Saturday, December 31, 2011

Ante la celebración de la misa de la familia

Siendo seguidores de Jesús de Nazaret y conociendo lo que sobre él y su familia se lee en los evangelios, no deja de sorprendernos que un año más el arzobispado de Madrid vaya a celebrar “una misa llamada de la familia” presentándole como ejemplo. María, José, Jesús y esos “hermanos y hermanas” suyos, de los que hablan los textos bíblicos, muestran un modelo de unión y de convivencia muy distinto al que en dicho acto será definido como “sagrado”.

Los dichos y los hechos del propio Jesús, cuando llama “madre” y “hermanos” y “hermanas” suyos a gentes que biológicamente no lo son, también distan mucho de constituir una defensa y un elogio encendido del modelo familiar que el próximo día treinta de diciembre en la plaza de Colón será presentado como reflejo de lo que Dios quiere. Es un modelo, además, que no fue ni ha sido el primero ni el único que la misma Iglesia católica ha propuesto a lo largo de su historia como el que mejor se ajusta a los planes divinos.

Pese a ello, en estos momentos en que millones de españoles, de forma generosa y elogiable, buscan el modo de evitar o de paliar los daños que a sus seres queridos les está causando la profunda crisis económica que nos aqueja, el arzobispo de Madrid y los movimientos apostólicos que le alientan y secundan se disponen de nuevo a celebrar, bajo la apariencia de una ceremonia religiosa, un juicio público y condenatorio contra todos aquellos que, por diferentes circunstancias, han creado y tratan de sacar adelante lo mejor posible un tipo de familia que en su composición y en su modo de funcionamiento no responde al modelo de un hombre y una mujer casados según las actuales disposiciones canónicas de la Iglesia católica y gestionando su afectividad y la gestación y crianza de los niños conforme a la normativa moral que ella presenta como la única querida y enseñada por Dios.

Creemos que sería más acorde con el estilo de Jesús descubrir y resaltar el mucho, y sincero, y entregado amor que también reina en la mayor parte de esos otros hogares, además de en algunos de los que se ajustan al modelo que la actual jerarquía defiende. Él lo descubrió y resaltó en la mujer que le lavó los pies, a la que unos fariseos despreciaban por considerar que era una pecadora. Aún a riesgo de ser criticado por ello, les dijo que ella les precedería en el reino de los cielos. A nuestro parecer, los católicos en ese asunto también podríamos y deberíamos hacer algo semejante, además de ofrecer nuestra ayuda a las familias, de un tipo u otro, que atraviesan momentos difíciles.

Madrid, diciembre de 2011

Atrio

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