"Fukushima derrumbó el frágil 'mito de la seguridad' nuclear"
"Se cierne un peligro enorme sobre un país
de terremotos con 54 centrales"
Juan Masiá).- Reunidos en la diocesis de Sendai, víctima del terremoto que sigue sufriendo la falta de solución de sus consecuencias, los obispos japoneses han firmado un llamamiento para la supresión de las centrales nucleares. En el movimiento cívico contra las plantas nucleares participan miembros concientizados de otras religiones, pero hasta ahora ninguna confesión había logrado apoyarlo oficialmente desde sus dirigentes.
En ese contexto destaca el consenso de los obispos que han lanzado el mensaje con el carácter de documento aprobado unánimemente por toda la Conferencia episcopal, basándose en la doctrina social de la iglesia.
"Nos dirigimos, dicen, a toda la ciudadanía de Japón. A causa del accidente del reactor número 1 de Fukushima originado por el terremoto en el este de Japón, mar y tierra se han contaminado de radiaciones, y se han perdido muchas vidas humanas. Actualmente todavía hay cerca de cien mil personas del área cercana al reactor en refugios de evacuación..."
Ya en su carta del milenio hablaron los obispos con igualdad de criterio bioético: biotecnologías responsables, protección de vida naciente, dignidad en el morir, energías alternativas, no a la guerra, supresión de pena de muerte, prevención de suicidios, etc. Ahora el desastre de Fukushima les urge a un llamamiento.
Ahora insisten con urgencia en el problema nuclear:
"...Esa fuente de energía conlleva resultados trágicos inevitables. Pedimos que se desarrollen energías alternativas... Se derrumbó el frágil "mito de la seguridad", fabricado con exceso de confianza en la tecnociencia... En vez de absolutizar criterios de ganancia y eficacia, para proteger vidas humanas y medio ambiente, urge suprimir las plantas nucleares. Se cierne un peligro enorme sobre un país de terremotos con 54 centrales ..."
Apelan los obispos, ante todo, a una ética de la responsabilidad: "Las centrales nucleares han proporcionado recursos energéticos a la sociedad, amparadas bajo el lema de "uso pacífico de la energía nuclear". Pero también han producido inmensos desechos radioactivos, como el plutonio. Estamos cargando indefinidamente sobre las generaciones siguientes la responsabilidad de su conservación. Hay que plantearse esto como un problema ético".
Critican la política de las últimas décadas: "Hasta ahora los gobiernos han promovido la industria nuclear como opción política, retrasando el desarrollo de energías alternativas".
Prevén la objeción: "Se dirá que la electricidad es imprescindible para la vida actual, perohabrá que cambiar el estilo de vida y será importante que no dependamos excesivamente de la energía eléctrica".
Apelan a la tradición cultural propia y a la motivación religiosa:
"Japón hereda una sabiduría ancestral y una cultura de convivencia en armonía con la naturaleza. Budismo, sintoísmo y otras religiones comparten esa tradición, con la que sintoniza el espíritu cristiano de austeridad y frugalidad".
Y, desde la fe cristiana, reiteran: "Ahorrando electricidad y eligiendo un estilo de vida sencillo y frugal cumpliríamos el encargo de dar testimonio auténtico del espíritu del Evangelio".
RD
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