Wednesday, July 15, 2009

Un comentario televisivo

Voy a reproducir el comentario que hizo un domingo en la cadena de televisión de USA el comentarista Ben Stein. Me salto algunas referencias que son muy locales. No suscribiría todo lo que dice el autor pero… tiene su miga.


“Mi confesión: Soy judío y todos mis ancestros también lo fueron. No me molesta lo más mínimo, cuando unas arbolitos maravillosamente iluminados se llaman árboles de Navidad, no me encuentro discriminado. Tampoco me importa cuando la gente me desea Feliz Navidad ya que no creo intentan ofenderme ni colocarme en un gueto. Es más, me gusta pues me hace pensar que somos hermanos y hermanas celebrando este tiempo alegre del año. No me incomoda el belén que se coloca cerca de mi casa en Malibú, si la gente lo desea. Nosotros hemos colocado una Menorah algunos metros más arriba de la calle.


Lo que no me gusta es que me echen en cara mi condición de judío. Imagino que a los cristianos tampoco les gusta un trato semejante. Las personas que creemos en Dios estamos cansadas de ser ridiculizadas. No sé de donde ha venido la idea de que USA es un estado explícitamente ateo pues no aparece en la constitución y no quiero que me hagan tragar la idea.


¿Por qué, me pregunto, tenemos que adorar a personajes mediáticos y no se nos autoriza a adorar a Dios como lo concebimos?


Recibo muchos chistes a través de la red pero esto que mando es algo diferente. No pretende hacer reír, sino pensar. (Aquí el autor inserta una serie de noticias dirigidas a un público americano que me salto).


Considerando hechos recientes como ataques terroristas, asesinatos en las escuelas… creo que todo empezó cuando Madeleine Murray O’Hare (asesinada hace unos años) se quejó de que se rezara en los colegios y admitimos su reclamación. Otra persona dijo que no se debía leer la Biblia en la escuela, un libro que dice que no hay que matar, y robar sino amar al prójimo como a uno mismo y también le hicimos caso.


El Dr. Spock recomendó que no se dieran cachetes a nuestros hijos cuando se portaban mal porque destrozábamos su personalidad y su propia estima (el hijo de Spock se suicidó). Era un experto que sabía lo que decía con lo que seguimos sus recomendaciones.


Hoy nos preguntamos por qué nuestros hijos no tienen conciencia, no distinguen entre el bien y el mal y no se arredran ante el asesinato de extranjeros, sus compañeros de clase e incluso ellos mismos. Si lo pensamos sinceramente creo que tiene que ver con aquello de que “se recoge lo que se siembra”. Es muy fácil suprimir a Dios y después preguntarnos los motives por los que el mundo se convierte en un infierno. Nos creemos lo que dicen los periódicos pero no lo que dice la Biblia. Los chistes corren por la red como el fuego pero cuando llegan mensajes sobre Dios la gente duda antes de reenviarlos. Es curioso lo vulgares, crudos y soeces artículos que cruzan el ciberespacio pero las discusiones públicas sobre Dios se suprimen en la escuela y el trabajo


Lo más probable es que cuando reenvíes este correo no lo harás a la mayoría de los que tienes en la lista de amigos porque no estás seguro de sus convicciones o de lo que pensarán de ti por habérselo mandado. Nos mostramos más sensibles a lo que la gente piensa de nosotros que a la valoración de Dios.


Isabel Gómez Acebo
Blog Cajón de ilusiones

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