12 de Noviembre, 2011. (Romereports.com) La relación entre fe y razón nunca ha sido fácil, pero siempre ha sido interesante. Para expertos como Werner Arber, unirlas es parte de su trabajo.
“La Academia Pontificia de las Ciencias no hace investigaciones por su cuenta. Sigue los avances de la Ciencia, realiza síntesis y comunica al Vaticano sus puntos de vista sobre los nuevos desarrollos”, explica Werner Arber, premio Nobel de Medicina y Presidente de la Academia Pontificia de las Ciencias.
Werner Arber preside la Academia Pontificia de las Ciencias. Encabeza el grupo de científicos que aconseja al Vaticano. Su sede central está en el corazón de los Jardines Vaticanos. Aunque aquí no tiene laboratorios, sus estudios son punteros.
Werner Arber
Presidente, Academia Pontificia de las Ciencias
“Debatimos sobre Física, Química pero también sobre el mundo, su evolución y sus implicaciones médicas. Hablamos sobre aplicaciones de logros científicos para tratamientos médicos”.
Cada dos años, el grupo se reúne con el Papa para explicarle los últimos avances científicos, desde la Medicina hasta los alimentos transgénicos. Si la Iglesia católica considera que los estudios son éticos, los apoya para que se lleven a cabo.
Werner Arber
Presidente, Academia Pontificia de las Ciencias
“Un ejemplo claro de la aplicación científica es el beneficio que supone para países en vías de desarrollo, como en África. La Iglesia nos ayuda a llevar estas aplicaciones a las personas de allí”.
La Academia cuenta con unos 80 miembros. Todos son considerados los mejores en su campo. Alrededor de un tercio son premios Nobel, entre ellos, Werner Arber. Provienen de distintas partes del mundo y tienen diferentes religiones. El presidente de la Academia es protestante.
Werner Arber
Presidente, Academia Pontificia de las Ciencias
“No es necesario ser miembro de la Iglesia católica o ser cristiano. Aquí hay indios que tienen otras religiones y también japoneses y chinos de varias tradiciones”.
La pasión de Arber es la evolución biológica. Dice que, a pesar de que no puede probar científicamente la existencia de Dios, a menudo se maravilla ante la naturaleza.
Werner Arber
Presidente, Academia Pontificia de las Ciencias
“Como ser humano, cada vez más entiendo el proceso de la evolución biológica como una especie de sistema divino. Si digo divino, es porque tiene que haber un Dios detrás de él. Pero no puedo probarlo”.
Werner Arber dice que el Vaticano apoya el conocimiento científico y su aplicación en el mundo real, siempre que se haga con responsabilidad y respeto para el científico más importante de todos, la madre naturaleza.
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