Sunday, July 05, 2009

La homilía de Betania: UN DIOS POCO ELEGANTE

Por Gustavo Vélez, mxy

“Jesús fue un sábado a la sinagoga de Nazaret. Y sus paisanos se preguntaban: ¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María? Y desconfiaban de él”. San Marcos, cap .6.


1.- “¿De Nazaret puede salir algo bueno?, pregunta Natanael, cuando Felipe le comparte que ha encontrado al Mesías. Y en verdad, la aldea que hoy es ciudad de unos 30.000 habitantes, no tenía entonces buena fama. ¿La causa? Allí paraban gentes de todas las pelambres, de paso hacia el oriente o hacia el Mediterráneo. Un proverbio de entonces afirmaba: “A quien Dios castiga le da una mujer nazaretana”. Sin embargo, una de ellas fue la Madre del Salvador.


Cuenta san Marcos que el Maestro regresó un día a su pueblo. Y según la costumbre de todo buen judío, el sábado acudió a la sinagoga. San Lucas identifica así la aldea: “Donde él se había criado”. Y añade que ese día Jesús fue invitado a hacer la lectura y luego a comentarla. Cada semana se leía en la asamblea un trozo del Pentateuco y otros más de los Profetas. Del relato de san Marcos, deducimos que las palabras de Jesús impactaron a sus paisanos, que se preguntan:


“¿Qué sabiduría es esa que le han enseñado? ¿Y esos milagros de sus manos? ¿No es este el carpintero, el hijo de María? Y desconfiaban de él”. Para ellos alguien tan común y corriente no podía ser el Mesías.



2.- Cuando leemos con atención el evangelio descubrimos no sólo las enseñanzas del Señor, sino también sus sentimientos. Esperaba el Señor que sus coterráneos, con quienes había compartido tantas veces los juegos, las fiestas pueblerinas, los trabajos del campo, se alegrarían del misterio que se iba trasluciendo en su persona. Pero ocurrió todo lo contrario. “Nadie es profeta en su tierra” repetimos nosotros, adaptando la queja de Jesús: “No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa. Y no pudo hacer allí ningún milagro”. Es decir, nadie creía en él. Según el salmo 103, “Yahvé levanta sobre las aguas su morada, se desliza sobre las alas del viento, toma las llamas de fuego por ministros”. Expresiones que señalan a un Dios sublime e inalcanzable.



3.- Algunos grupos de la Iglesia primitiva confesaban la divinidad de Jesús, pero sentían vergüenza de su humanidad. Otros destacaban un Jesús falseado, asimilándolo al emperador Constantino. Lo cual influyó de forma notable en el arte religioso de entonces. Pero siglos más tarde, san Francisco de Asís y sus discípulos nos presentaron un Cristo verdaderamente humano. El que tomó un cuerpo igual al nuestro y a la vez asumió una cultura, un lenguaje, unas costumbres. La pobreza y las limitaciones de su patria. “Siendo Dios, escribe san Pablo a los filipenses, tomó la condición de siervo”.


Una lección que vale para nuestras estructuras, para nuestras expresiones religiosas. Que sean dignas y hermosas, pero ajenas a todo derroche. Llenas de sentido, pero que, ante todo, traduzcan y promuevan la caridad.


Muchos cristianos de hoy no buscamos al Señor en Jesús de Nazaret, quien nos parece demasiado ordinario. “Nos gusta Dios, escribió Graham Greene, sólo de lejos. Cuando podemos disfrutar un suave calor, pero tratando de esquivar su quemadura”.

No comments: