Entrevista con el embajador mexicano ante la Santa Sede, Héctor Federico Ling Altamirano
ANDRÉS BELTRAMO ÁLVAREZROMA
En México el Papa Benedicto XVI se reunirá con el presidente de la República Felipe Calderón Hinojosa. Un coloquio con agenda precisa. Tema número uno: la libertad religiosa y su reconocimiento en la Constitución gracias a una reforma que avanzó en el Parlamento de ese país en medio de una encendida polémica. Pero otros asuntos se abordarán en el encuentro, desde el aborto hasta la inmigración.
El Pontífice permanecerá en suelo azteca del 23 al 26 de marzo. Recorrerá tres ciudades del céntrico estado de Guanajuato. En entrevista con El Vatican Insider el embajador mexicano ante la Santa Sede, Héctor Federico Ling Altamirano, ofreció detalles sobre la visita apostólica.
¿Cómo se vive en México por el próximo viaje del Papa?
La expectativa popular es impresionante, todo hace pensar que la visita provocará una gran sacudida de almas. Muchas personas, incluso desde zonas lejanas del país, irán a León incluso haciendo un enorme esfuerzo. Dicen “si no quepo en la misa, será en la calle pero quiero ver una vez más al Papa en México”. Esto es un muy buen indicio.
Institucionalmente existe el deseo de hacer las cosas bien. Ha intervenido la Conferencia Episcopal, la nunciatura apostólica, la Secretaría de la Defensa Nacional, la Presidencia de la República, la cancillería y los gobernantes de Guanajuato. Estará bien organizada y aunque será una visita breve es importante aprovechar cada minuto útil porque, como sabemos, el pontífice tendrá momentos importantes de descanso.
Usted prevé una gran masa de gente que se traslade esos días a Guanajuato, ¿esto puede generar algún problema de organización?
El margen de los imponderables es reducido, hasta donde yo sé ya terminaron de acondicionar las terrazas en el Parque Bicentenario (donde tendrá lugar la misa central, el domingo 25 ndr) para asegurar la visual del obispo de Roma en vivo, además de la instalación de pantallas gigantes. Todo va muy bien.
Se estima que unas 500 mil personas lleguen a León, las cuales se sumarán al millón y medio de habitantes de la ciudad. Ya no hay lugar en los hoteles de ciudades cercanas, incluso hasta 100 kilómetros de distancia. Todo está saturado, pero existe buen ambiente.
¿Cuál es la expectativa que usted ha percibido de parte de la Santa Sede sobre este viaje?
Hemos podido trabajar de manera muy positiva, sin incidentes ni exigencias inútiles. Pudimos hablar con los personajes más importantes de la Curia Romana para tratar de construir un mensaje sobre los temas de interés de ambas partes, en especial pensando en la entrevista de Benedicto XVI con el presidente Felipe Calderón Hinojosa (el sábado 24 ndr).
¿Cuáles son los temas que se tocarán en ese encuentro?
Los asuntos principales son la libertad religiosa y la reforma del artículo 24 de la Constitución Nacional, que ya está en marcha. Además algún mensaje interesante con respecto al tema de la violencia, pero no con el interés de pedir una tregua a los criminales, como algunos han especulado. México no vive una guerra, no existen bandos, simplemente el Estado intenta hacer cumplir la ley y lo que procede para las víctimas es que Su Santidad envíe un mensaje de esperanza.
Seguramente algo relacionado con la agenda “no negociable”, es decir la vida, la familia, el aborto, la eutanasia, la investigación con células estaminales, la píldora del día después. Todos estos temas, de forma suave, en algún momento se van tratar. Tal vez en la entrevista con el presidente o en la medida en que Su Santidad lo crea prudente en público. Sin meterse en honduras, por supuesto. Otro tema será la inmigración, donde la Iglesia tiene mucho interés.
¿Y qué espera el presidente?
La Presidencia de la República sabe que el Papa llevará un mensaje de aliento a estos pueblos que fueron evangelizados hace ya mucho tiempo y que, pese a las dificultades desde el punto de vista económico, de violencia y de corrupción, siguen luchando para conservar la fe católica. Este es el contexto en el cual hablará el pontífice, va a predicar otra vez el evangelio a quien ya aprecia el mensaje cristiano. Eso se sabe y se agradece porque puede traer una elevación de los espíritus en México.
En un contexto de violencia como vive México, ¿está garantizada la seguridad del Papa?
El 90 por ciento del peligro potencial de un acto indebido contra el Papa se elimina poniéndose a pensar quién ganaría atentando contra él. Si alguien se propusiera matar al líder católico y lo lograra, ¿qué ganaría? El crimen organizado quiere sus rutas libres para que transite la droga, otros simplemente aunque no quieren al Papa tampoco lo odian. Cualquiera sabe que ponerse contra la Iglesia católica es un paquete muy pesado, eso reduce muchísimo las amenazas.
Además se han tomado todas las medidas del caso. Se adiestraron a los muchachos que formarán las vallas al paso del “papamóvil” y se espera un operativo de seguridad con agentes en lugares estratégicos.
Según su opinión, ¿cómo impactará a su país la visita del Papa?
En su momento se analizaron mucho los efectos políticos y sociológicos de la presencia en el país de Juan Pablo II. Esta visita indudablemente va a traer mucho qué decir y aportar al contexto social, en el cual tengo esperanzas de una mayor repercusión.
Vatican Insider
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