Thursday, June 25, 2009

La familia de Vicente Ferrer no mermará su compromiso con los más desfavorecidos


El sur de la India pide a la Fundación Vicente Ferrer que continúe trabajando por hacer realidad el sueño de su fundador, un reto que su familia y los miembros de la organización afrontan con esperanza y determinación, pero marcados por el gran vacío que ha dejado el filántropo. Lo cuenta La Voz de Galicia.
Todos se emocionan profundamente cuando recuerdan las palabras, los gestos y la forma de ser de Vicente Ferrer, fallecido a los 89 años el pasado viernes en el municipio indio meridional de Anantapur, núcleo de su acción humanitaria.

Los que le conocieron ven en él a una persona cercana y accesible, pero también alguien «extraordinariamente duro, un trabajador infatigable», dijo en una entrevista su sobrino y director general de la FVF, Jordi Folgado.

Folgado evocó entre sonrisas la disciplina de Ferrer, que se levantaba temprano en Anantapur y, sin tener en cuenta la diferencia horaria, llamaba a Barcelona para informarse sobre los temas pendientes. «Y no una ni dos veces», relató.

Según Folgado, la fundación debe ahora hacer frente a un doble desafío: el trabajo de todos los días para llevar a cabo los proyectos de cooperación y demostrar que la muerte de Ferrer no mermará su compromiso con los más desfavorecidos.

«Es un vacío muy importante. Pero nos ha enseñado muy bien», aseguró Folgado, quien destacó como auténtica fuerza de la fundación su capital humano: «Todo el mundo ama su trabajo, es valedor del proyecto», aseveró.

Esta opinión la comparte la viuda del filántropo y directora de programas de la fundación, Anna Ferrer, quien explicó que «Vicente era un hombre grande, excepcional, especial», pero que la fundación cuenta con un «muy buen proyecto», además de años de experiencia y un gran liderazgo que no sólo recaía en el fundador.

«Hay muchos líderes que llevan su departamento con capacidad de ser responsables», razonó.Además del capital humano, la cooperante se muestra optimista por la cantidad de proyectos desarrollados con éxito en el pasado, a pesar de las dificultades, entre los que destaca educación y sanidad.

«No puede haber desarrollo si alguien es analfabeto», dijo Anna, que recordó que al principio los padres enviaban a sus hijos a las escuelas tres o cuatro años, pero después de ese periodo abandonaban el colegio para ayudar a sus familias. «Pensaban que la educación no era para ellos, sino sólo para los ricos. Ahora piensan que es un derecho», declaró.

En el ramo de la sanidad, la cooperante explicó que la India tardó 25 años en contar con hospitales que ofrecieran servicios de calidad para los enfermos de las zonas rurales. Pero queda mucho trabajo por hacer. Anna Ferrer citó a los adultos con discapacidad mental como uno de los ámbitos que todavía no han explorado.

La cooperante aseguró que habilitar un centro para que estas personas puedan recibir cuidados y ser integradas en la sociedad era «uno de los sueños de Vicente en sus últimos años». Otro de los proyectos que se están planteando es la actuación en los suburbios que rodean los núcleos urbanos, donde la organización, centrada en áreas rurales, no ha actuado todavía.

La ONG, que da cobertura a 2,5 millones de personas de más de 2.200 pueblos, dispone de unos recursos económicos anuales de unos 40 millones de euros (56 millones de dólares), de los que casi el 90% proceden de aportaciones privadas, según datos facilitados por la FVF.

Folgado, cuya principal función es garantizar fondos para llevar a cabo los proyectos, enumeró la multitud de programas en funcionamiento y aseguró que la acción humanitaria emprendida por Ferrer es un proyecto a «largo plazo» en el que los recursos se están empleando de forma «muy eficaz».

Anna Ferrer, que ha pasado 40 años al lado del filántropo español, dijo que las relaciones con las autoridades indias, siempre renuentes a la cooperación exterior, son positivas y puso como ejemplo que el Gobierno de Andhra, región a la que pertenece Anantapur, dispuso un funeral de Estado para su marido, además de instar a la fundación a continuar con su labor.

Tras la muerte del humanista catalán, su sobrino continuará en Barcelona intentando recabar más recursos, mientras que su viuda y su hijo asumirán sobre el terreno la responsabilidad de diseñar los proyectos de la FVF. Para Anna Ferrer, hoy quedan muy lejanas las pintadas que aparecieron en las paredes tras la llegada hace décadas del cooperante, en las que le pedían que abandonara el país. «Al principio decían 'Vicente, vete' -recordó-. Ahora nadie quiere que se vaya».
RD

No comments: