Monday, July 13, 2009

Los Legionarios en la batalla final. Entrevista exclusiva con el Padre Thomas Berg

El Vaticano somete a investigación a los Legionarios de Cristo, a la deriva por las fechorías de su fundador. Y por primera vez un miembro estimado rompe el silencio sobre los problemas cruciales que han estallado en la congregación





por Sandro Magister






ROMA, 13 de julio del 2009 – En dos días se iniciará la anunciada visita apostólica a la congregación de los Legionarios de Cristo.


Los visitadores nombrados por la Santa Sede son los siguientes cinco obispos:

- Ricardo Watti Urquidi, obispo de Tepic en México, encargado de la visita en México y Centroamérica, donde los Legionarios tienen 44 casas con 250 sacerdotes y 115-120 religiosos y aspirantes al sacerdocio;

- Charles J. Chaput, arzobispo de Denver, encargado para los Estados Unidos y Canadá, donde los Legionarios tienen 24 casas con 130 sacerdotes y 260 religiosos y aspirantes al sacerdocio;

- Giuseppe Versaldi, obispo de Alessandria, encargado para Italia, Israel, Filipinas y Corea del Sur, donde los Legionarios tienen 16 casas con 200 sacerdotes y 420 religiosos y aspirantes al sacerdocio;

- Ricardo Ezzati Andrello, arzobispo de Concepción en Chile, encargado para Chile, Argentina, Colombia, Brasil y Venezuela, donde los Legionarios tienen 20 casas con 122 sacerdotes y 120 religiosos y aspirantes al sacerdocio;

- Ricardo Blázquez Pérez, obispo de Bilbao, encargado para España, Francia, Alemania, Suiza, Irlanda, Holanda, Polonia, Austria y Hungría, donde los Legionarios tienen 20 casas con 105 sacerdotes y 160 religiosos y aspirantes al sacerdocio.


La investidura de los cinco visitadores ocurrió la mañana del sábado 27 de junio en el Vaticano, en una reunión con los cardenales Tarcisio Bertone, secretario de Estado, William J. Levada, prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, y Franc Rodé, prefecto de la congregación para los institutos de vida consagrada.


En esta reunión se les leyó a los cinco las conclusiones de la investigación vaticana que llevó en el 2006 a la condena del sacerdote Marcial Maciel Degollado, fundador de los Legionarios de Cristo y del movimiento laical Regnum Christi a este vinculado, por abusos sexuales a numerosos de sus jóvenes discípulos, en el lapso de décadas.


Después de su muerte en el 2008 a la edad de 88 años, se descubrió que Maciel tuvo también una hija, que ahora tiene cerca de veinte años y vive en España, nacida de una relación entre el sacerdote y una amante mejicana.


Para una congregación religiosa que tenía en Maciel su modelo indiscutido, el desbande ha sido muy fuerte. De aquí la decisión vaticana de proceder con una visita apostólica. Al final de la investigación, los visitadores entregarán un informe a la Santa Sede, que decidirá según este.


La solicitud de una visita apostólica fue presentada, en los primeros meses de este año, por algunos de los mismos Legionarios, entre los más estimados.


Uno de estos es el americano Thomas Berg (en la foto), miembro de los Legionarios de Cristo desde 1986, sacerdote desde el 2000, profesor y confesor en el seminario de la Legión en Thornwood, Nueva York, muy comprometido en la actividad de formación. En abril ha dejado la congregación y ha pedido ser incardinado en la arquidiócesis de Nueva York. El arzobispo Timothy Dolan le ha confiado la vicaría de la parroquia de St. Columba en Hopewell Junction. Berg es también director del Westchester Institute for Ethics and Human Person.


En esta entrevista, con palabras discretas, el padre Berg explica cuál es lo que realmente se pone en juego, cuales son los puntos fuertes y débiles de la congregación sometida a investigación, qué cosa deberá ser demolido y que cosa reconstruida. Denuncia el culto a la personalidad que circunda hasta ahora la figura de Maciel. Critica los motivos por los cuales la obediencia a los superiores degenera frecuentemente en ciega sumisión. Mete fuego a la cuestión de fondo: cómo es posible que hayan venido tantas cosas buenas por una institución que se revela tan llena de defectos.


Es la primera vez que un miembro estimado, por muchos años, de los Legionarios de Cristo, habla en público y a corazón abierto, sobre los cruciales problemas que han estallado en esta congregación.

"Una cuestión sin precedentes en la historia de la Iglesia"

Entrevista a Thomas BergP.


– Cuando dejó recientemente la Legión usted expresó en una declaración su estima por la congregación en la cual fue formado como sacerdote. ¿Cuáles son sus esperanzas ahora que ha sido anunciada una visita apostólica a la Legión de Cristo?


R. – Como la mayor parte de los miembros de la Iglesia, también quiero ser optimista y lleno de esperanza respecto a la Legión y al Movimiento Regnum Christi. Queremos sólo lo mejor para nuestros hermanos y hermanas en Cristo. Comprendemos que ello podría obligar a tomar una medicina amarga, pero estoy convencido de que una mayoría de estos hombres y mujeres sabrán mostrarse a la altura de la situación, ya que de verdad guardan en el corazón un amor profundo por Cristo. Me siento obligado a confirmar nuevamente que no llevo ningún hastío, ira o resentimiento hacia la Legión. Sigo adelante con mi vida. Sin embargo, el haberme formulado estas preguntas me ha brindado la oportunidad de decir una serie de cosas de las que en conciencia estoy convencido de que deben ser dichas en un momento como este.

P. – ¿Cómo prevé que resultará la visita?

R. – Considero que ya sería algo fuera de lugar que yo haga conjeturas sobre esto.

P. – ¿Qué consejos daría a los cinco visitadores?

R. – Me limito a una única sugerencia general: ayudar a los Legionarios a dedicarse a una honesta y objetiva autocrítica. Lo que últimamente me ha parecido desconcertante es el tipo de razonamiento colectivo que ha tomado cuerpo entre los Legionarios: "No pensamos para nada que haya algo de equivocado en la cultura interna de la Legión, pero si la Santa Sede nos pide cambiar algo, lo haremos". La docilidad a la Santa Sede, si bien es loable y justa, enmascara una enorme falla: la incapacidad de la Legión, en su conjunto, de comprometerse en una saludable autocrítica. No es más el tiempo de seguir adelante como siempre, sin embargo es esta la impresión que se tiene de los Legionarios en estos últimos cinco meses de crisis.Es demasiado evidente esta incapacidad de ver y de reconocer honestamente las fallas y los errores que tantas personas fuera de la Legión sí ven tan claramente. A los Legionarios se les debería hacer entender que no es tarea de la Santa Sede reformar la Legión. La Legión será reformada a fondo sólo cuando se reforme a sí misma desde dentro. Pero esto sólo podrá comenzar con un auto-examen que mueva desde dentro a la Legión y admita los errores de la Legión.

P. – ¿Y sus consejos a los miembros de Regnum Christi?

R. – No tengo ningún título para hablar a ellos colectivamente. En febrero un email mío que deseaba que tuviera una amplia difusión, pero que se mantuviera privado, fue hecho público por todas partes en internet. Pero si cualquier miembro de Regnum Christi me lo pidiese en persona, mi consejo sería del mismo tipo: tú concéntrate en Cristo, obra con cuidado para discernir tu camino personal, comprométete en tu parroquia, busca crecer en tu vida interior, esfuérzate en hacer una crítica sana e informada a la Legión y a Regnum Christi.

P. – ¿Qué cosa cree que será de la Legión a largo plazo?

R. – De nuevo, no sería inteligente para mí comenzar a hacer conjeturas sobre esto. Es algo que le toca al Espíritu Santo, que afortunadamente tiene muchas opciones a su disposición.

P. – ¿Qué piensa que se deba hacer a propósito del lugar central dado a los escritos, a la persona y a la figura del fundador, Marcial Maciel?

R. – Espero que la Legión abjure lo más pronto posible del Padre Maciel y acelere el sacar distancia de él. Sobre este punto, no veo vías alternativas. Todos - y subrayo, todos - los retratos de Maciel que todavía están colgados en las casas de los Legionarios deben ser removidos. Deben dejar de citar sus escritos en público (me enteré que en una misa celebrada recientemente en una comunidad de Legionarios, quien dio la homilía tuvo la osadía de citar un pasaje de una carta de Maciel). A propósito, un simple paso en esta dirección comportaría también un cese inmediato de la costumbre de referirse al Padre Maciel como "nuestro padre" o "mon père": fórmula adulatoria cuyo uso él permitió y alentó. Increíblemente, muchos si no la mayor parte de los Legionarios todavía insisten en usar la fórmula.

P. – ¿Cuáles cree que sean los puntos fuertes sobre los cuales los Legionarios y Regnum Christi se pueden apoyar, en esta fase de incertidumbre?

R. – Si la Legión es fiel a la propia palabra, la Iglesia debería contar con la docilidad de los Legionarios y de los miembros de Regnum Christi para cumplir lo que sea que se decida sobre ellos en el futuro. La Legión de Cristo y Regnum Christi están compuestos por cientos de buenos y santos hombres y mujeres de Dios. Yo tengo la estima más profunda por muchos de ellos. Ellos, en conjunto, constituyen una razón de optimismo. Pero por último nuestra confianza debe apoyarse en la fuerza y la acción del Espíritu Santo que, a través de la Santa Sede, ayudará a todas las personas involucradas a alcanzar un justo discernimiento de la solución más adecuada para la Legión de Cristo y el movimiento Regnum Christi.

P. – ¿Cuáles son las cosas que usted piensa que deben cambiar en la cultura interna de la Legión, especialmente ligadas al "voto de caridad" recientemente abolido, es decir, el voto de no criticar a los superiores?

R. – Al centro de los serios problemas que se refieren a la cultura interna de la congregación hay un modo errado de comprender y de vivir el principio teológico - en sí mismo válido - según el cual la voluntad de Dios se manifiesta al religioso a través de su superior. El seminarista de la Legión es guiado erróneamente a nutrir una exagerada concentración sobre la interna "dependencia" del superior para virtualmente cualquier acto suyo que sea intencional (ya sea explícitamente, en virtud de ciertas normas o autorizaciones recibidas, en virtud de permisos habituales o presuntos). Esto no está en armonía con la tradición de la vida religiosa en la Iglesia, ni es teológicamente o psicológicamente apropiado. Comporta más bien una peligrosa supresión de la libertad personal (muy lejana de la razonada, ponderada y libremente ejercitada oblación del intelecto y de la voluntad que el Espíritu Santo genuinamente inspira en las instituciones de obediencia religiosa) y determina restricciones no santas y no sanas en la conciencia personal.

Además, las normas de la Legión respecto al "referir", "informar", "comunicar a", "depender de" los superiores constituyen un sistema de control y de conformidad que ahora debe ser considerado altamente sospechoso, teniendo en cuenta lo que sabemos del Padre Maciel. Además, estas normas generan una noción simplista y humanamente y teológicamente empobrecida de la voluntad de Dios (su discernimiento y manifestación) que produce inmadurez personal.

Más seriamente, la manera de vivir en la cual los Legionarios practican la obediencia está entretejida con ese género de indiscutible sumisión que en primer lugar ha permitido que el culto a la personalidad surja en torno a la figura de Maciel, y que luego ha cubierto sus fechorías. Los seminaristas de la Legión son especialmente entrenados a detener la razón al obedecer, a buscar una íntima total conformidad en todas las normas y a resistir cada impulso interior por examinar o criticar las normas o las indicaciones de los superiores.

Cierto, las motivación primera que está tras esta vida de obediencia es el ideal de la total "inmolación" de sí por amor a Cristo, en cuanto encarnado en la vivencia integral de todas las normas y las indicaciones de los superiores. Esta "inmolación" del intelecto y de la voluntad es el corazón del "holocausto" que el Legionario es invitado a vivir por amor de Cristo y de la Iglesia. Por cuanto la motivación sea válida - y generaciones de Legionarios la han seguido en buena fe - a largo plazo esta no sólo se muestra profundamente problemática, sino que explica también el negativo cambio de personalidad que muchos, si no la gran parte de los Legionarios sufren en el tiempo: la superficialidad de sus expresiones emotivas, la falta de empatía y la incapacidad de relacionarse normalmente con los otros en los más variados contextos, la sensación general de conducir una vida "aparte", etc. Sólo excepcionalmente los sacerdotes de la Legión superan este estado, pero sólo gracias a muchos talentos y dones humanos que ya traen con ellos al entrar en la Legión.

P. – ¿Qué elementos encuentra más desconcertantes y que necesitan una especial atención por parte de los visitadores?

R. – Cito un par de ellos. ¿Por qué, por ejemplo, casi 25 sacerdotes de la Legión siguen siendo llamados a una "renovación espiritual" de dos meses de duración en el centro de espiritualidad de la Legión en Cotija, Michoacán, en México, alojados precisamente en la casa (ahora centro de retiro y museo) en la cual creció el padre Maciel? ¿Por qué allí? ¿Por qué Cotija? ¿Por qué todavía hoy?

Además, ¿por qué la Legión sigue trabajando para recoger vocaciones? ¿Hoy? ¿En estas circunstancias? Sería un verdadero gesto de honestidad para la Legión de Cristo incluso sólo decidir suspender toda obra vocacional al menos durante la duración de la visita canónica, y todavía mejor hasta cuando haya vuelto a poner en orden la propia casa.

Una de mis preocupaciones más profundas es que los seminaristas de la Legión no están actualmente en condiciones de discernir adecuadamente lo que Cristo les pide hacer. Y esto porque se les priva sistemáticamente de aquel tipo de información de la que tienen no sólo el derecho sino también la fundamental necesidad de conocer: una información completa de los elementos base de la doble vida del Padre Maciel; el conocimiento de que la vida religiosa, con sus normas y disciplina interna, que ellos se aprestan a vivir es profundamente problemática y tiene necesidad de un escrutinio y de una revisión de los pies a la cabeza; una exposición exhaustiva de las críticas razonables que han sido hechas contra la Legión y Regnum Christi; y una honesta admisión de los errores de la Legión por parte de sus altos superiores. Deberíamos todos encontrar impactante que la mayor parte de los seminaristas de la Legión - y lo mismo se puede decir de los miembros consagrados de Regnum Christi - vivan todavía hoy su vida cotidiana en la más grande ignorancia de la mayor parte de estas cosas, protegidos como están virtualmente de todas las informaciones negativas referentes a la Legión y Regnum Christi. En consecuencia, carecen de la necesaria libertad interior para discernir la auténtica voz de Dios en sus vidas presentes. Esto es un elemento al cual es necesario que los visitadores dediquen mucha atención.

Una cuestión todavía más profunda, naturalmente, es la del carisma. Yo, personalmente, siento la necesidad de que al final la Iglesia de alguna manera reafirme la validez de un carisma institucional en la Legión de Cristo y en Regnum Christi. Especialmente los miembros de Regnum Christi tienen necesidad de saber de parte de las más altas autoridades de la Iglesia si ha habido de verdad un genuino carisma inspirado por el Espíritu Santo en la obra de la Legión y en Regnum Christi, o lo que la Iglesia ha visto en los sesenta y ocho años del fenómeno de la Legión ha sido más bien a Dios que ha sacado un gran bien de una iniciativa primariamente humana y llena de vicios.

Esa cuestión – si aquí hay o no un genuino carisma institucional – es verdaderamente seria y, como se presenta en el caso de la Legión, no tiene precedentes en la historia de la Iglesia. Yo espero que los visitadores recojan información útil que ayude a la Santa Sede a encontrar la respuesta correcta a tales cuestiones.

Por último, temo que podrán salir a la luz otras víctimas del padre Maciel. El bien de sus vidas debe convertirse muy claramente en una prioridad visible y en un deber para los superiores de la Legión. Tengo la esperanza de que los superiores que han recogido mucha información respecto a esto estén prestos a abrirse sin reservas a los visitadores.

P. – ¿Cree que la actual dirigencia de la Legión esté demasiado estrechamente asociada al fundador, como para continuar dirigiendo la congregación?

R. – Buena pregunta. La Santa Sede puede evaluar el asunto, pero en definitiva creo que la correcta respuesta a esta pregunta puede surgir de un capítulo general de la congregación que, a mi juicio, debería ser conducido bajo estrecha vigilancia de la Santa Sede y suspendiendo las actuales disposiciones para un capítulo general que se encuentran en las constituciones de la Legión, de modo que se permita la más amplia participación de una pluralidad de miembros, especialmente de los que están o no han estado en puestos de comando.

P. – ¿Puede sobrevivir una congregación como la Legión sin el "modelo" dado por el fundador?

R. – Todo es posible para Dios. El Espíritu Santo ciertamente puede hacer surgir un grupo de Legionarios - cofundadores que se han distanciado interiormente del Padre Maciel - que bajo la inspiración del Espíritu, puedan ofrecer modelos de vida para los futuros miembros y guiar una nueva generación de Legionarios, bebiendo del rico tesoro de espiritualidad religiosa que es patrimonio de la Iglesia. Y eso podrá ser transmitido también al movimiento Regnum Christi.

__________

El sitio web en varios idiomas de los Legionarios de Cristo, con las noticias oficiales sobre la visita apostólica:> Legionarios de Cristo

__________

La carta que circulo el 8 de febrero del 2009 entre los miembros del movimiento laical Regnum Christi, escrita por el padre Thomas Berg, que entonces todavía pertenecía a los Legionarios de Cristo:> "To my beloved Regnum Christi Family..."

__________

El servicio de www.chiesa sobre los hechos que han portado a la visita apostólica:> La Legión está a la deriva. Traicionada por su fundador (16.2.2009)

__________

Para encontrar los anteriores servicios de www.chiesa sobre los Legionarios de Cristo ir a esta página:> Focus a los MOVIMIENTOS CATÓLICOS

__________

Traducción en español de Juan Diego Muro, Lima, Perú.

No comments: