Según una reciente investigación, en la ex catolica Eire casi la mitad de los habitantes tiene un juicio negativo sobre las instituciones católicas
GIACOMO GALEAZZICIUDAD DEL VATICANO
Investigación “shock” en Irlanda: en la ex católica Eire, casi la mitad de los habitantes tiene un juicio positivo sobre la Iglesia.
Un sondeo realizado por el “think tank” religioso del “Iona Institute” (una Ong que se dedica a reforzar la sociedad civil mediante el apoyo de la religión y el matrimonio) revela que tres cuartos de los irlandeses critican a las jerarquías eclesiásticas por los abusos sexuales del clero en contra de menores. Además, el 23 % de los entrevistados atribuye el propio punto de vista negativo sobre la Iglesia «a la historia y a las instituciones eclesiásticas».
Una señal alarmante para una comunidad católica que, como explica el arzobispo de Dublín, Diarmuid Martin, está afrontando un difícil proceso de renovación. «Algunos fuera de Irlanda creen todavía que el país sea un bastión del catolicismo tradicional –puntualiza monseñor Martin. Se sorprenden al descubrir que en Dublín hay parroquias en las que la asistencia a la misa dominical apenas alcanza el 5 % de la población católica, y en algunos casos no llega ni siquiera al 2%». La situación ha empeorado notablemente en los últimos dos años. Según diferentes investigaciones, de hecho, muchos niños irlandeses habrían sufrido golpes, violaciones y humillaciones de sacerdotes y monjas católicos mientras se encontraban en instituciones «correctivas» públicas de Irlanda hasta los años ochenta: lo afirmaba el informe de la Child Abuse Commission, que condujo la mayor investigación sobre los institutos que pertenecen a las órdenes religiosas irlandesas; esta investigación duró 9 años y fueron entrevistados miles de víctimas de abusos.
En particular, en las instituciones públicas para varones que dirigen las órdenes religiosas católicas –reformatorios, escuelas para “muchachos problemáticos” y casas que alojaban discapacitados– la violencia era «endémica», según la definición del juez que coordinó el informe, Sean Ryan.
Violencia que dejó marcadas a miles de personas. En noviembre de 2009, un sondeo que condujo RedC, por encargo del “Iona Institute”, indicaba una realidad muy diferente: dos tercios de los irlandeses iban a la iglesia al menos una vez al mes: casi 5 veces más que los correligionarios franceses. Con un notable aumento con respecto al año precedente (el 2008), cuando otro sondeo, que hizo Esri, indicó que la frecuencia religiosa era del 54%. Para afrontar la emergencia que surgió entre 2009 y 2011, la Santa Sede recurrió a medidas drásticas. «Es la primera vez que sucede en la historia eclesiástica –indica el semanal de los palinos “Famiglia Cristiana”. La Iglesia de toda la nación, Irlanda, sus diócesis, sus seminarios, todas sus congregaciones fueron prácticamente “comisariadas” por el Vaticano. En el lenguaje eclesiástico se llama “visita apostólica” y la aununció el Papa en la Carta a los católicos irlandeses tras el escándalo de los abusos sexuales». Benedicto XVI nombró a nueve inspectores, dos eran monjas, para “purificar” a la Iglesia de Irlanda.
De esta manera, la Santa Sede «pretende ofrecer a los obispos, al clero, a los religiosos y a los fieles laicos» un poco de ayuda para afrontar «adecuadamente» la situación determinada por los abusos sexuales. Algunos obispos irlandeses fueron obligados a presentar sus renuncias. La magnitud del escándalo impresionó al Papa, pero lo que más sacudió a la Santa Sede fueron los encubrimientos de los episodios de pedofilia que hubo durante años. Hace un año tuvo lugar una reunión entre todos los obispos irlandeses, el Papa y algunos dicasterios de la Curia para afrontar la tempestad. De este encuentro, prácticamente, la Iglesia en Irlanda salió “comisariada”. Los inspectores son un cardenal inglés, O’Connor, ex arzobispo de Westminster, el cardenal de Boston O’Malley, los arzobispos de Toronto y de Ottawa y el arzobispo de Nueva York. Colaboraron con ellos también dos religiosos, uno jesuita y un redentorista, y dos monjas (una de ellas es la madre Haron Holland, que durante años ha trabajado como directora de la oficina de la Congregación para los Institutos de vida consagrada en el Vaticano.
La investigación comenzó con un cuestionario enviado a todos los religiosos para conocer la situación sobre el respeto de las líneas guía de la Santa Sede sobre los abusos sexuales. Según el 50 % de los irlandeses hostiles a la Iglesia, el camino todavía es largo.
Vatican Insider
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