Plácido, silencioso, desiertas calles y plazas, tras el ajetreo y los agobios de las últimas compras en el atardecer de Nochebuena, la Navidad nos regaló una noche serena y un día soleado, un largo manto de paz cubrió las vidas de las gentes, encerradas en los hogares en un encuentro de abuelos, hijos y nietos.
Cada año, la Navidad nos trae ese momento de paz, de reafirmación de los lazos y consolidación de la institución familiar que aguanta contra viento y marea todas las las tormentas de ideologías, ateísmos y religiones, todas las burbujas financieras, todos los divorcios… Cierto que en no sé qué lugar de USA un loco mató a sus siete familiares y se suicidó a la hora de abrir los regalos bajo el árbol de navidad, cierto que aquí y allá se incendiaron algunos hogares por un cortocircuito o por una estufa de gas que explotó. Pero en el 99% de las familias se impuso la paz. “Noche de Dios, Noche de Paz…”
Cierto también que no es oro todo lo que reluce. Entre las amamas y jubilados es voz común que con la excusa de juntarse todos en casa de los abuelos, son ellos, con su más bien escasa paga de jubilados, los que corren a cargo de los gastos y quizá hasta les tocan los trabajos de la cocina, tanto para la cena de Nochebuena como para el día de Navidad.
Pero todo sea por la buena armonía entre todos los familiares… Vendrá dentro de una semana la Nochevieja, y esta vez a los abuelos les tocará quizá recoger a los nietos para que los matrimonios jóvenes puedan celebrar una gaupasa sonada.
Es la Navidad, con sus luces y sus sombras. A trancas y a barrancas, la familia sale a flote un año más, y van…
La otra Navidad, la de los grandes mensajes y las grandes instituciones, es otro cantar.
Allá va Su Santidad el Papa Benedicto XVI desde su trono del Vaticano con su pregón: “este fin de año se presenta con una crisis económica y financiera que, en última instancia, es una crisis ética…” Y va y nos consuela con que “no están en discusión valores como la solidaridad, el compromiso por los demás, nuestra responsabilidad con los pobres, pero falta con frecuencia la fuerza que los motive, que sea capaz de inducir a las personas y grupos sociales a renuncias y sacrificios”.
Y uno piensa que por qué no ha dicho claramente que lo que reina en el mundo es el pillaje y el robo sistemático amparado por un sistema financiero que mata de hambre a media humanidad, y piensa también que por qué el Papa no repite la propuesta que en octubre hizo la Comisión de Justicia y Paz, órgano de la Santa Sede, reclamando una autoridad pública con competencia universal que controle y ordene el sistema financiero y monetario internacional. Propuesta que fue criticada por el periódico oficial del Vaticano, l´Osservatore, y desautorizada por la Secretaría de Estado o Ministerio de Asuntos Exteriores del Vaticano.
Pero de eso nada, Benedicto XVI se limitó en su mensaje navideño a decir que lo de la crisis es una crisis ética…
Y allá va Su Majestad el Rey Juan Carlos Primero de España, con la patata caliente de su yerno Iñaki que este año ha celebrado la Nochebuena en Washington,, a lamentarse de que “la crisis nos ha situado ante un año difícil y complicado para todos”. Pero que “no debemos generalizar los comportamientos individuales”, por si alguien se le ocurre pensar que los excesos de su yerno son prácticas demasiado generalizadas entre la aristocracia y las clases acaudaladas del estado español, y que algunos incluso se atreven a señalar con el dedo a la Zarzuela, y apuntan que según la revista americana Forbes, en el año 2003 la fortuna personal del Rey de España alcanzaba la cifra de 1790 millones de euros.
A uno le duele que le digan que la crisis nos ha supuesto un año difícil y complicado para todos… Porque basta con hacer clic en internet en “sueldos de políticos españoles” para saber que un diputado gana entre 3.900 y 6.000 euros mensuales, que muchos presidentes de comunidades autónomas, diputaciones y ayuntamientos superan los 100.000 euros al año, dietas aparte; que a pesar de las crisis y bancarrotas de las cajas de ahorros, sus directivos se han llevado primas millonarias con absoluta impunidad. Por favor, Majestad, sea honesto y reconozca que a algunos les va de cine..
Pero no importa, nos hemos apuntado al cambio con un nuevo gobierno y otro partido político en el poder. Un nuevo gobierno en el que figuran antiguos altos mandatarios de Lehman Brothers, uno de los bancos protagonistas de la burbuja financiera; un nuevo gobierno que se ha propuesto como objetivo número uno fomentar el empleo, pero no nos ha dado ninguna garantía de fomentar unos salarios justos…
En resumen, unas navidades con mucha paz en las familias, pero con una esperanza un tanto incierta.
A pesar de todo, feliz año a todos nuestros conciudadanos; y que no se cumpla aquella profecía de Antonio Machado y que canta Juan Manuel Serrat: “Españolito que vienes al mundo/ Te guarde Dios/ Una de las dos Españas/ Ha de helarte el corazón”.
Atrio
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