Thursday, November 10, 2011

Austria; llega la iglesia hecha a medida

El movimiento progresista "Somos Iglesia" anuncia la puesta en marcha de ceremonias litúrgicas celebradas por laicos


GIACOMO GALEAZZI
CIUDAD DEL VATICANO

Misa laica en Austria. Se ha producido un enfrentamiento abierto entre los disidentes católicos y la Santa Sede tras el anuncio del movimiento ultraprogresista "Somos Iglesia" de su intención de promover en el paísceremonias litúrgicas en las cuales personas laicas actúan como sacerdotes, rezando y simulando la celebración de la misa. "Las leyes eclesiales lo prohíben", reconoce Hans Peter Hurka, líder de "Somos Iglesia" y promotor del manifiesto reformador "Llamamiento a la desobediencia". Además la parte disidente del clero de Austria viola abiertamente la regla del celibato eclesiástico y da la comunión a losdivorciados que han contraído un nuevo matrimonio. Si a todo ello añadimos la "misa laica" parece evidente que la ruptura con Roma coloca a los sacerdotes disidentes fuera de la Iglesia.

El pasado mes de mayo la protesta llegó al palacio Apostólico, cuando "Somos Iglesia" discutió el hecho de que "la "santificación" de Juan Pablo II, hubiera sido decidida por su inmediato sucesor y principal colaborador e inspirador: es, indirectamente, una solemne señal de la obra, muy discutida, del cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la doctrina de la fe".

Hace dos meses, Benedicto XVI mantuvo un encuentro en la capilla del seminario de Friburgo con sesenta seminaristas del arzobispado, y explicó el correcto significado de la expresión. "Cuando decimos "Somos Iglesia", si, es verdad: somos nosotros, no cualquier otra persona - subrayó el Papa-. Pero el "nosotros" es más amplio que el grupo que lo está diciendo. El "nosotros" es la entera comunidad de los fieles, de hoy, de todos los lugares y de todos los tiempos. Y además digo siempre: en la comunidad de los fieles, sí, existe allí, por así decirlo, el juicio de la mayoría de hecho, pero nunca puede existir una mayoría que esté en contra de los Apóstoles y los Santos: sería una falsa mayoría. Nosotros somos Iglesia: ¡Seámoslo! Seámoslo precisamente en el abrirnos y caminar más allá de nosotros mismos y en el hacerlo junto a los demás".

Además, "para evitar la confusión del pueblo cristiano, varias conferencias episcopales nacionales (empezando por la española) han precisado que la "corriente "Somos Iglesia", a pesar del nombre que adopta, no es un grupo eclesial y no ha recibido ninguna aprobación ni reconocimiento canónico". Se trata de "una asociación civil que, desde 1995, da acogida a algunos grupos de origen cristiano que tiene en común una actitud opuesta al magisterio y la disciplina de la Iglesia".

Además, la corriente "Somos Iglesia" propone afirmaciones y reivindicaciones que "se separan claramente de las enseñanzas de la Iglesia Católica, hieren y dañan la comunión eclesial". Por lo tanto, es necesario que "todos los católicos vivan en sus comunidades la comunión con toda la iglesia (pastores y fieles), tomando conciencia de que las posiciones de la corriente "Somos Iglesia" no sólo no favorecen, sino que impiden gravemente el camino de la auténtica renovación eclesial postulada por el Concilio Vaticano II.

"Somos Iglesia" es el verdadero motor de propulsor del disentimiento en Austria. Es un movimiento importante teniendo en cuenta los números y la influencia en el país. El movimiento nació de las cenizas del caso de Hans Hermann Groër,predecesor de Schönborn en Viena. Tras las acusaciones de pederastia contra Groër, en Innsbruck y en Viena algunos católicos quisieron ponerse en marcha y redactaron el célebre "Llamamiento del pueblo de Dios", una agenda para las jerarquías de la Iglesia que contenía puntos precisos. Desde 1995 hasta hoy, el Llamamiento ha sido firmado por más de dos millones y medio de personas. Inicialmente también contó con el apoyo de numerosos obispos austriacos. Luego los prelados fueron llamados al orden por El Vaticano y retiraron su adhesión. Desde ese día, con las jerarquías no ha habido ningún contacto, al menos de manera oficial. Y es probable que todavía actualmente Roma tema de algún modo todo aquello que evoque este llamamiento, que en toda su forma vuelva a manifestarse y hacerse evidente.

El movimiento "Nosotros somos Iglesia" se ha opuesto abiertamente a la decisión de elevar a los honores de los altares a Karol Wojtyla, convencidos de que "el clamor eclesiástico y de los medios de comunicación que rodea la beatificación es tal que esconde a los ojos del gran público el hecho de que en la iglesia no hay en absoluto humanidad: El disentimiento respecto a este acontecimiento está recorriendo silenciosamente muchas estructuras del mundo católico". Esto es la consecuencia de que, según "Somos Iglesia", el pontificado del Papa Wojtyla "ha divido la iglesia, eligiendo un modelo de la misma que está en contraste con otros que nosotros consideramos más cercanos a la inspiración del Concilio Vaticano II".


Además "un pontificado, tan largo, complicado y contradictorio, merecía el tiempo necesario, 40 ó 50 años, para hacer una evaluación más serena, compartida y menos emotiva". Una beatificación que "es la consecuencia de una decisión tomada con un discernimiento insuficiente, poco "sensus ecclesiae" y en un momento que no era el adecuado". Ahora los disidentes reclaman al Vaticano una serie de reformas radicales, colocándose de hecho al margen de una Iglesia nacional, la austriaca, que ya está viviendo una grave crisis entre la disminución de vocaciones y fieles, la fuerte polarización entre conservadores y progresistas, además del sentimiento antirromano en aumento.


Vatican Insider

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