerrazón que demostró en la rueda de prensa ante la posibilidad del sacerdocio de las mujeres, que dijo era un asunto cerrado. No comparto ese punto de vista.
La Iglesia debe profundizar mucho más en la igualdad entre hombres y mujeres, también en la Iglesia, y no cerrar esa posibilidad que ya está presente en otras muchas religiones cristianas y que no tiene ningún fundamento- más bien todo lo contrario- en la vida de las primeras comunidades cristianas, donde las mujeres desempeñaban tareas de gran protagonismo. Esta posición a favor del sacerdocio de la mujer está hoy muy ampliamente defendida por muchos teólogos y teólogas en todo el mundo.
No he escuchado tampoco una crítica clara al neoliberalismo ni a las entidades financieras y a las multinacionales, responsables de la miseria y desigualdades de millones de personas en todo el mundo, aunque sí es cierto que ha animado los jóvenes a comprometerse políticamente para luchar contra las injusticias.
Tampoco me gustó que no dijera nada de las movilizaciones impresionantes de los brasileños que protestaban- y con razón- por el aumento del precio del transporte y por el derroche de gasto con motivo del mundial de futbol. Ahí seguramente la diplomacia vaticana influiría para no herir la sensibilidad de las autoridades brasileñas. Pero debería haber sido valiente para hablar sobre este asunto de gran relieve.
Y no me gustó nada las palabras que tuvo hablando de los movimientos pentecostales que él no podía ver en los años 70-80 y que ahora empieza a valorar como muy positivos. Todos sabemos lo que son estos movimientos espiritualistas, tan lejos de ese compromiso socio- político con los más desfavorecidos, que la Teología de la Liberación alienta.
Con todo, sigo viendo con esperanza a este nuevo papa que aún lleva pocos meses en el gobierno de la Iglesia. Me encanta su sencillez, naturalidad y cercanía hacia los más pobres.
Evidentemente, como dice Arregui, no bastarán sólo los gestos de cercanía y sencillez, sino que deberá afrontar los cambios profundos que la Iglesia necesita, algunos de ellos como la reforma de la Curia y el Banco Vaticano, ya puestos en marcha.
Veremos en los próximos meses cómo se concreta y qué alcance tienen esas medidas y otras muchas que son necesarias y que deberá llevar a cabo en el terreno pastoral, moral, litúrgico, de nombramiento de obispos etc…
Cádiz, 10 de Agosto de 2.013
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