Tuesday, March 27, 2012

Un Techo para Chile: Pesar por el fallecimiento de 6 voluntarios

A nuestra comunidad 27 de Marzo 14:47 hrs.

A nuestros voluntarios, profesionales, socios, organizaciones y amigos, reiteramos nuestros agradecimientos por las condolencias recibidas y las palabras de fuerza y aliento.

Nos gustaría compartir con ustedes la Homilía de la misa fúnebre realizada ayer en la Catedral de Concepción por nuestro Capellán Cristián Del Campo SJ para despedir a Juan Pablo, Constanza, Francisca, Jorge, Laura y Antonio.

Lunes 26 de Marzo de 2012

Gisela y Juan, Omar y Katy, Alirio y Doris, Juan Ricardo y Valentina, Jorge y Oriana, Doris y Luis…para muchos de los que repletamos hoy esta Iglesia Catedral, pero particularmente y con toda seguridad para ustedes, éstos son los momentos más difíciles que nos ha tocado vivir. Todo gesto y toda palabra quedan cortos y ciertamente mis palabras también. Pero confío que la Palabra de Dios que hemos escuchado pueda anidar en sus corazones como semilla de esperanza que crezca misteriosamente cada día.

Lo primero que quisiera decirles es “gracias”. Gracias por educar a sus hijos con una conciencia social que no les vino espontáneamente, que no es fruto de la casualidad o del azar. Si en sus cortos años vivieron preocupados de los demás, especialmente de los más desfavorecidos, fue porque algo de eso recibieron en sus casas. Ustedes fueron sus inspiradores y quienes apoyaron estas vocaciones de servicio. Estas vidas jóvenes y entregadas, conscientes que en nuestro país vivimos sin conocernos, son nuestra única esperanza de construir un país más justo y humano.

La Cona Escobar fue una mujer que tenía la sonrisa marcada siempre en su rostro. De una fidelidad a toda prueba con la gente que quería. Sus padres la recibieron como un regalo, pues su nacimiento fue complejo. Por eso, la Negra, trajo unión a la familia. Esta estudiante de diseño industrial, no solo fue la jefa de escuela de los trabajos de verano realizados en Febrero pasado en el campamento 21 de mayo, sino que participó en el área de secundarios y en el centro de innovación. Ayer muchas de sus amigas le llevaron girasoles, su flor preferida. Yo creo que ahora el cielo está lleno de esos girasoles y desde ahí seguirá estando con sus seres queridos.

Laura Abufarhue, la Lala, fue una mujer idealista, inteligente, siempre preocupada por lo social; Voluntaria del Techo desde los trabajos de verano del año 2011, realizados en Tumbes. Participó también de los trabajos de verano realizados en el campamento 21 de Mayo, donde fue elegida por la mayoría de los voluntarios, como madrina de construcciones. Tenía gran autoridad con sus hermanos. Me contaban que prefería seguir usando sus zapatillas viejas…una mujer sencilla, que los voluntarios reconocían como alguien verdadera que decía las cosas de frente.

Jorge Coco Vera, fue un joven sencillo, amigo de todos, que no hacía distinciones. Algo desordenado, me contaba su mamá, al punto que para que no le ordenaran su desorden había puesto el cartel “Es mi pieza”. Siempre entregado por los demás. Participó como voluntario durante la emergencia post terremoto. Fue capataz en los trabajo de verano de febrero 2012, en el campamento 21 de mayo. Mientras tantos otros solo destruyen, él vivió y murió construyendo un país mejor.

Francisca Bolados, la Panchita, tenía su hogar como centro de reuniones. Todos la sentían como una gran amiga. Alegre, sencilla, muy madura para su edad, si hasta les daba consejos a sus padres, me contaban por ahí. Ella fue coordinadora del Plan Colegios en su establecimiento educacional, Thomas Jefferson, integró la mesa de secundarios donde desarrollaba el rol de coordinadora de comunicación y producción y también realizó tutorías en el condominio Alto del Bosque, ubicado en Nonguén. Le faltaba tiempo para servir y amar a los demás.

Toño Vásquez, intenso, vital, adelantado para su edad. Vivió en sus pocos años lo que al resto nos toma una vida entera. Amaba la vida y quiso protegerla siempre. Era vegano, amaba a los animales y a sus cortos años comprendió que era necesario jugársela por una mayor justicia social. Inspirado por su hermana se unió este verano a los trabajos que se realizaron en la comuna de los Álamos, durante el mes de febrero, en el campamento 21 de Mayo y además colaboraba en el equipo de formación y extensión de la mesa de secundarios.

Juan Pablo Dauros, fue scout, bombero, y voluntario del Techo. Siempre buscó más, siempre quiso servir más y mejor. Este estudiante de ingeniería civil industrial no solo colaboró durante la emergencia del terremoto del 2010, sino que realizó tutorías y acompañó a familias de campamento, particularmente como coordinador de Tucapel bajo, y del comité Juntos por sueño. Esas familias ya están por recibir sus casas. Y, tú, Dauros, fuiste clave. Puedes descansar en paz.

Hoy quisimos que la lectura del evangelio fuera la parábola del Buen Samaritano, porque creemos que nada puede reflejar de mejor manera las vidas de estos 6 jóvenes. Son 6 buenos samaritanos de nuestros días. Jesús cuenta esta parábola cuando le han preguntado sobre lo más esencial de todo: Amar a Dios y amar al prójimo. Pero para que ese prójimo no sea simplemente una idea, cuenta esta historia para expresarlo concretamente.

Si hoy miramos con verdad y espíritu humilde, podemos decir que como sociedad estamos más cerca de los primeros dos personajes de la parábola, de aquellos que simplemente dan un rodeo ante la evidencia del sufrimiento humano. No hay tiempo para detenerse. Tengo tantas otras cosas importantes que hacer…Además, ése que está ahí es un pobre, un poblador de campamentos, un inmigrante, un mapuche. Nada tengo que ver con ellos. La primera lección que a todos nosotros y a nuestro país nos dan nuestros 6 jóvenes fallecidos es detenerse, compadecerse, y estar dispuestos a renunciar a otras cosas que tenemos que hacer para acercarnos. Salir de uno mismo, de nuestras pequeñas preocupaciones y tareas, para com-padecerse, para padecer con el otro, sentir con el que sufre y acercarse.

Pero no solo acercarse, sino hacer algo en concreto. Tomarlo de la mano, preguntarle su nombre, curarle sus heridas, devolverle la dignidad que le ha sido robada, ponerlo de pie, y cargar con sus anhelos y necesidades. Que haya jóvenes como éstos que entregan su vida por los que siguen botados en el camino, es porque nosotros como adultos hemos pasado de largo, porque como sociedad chilena seguimos dando un rodeo antes miles y miles de compatriotas que han quedado atrás como daños colaterales de nuestro desarrollo. Por eso la Cona, Dauros, Toño, Lala, Panchita y Coco construyeron casas, plazas y sedes comunitarias, tutoraron niños, fueron oídos para escuchar a las familias de campamentos, conocer sus sueños y hacerlos su propio sueño.

Pero hay una cosa más. El buen samaritano dice al posadero “Cuida de él y, si gastas algo más, te lo pagaré cuando vuelva”. Sin embargo, lo que no dice la parábola es si finalmente volvió. Nunca supimos si su acción solidaria se volvió a perder entre tantas otras cosas que tuvo que hacer en la rutina de su vida cotidiana. Pero, ¿saben qué? Hoy sabemos que sí volvió. Porque estos seis volvieron. Ellos no se quedaron simplemente con lo que hicieron en el verano. Ellos volvieron. No simplemente habían construido una sede, sino que habían hecho amigos, habían amado de verdad a esas familias del campamento 21 de Mayo. Por eso volvieron. Hoy, el Coco, Lala, Cona, Dauros, Toño, y Panchita, han completado la parábola del Buena Samaritano. Y esta tiene que ser una palabra para todos los voluntarios y profesionales del Techo. Tenemos que volver, porque nuestros compañeros volvieron. Por doloroso y triste que sean estos días, tenemos que volver, porque sabemos que la tarea no está hecha y que no podemos descansar hasta que quienes viven excluidos de las oportunidades, puedan gozar de ellas como nosotros lo hacemos.

Quiero terminar haciendo mías y nuestras las palabras que San Agustín escribió en sus Confesiones al describir la muerte de un amigo muy querido: “Sentí tanto su pérdida, que se llenó mi corazón de tinieblas, y en todo cuanto miraba, no veía otra cosa sino la muerte. Por todas partes le buscaban mis ojos, y en ninguna le veían: aborrecía todas las cosas, porque en ninguna de ellas le encontraba, ni podrían ya decirme como antes cuando vivía, y estaba fuera de casa o ausente: espera, que ya vendrá. Me admiraba de que los demás mortales viviesen, pues había muerto aquél a quien yo amaba como si no hubiera de morir; y más me maravillaba de que habiendo muerto él, viviera yo que era otro él. Y, sin embargo, por eso mismo quizás quiero seguir viviendo, para que así no muera del todo aquél a quien he amado tanto”.

Gisela, Juan, Omar, Katy, Alirio, Doris, Juan Ricardo, Valentina, Jorge, Oriana, Doris, Luis, hermanos y hermanas de estos 6 jóvenes: esta Iglesia está repleta de gente que en silencio les quiere expresar su cariño. Queremos estar con ustedes y acompañarlos. Que Dios los bendiga y les haga experimentar que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.

Que el Buen Pastor tenga en su reino a sus hijos, a estos 6 buenos samaritanos.

Cristián del Campo, SJ

Capellán Un Techo para Chile


Emotiva despedida a voluntarios de Un Techo Para Chile en Catedral de Concepción




Miles de personas llegaron al mediodía de este lunes a la Catedral de Concepción, para despedir los restos de los seis voluntarios de Un Techo Para Chile que fallecieron en el fatal accidente registrado recientemente en la comuna de Los Álamos.

Con gran recogimiento se celebró la Misa de exequias que fue presidida por el Obispo Auxiliar, Monseñor Pedro Ossandón y concelebrada por el Capellán de Un Techo Para Chile, padre Cristián del Campo, sacerdotes jesuitas y de la Arquidiócesis de Concepción.

La gran mayoría de los jóvenes que son servidores de la fundación colmaron el pasillo del templo sin esconder su emoción al dar su último adiós a estos estudiantes que se dirigían hacia el sector de Cerro Alto, para finalizar la construcción de una sede para el campamento 21 de Mayo de esa localidad, además de haber creado lazos de afecto que los hicieron volver a esta zona para reunirse y compartir nuevamente con las familias que hoy viven precariamente en esta zona de la provincia de Arauco.

El padre Cristian fue el encargado de hacer la homilía, en sus palabras cargadas de emoción y agradecimiento realizó una hermosa analogía de la parábola del buen samaritano, que fue el Evangelio esta Eucaristía, con la vida de estos seis jóvenes, “el samaritano le dice al posadero –cuida de él y si gastas algo más te lo pagaré cuando vuelva-, sin embargo lo que no dice la parábola es que si finalmente volvió. Nunca supimos si su acción solidaria se volvió a perder entre tantas otras cosas que tuvo que hacer en la rutina de su vida cotidiana ¿pero saben qué? hoy sabemos que si volvió, porque estos seis jóvenes volvieron, ellos no se quedaron simplemente con lo que hicieron en el verano, ellos volvieron. No simplemente habían construido una sede, sino que habían hecho amigos, habían amado de verdad a esas familias del campamento 21 de Mayo”.

El cariño por los jóvenes llegó a tal punto, que el templo penquista estuvo repleto a más no poder, incluso más allá de las puertas de la Catedral. Al lugar asistieron autoridades de Gobierno, parlamentarios, que se confundían entre medio de la gran cantidad de familiares y amigos que quisieron venir a despedir a los voluntarios. Tanto una representante del campamento 21 de Mayo como el intendente del Bío Bío expresaron al final de la Misa sus palabras de aliento a las familias y agradecimiento por la labor prestada por los jóvenes.

Tras la misa los restos de Juan Pablo Dauros y Constanza Escobar fueron trasladados hasta el Parque San Pedro. Jorge Vera y Antonio Vásquez, al Parque del Sendero en Penco. Francisca Bolados al Cementerio General de Concepción y Laura Abufarhue al camposanto de Talcahuano.




Un Techo para Chile/Arzobispado de la SSMA Concepción

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