UN reportaje de National Geographic lo involucra
"No existe ningún motivo para atribuir al
Vaticano responsabilidades que no tiene"
El portavoz del Vaticano, Federico Lombardi, negó cualquier culpa de la Santa Sede en el tráfico ilegal de marfil que produce la matanza de elefantes en Africa, pues la Iglesia católica condena todo maltrato a los animales.
En una larga nota, el sacerdote jesuita salió al paso de la investigación publicada por la revista National Geographic bajo el título "Culto al marfil" (Ivory Worship), que acusó al gobierno central de la Iglesia católica de alentar la fabricación de objetos religiosos con ese material.
"Nunca he escuchado o leído ni siquiera una palabra que animase el uso del marfil para los objetos devocionales. Mucho menos existe alguna organización promovida o animada por las autoridades de la Iglesia católica para comerciar o importar marfil", replicó Lombardi.
"Y en la Ciudad del Vaticano es decir en el pequeñísimo Estado desde el cual es gobernada la Iglesia católica- no existe algún negocio que venda objetos en marfil a los fieles o a los peregrinos", refirió.
El portavoz precisó que si existe un sacerdote en Filipinas que parece tener responsabilidad en el comercio ilegal de los dientes de elefante, eso no involucra en lo absoluto la responsabilidad del Vaticano, el cual no sabe nada y no tiene nada que ver con él.
Aclaró también que el negocio Savelli, cercano a la Plaza de San Pedro y que ofrece algunos objetos religiosos en marfil, pertenece a privados y no a una institución vaticana.
Empero reconoció que tal vez existan casos de comercio ilícito del precioso material utilizado en alguna parte del mundo para imágenes religiosas cristianas, usadas por católicos.
"Si estos casos son identificados, deben ser condenados claramente por las autoridades competentes civiles y religiosas- pero no existe ningún motivo para atribuir al Vaticano responsabilidades que no tiene", apuntó.
Según Federico Lombardi la posición de la Iglesia y su enseñanza sobre la violencia injustificada hacia los animales es clara y presupone una condena moral general de las acciones humanas que llevan daño al ambiente, a la flora y a la fauna.
Especificó que los animales merecen un tratamiento respetuoso, no pueden ser asesinados y ser obligados a sufrir arbitrariamente.
Además, sostuvo que el catolicismo promueve el respeto a la legalidad y la responsabilidad de los gobernantes de hacer buenas leyes para combatir los crímenes, además de empeñarse en hacerlas respetar.
"La acción más importante y más urgente sea aquella de sensibilizar a las comunidades cristianas en los países interesados por los fenómenos más graves, para que actúen en colaboración activa con todas las personas responsables y los otros miembros de la comunidad civil en la que viven", estableció.
(RD/Agencias)
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