La cruz de los jóvenes entre las ruinas del terremoto

Padre Eric Jacquinet, Responsable Sección Jóvenes del Pontificio Consejo para los Laicos:“El Papa Juan Pablo II nos ha pedido que llevemos la Cruz en todo el mundo y el 20 de abril pasado el Papa Benedicto XVI nos ha reconfirmado en esta misión de llevar esta cruz a cada ángulo de la tierra”.Monseñor Guido Marini, Maestro de las Celebraciones Litúrgicas Pontificias:

“Recibe esta cruz como signo de la caridad de Cristo y de la misión que la Iglesia te ha encomendado”.

Padre Eric Jacquinet,

“Hemos decidido obedecer a las palabras del Papa para llevar esta cruz a toda esta gente, especialmente a los jóvenes que están sufriendo tanto y que están en las tiendas, que necesitan encontrar de nuevo una esperanza en Jesús”.

Emmanuela - misionera

“La Cruz representa todo: la vida, la esperanza, porque la cruz está con el que muere y renace llevando el fruto en la tierra”.

Leen – Centro San Lorenzo

“Poder ser en verdad misioneros de la Cruz es una experiencia muy especial, el llevar con otros jóvenes este signo de esperanza”.

Roselyne – Centro San Lorenzo

“Lo que más me impresiona es la fe de la gente que compartimos aquí. Hemos traido el signo de la cruz, el signo de la esperanza, pero en realidad “no hacemos nada”: estamos aquí para rezar y para estar con ellos. Y todos estos momentos de oración que compartimos juntos son muy especiales y también ellos nos dan esperanza”.

“Lo que estamos viviendo aquí en Abruzzo es una carga de sufrimiento y de esperanza fuerte de dolor, es un misterio grande. Creo que es un don el vivir el misterio de la cruz dentro de esta experiencia del terremoto”.

Mons. Giuseppe Molinari, Arzobispo de L’Aquila:

“Uno de los más grandes pensadores cristianos, San Tomás, dice que el Señor es así grande que sabe sacar el bien también del mal. Pero para creer en esto se requiere la fe y sólo quien encuentra a Jesucristo y se se entrega a él puede entender en verdad que la cruz puede traer la salvación nuestra y de los otros”.

Mons. Giuseppe Molinari:

"El deseo y la oración que todos nosotros tenemos que hacer es que todos nuestros hermanos y hermanas, heridos por el terremoto, puedan encontrar siempre más profundamente Jesucristo, porque acogiéndolo entiendan también la extraordinaria fecundidad de la cruz”

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