Allá, el palacio, aquí, unas casas. En este sitio musgo, y por ahí ha de correr el agua que moverá aquel molino. Allá van los pastores, los magos, la molinera, el posadero, ese hombre tirando de una vaca, los gansos junto al lago… y en el lugar privilegiado, donde sea más visible, el portal (o un establo, o una casa en ruinas), donde María y José miran, con ternura, al Dios niño.
Ese es el nacimiento que puso Dios en el mundo. Una noche que ahora evocamos. El nacimiento de la esperanza, de la justicia, del Amor, así, con mayúsculas, que ahora celebramos.
pastoralsj
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