Sunday, July 05, 2009

Más de 3.000 carismáticos celebran en Madrid su asamblea nacional

Cuentan P. Ginés y M. Velasco en La Razón que han llegado desde todos los puntos de España. Bajo el lema «La victoria es de nuestro Dios», más de 3.000 católicos carismáticos –muchos de ellos jóvenes– se reúnen este fin de semana en el Auditorium del Parque de Atracciones de la Casa de Campo de Madrid con motivo de la celebración de su XXXI Asamblea Nacional. La Renovación es el movimiento más extendido en la Iglesia católica: se calcula que hay entre 30 y 60 millones de católicos carismáticos, sobre todo en América Latina, África e India.


Sus asambleas anuales están llenas de música, oración, mucha Biblia y mucha alabanza, y la de Madrid es un buen ejemplo: rezan con todo el cuerpo, alzan las manos hacia la custodia en las adoraciones, lloran, se emocionan, ríen, se abrazan y cantan muy fuerte.


No en vano acaban de sacar un nuevo disco de canciones que gustan a jóvenes y mayores por igual. Todos se las saben y las entonan con el mismo entusiasmo, dando palmas y moviéndose al ritmo. Es su manera habitual de alabar a Dios, sin fórmulas encorsetadas, aunque también saben guardar un profundo silencio cuando es necesario. «La alabanza proclama la fe con vigor, abre espacios a Dios, a la Gracia, que es amor gratuito, reconoce con gozo que Cristo ha vencido», explica Fray Nelson Medina, el predicador dominico de la asamblea de este año.


En un lateral del auditorio tres mujeres hacen oración de intercesión por un joven, imponiéndole las manos. Piden para él la luz del Espíritu. Más allá son dos jóvenes los que rezan en voz alta por un hombre mayor, con las manos sobre sus hombros. «Es necesario vivir la fe sin complejos, y aquí, en España, hay muchos complejos», asegura Fray Nelson. «Hay miedo a ser excluido, a ser señalado como cristiano, a que se rían de mí y de la Iglesia. Los cristianos deben conocer su fe, apreciarla y, si tienen miedo o complejos, pedir a Dios que los libere de ellos», sostiene. Las jornadas transcurren entre las oraciones de alabanza, la eucaristía y las enseñanzas de Fray Nelson: «Pido todo el amor para esos que no saben que son esbirros del demonio, que matan niños, destruyen familias y acaban con la esperanza. No hay que odiar a estos carceleros: son unos pobrecillos, unos engranajes, una víctima más. Tengámosles amor: ni amargura, ni vergüenza ni odio», exhorta, y la comunidad irrumpe en aplausos.


Los actos de hoy domingo, especialmente la misa de las doce (más de cien intensos minutos), están abiertos a todo el mundo.

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