Saturday, July 25, 2009

Espacio Sagrado



Mateo 20:20-28

En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos, y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre." Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."




¿Qué me estás diciendo, Señor?
Reflexiones sobre la lectura de hoy

La vida y las convicciones de Jesús lo llevarían a beber el amargo cáliz del rechazo, del sufrimiento y de la muerte.
Estar cerca de Él podía significar algo semejante para los que lo seguían; a menudo se los recordaba. El hecho de vivir los Evangelios genera sus propias demandas.
La oración es una forma de ofrecernos a compartir este aspecto de la vida de Jesús, y a enfrentar los desafíos de ser sus discípulos.

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