Carlos, nombre supuesto de un pastor colombiano, vivió la extrema violencia de la guerrilla, pero afirma que la mitad de los pastores secuestrados o asesinados por ella fue a causa de su imprudencia o falta de integridad moral.
Colombia ocupa el puesto 46 en el ranking mundial de países que persiguen a los cristianos , según el último informe de Puertas Abiertas. De esta manera, tiene el triste honor de ser el primero de Latinoamérica que aparece en esta lista, tras países de integrismo islámico o regímenes dictatoriales comunistas.
Una fuente exclusiva, que ha vivido muchos años en Colombia y sufrido varios secuestros de la guerrilla, informó a Protestante Digital que solo el 50% de los casos de secuestros y asesinatos a pastores son por motivos religiosos y que el otro 50% obedece a otras causas.
Actualmente él pastorea una iglesia en una importante ciudad latinoamericana y en tres años ha fundado otras tres, en ciudades más pequeñas . “A pesar de todo lo que me ha sucedido, yo no salí huyendo de Colombia. Lo hice porque Dios me marcó una misión específica”, concluye al final de la entrevista de la que entresacaremos los datos más relevantes. Por motivos de seguridad llamaremos Carlos, aunque no es su nombre verdadero.
Sólo queremos decir que como diario nuestro deseo fue acercarnos a una persona que conoce la realidad colombiana, pero que el resultado ha sido para nosotros mismos en parte sorprendente, pero es nuestro deber no dejar de publicarlo. También queremos asegurar que la fuente se trata de un ministerio reconocido y solvente.
Como él afirma, al acceder a esta entrevista, Carlos expresa que su deseo es llegar con un mensaje de reflexión al pueblo evangélico de Colombia. “Hay algunos pastores que usan la vocación para sacar provecho personal. Muchos de ellos fueron asesinados por su mala conducta, su falta de ética, por su estilo de vida inmoral, porque tenían dos o más mujeres… La guerrilla socialista, que defiende los derechos del pueblo campesino, no tolera esto en alguien que se dice siervo de Dios”. Con esta sorprendente declaración nuestro entrevistado abre un panorama poco conocido más allá de las fronteras de su país , que sin dejar de reconocer la violencia, secuestros y asesinatos por motivos puramente religiosos (la mitad de los ocurridos), abre la puerta a un alto porcentaje de conflictos relacionados con aspectos que no tienen que ver directamente con la fe.
“Deseo que mis palabras sirvan para que los cristianos tengan hoy más prudencia y no cometan los mismos errores”, afirma Carlos.
OTRA VISIÓN DEL PROBLEMA
Después de la muerte violenta de la misionera Alicia Castilla el pasado lunes 7 de enero en Arauca, localidad del norte de Colombia donde operan las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional , este diario tomó contacto con un pastor que fue secuestrado por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en tres oportunidades, entre los años 2000 y 2006.
“No me sorprendió leer la noticia (en Protestante Digital) porque esta misionera hizo declaraciones que yo nunca haría estando en Colombia. Mi familia y yo seguimos vivos de milagro después que una periodista nos visitó y dijo que quería que expresáramos algo que ayudara al pueblo cristiano a cuidarse, y cuando publicó su reportaje nos identificó, dio nuestros nombres”, expresa el pastor.
Sin embargo, una muestra de la alta tensión que viven los pastores evangélicos colombianos es que él mismo hoy en día está dispuesto a hablar pero no a ser identificado, a pesar de que desde hace unos años es misionero en otro país lejos de Colombia.
También, como luego ampliaremos, que a pesar de llevar una vida ejemplar y de máximo cuidado en su trato con la guerrilla, fue secuestrado por negarse a pagar el impuesto revolucionario cuando su iglesia en Colombia creció, salvando la vida por un auténtico milagro.
´HIJOS DEL DIABLO´
Según nuestro entrevistado, los guerrilleros hacen llamados de atención cuando tienen a alguien en la mira; luego viene el secuestro y, por último, el ajusticiamiento. “En algunos casos, los pastores secuestrados o asesinados fueron muy imprudentes. Por ejemplo, desde el púlpito hacían declaraciones como: ´Vamos a orar por estos hijos del diablo´. Espiritualizaban todo y veían demonios por todos lados… Yo les he escuchado decir a los guerrilleros: ´Nuestro enojo con ustedes los protestantes es porque nos llaman demonios y nosotros somos seres humanos´. O: ´Pastor, ore por mí porque yo también tengo conciencia como usted, y también sufro porque mi madre sufre a causa de mi situación´. Yo nunca me he referido a ellos como demonios, aunque mi oración en secreto fuera que todo demonio de violencia saliera de ellos”, expresa Carlos.
A continuación recalca que aunque desde luego no todos, una parte de los líderes cristianos eran imprudentes al expresarse o hacían cosas injustas o poco éticas a los ojos de las FARC . “En el 2003 los paramilitares decretaron que las personas que se entregaban a Cristo en las iglesias cristianas debían permanecer fieles o serían sentenciados. Esto fue porque se escondían muchas cosas detrás del cristianismo”. Menciona también que Claudia, la esposa de César Castellanos fue secuestrada en una oportunidad, no por ser cristiana sino porque era senadora y la guerrilla consideró que era cómplice de muchas injusticias sociales. “En otros casos de pastores secuestrados, la causa fue que vivían muy cómodamente mientras que sus feligreses pasaban necesidad. La guerrilla no soporta eso”, afirma.
Carlos ejerció un cargo de responsabilidad en CEDECOL (Consejo Evangélico de Colombia) en varios departamentos con fuerte presencia guerrillera. La ONG fue creada para la defensa de los derechos humanos del pueblo cristiano y está autorizada para mediar, escuchar y hablar con los guerrilleros. En cierta ocasión, uno de ellos sorprendió a Carlos diciéndole: “La Biblia enseña que hay que amar a los enemigos, y los protestantes están siendo desobedientes”.
LA ´PREDICA´DE RAÚL REYES
En 2005 las FARC convocaron a 70 pastores para un diálogo sincero y directo sobre la situación de Colombia. El encuentro se llamó ´Cumbre de los 70´. “Los años del 2000 al 2006 fueron bien difíciles para Colombia. El presidente Pastrano –el guerrillero mayor- concedió extensos territorios a las organizaciones armadas y toda la fuerza para avanzar”, explica el pastor Carlos.
En aquella reunión, los pastores tuvieron oportunidad de escuchar durante 40 minutos a Raúl Reyes (alias de Luis Edgar Devia Silva), el segundo comandante de las FARC , muerto en marzo de 2008 en territorio ecuatoriano. “Pastores, ustedes tienen que comprender que Dios les ha dado una misión que no es meramente espiritual, sino también social y moral”, dijo Reyes. “Fue como una predicación”, expresa Carlos. Y en son de broma agrega: “Solo faltó que recogieran la ofrenda”.
Las palabras de Reyes calaron en el corazón de nuestro entrevistado. “Aprendí a ver la vida con otros ojos”, afirma. A partir de ese momento ejerció un ministerio integral. “Algunos cristianos espiritualizan todo, otros se inclinan mucho a lo social y se involucran en política, y otros dan preeminencia a la moral y se vuelven sentimentales. Hay que encontrar el equilibrio”, dice.
EL PRIMER SECUESTRO
Al momento de celebrarse la ´Cumbre de los 70´, Carlos ya había experimentado un secuestro y una “retención”.
“La primera vez me secuestraron porque no podían dar con mi jefe, el líder de la misión extranjera con la que yo trabajaba. Él ya había sido ´vacunado´, término que se usa para decir que alguien ha sido marcado por paramilitares o guerrilleros para obtener dinero. Mi jefe decía por radio y televisión que no les daría nada”. En ese tiempo, el gobierno brindó escoltas a los líderes religiosos, fueran pastores o sacerdotes. “Él es un hombre de Dios. El Señor lo guardó muchísimo y no pudieron secuestrarlo”, rememora Carlos.
Ambos organizaron una campaña evangelizadora en una zona cercana a la cordillera donde estaba un grupo guerrillero. “Al segundo día de campaña, esta gente ya tenía montado el dispositivo para echarle mano. Recuerdo que yo abrí la reunión y le pasé al micrófono. En ese momento, el Espíritu Santo le dijo: ´Váyase´. Él me devolvió el micrófono, me dijo que tenía que irse y que nos veríamos luego, y desapareció. Yo seguí con la campaña y el último día me secuestraron para presionarlo a él para que entregara el dinero que le habían pedido. Estuve 9 días en cautiverio. Dios hizo un milagro y salí en libertad”.
A continuación, el pastor Carlos completa la historia: “Ellos (los guerrilleros) tenían su objetivo y no lo abandonaron. Seis meses después lo secuestraron y estuvo seis meses cautivo. Nunca supe si se pagó rescate”.
RETENCIÓN Y NUEVO SECUESTRO
La segunda experiencia de cautiverio fue el año 2002 . Carlos pensó que era un nuevo secuestro y tenía un nudo en la garganta, pero le explicaron que se trataba de una ´retención´. Lo llevaron a las montañas durante 15 días para que orara por los enfermos en los hospitales que tiene la guerrilla. “En ese tiempo se habían difundidos testimonios de personas sanadas por el poder de Dios y me llevaron a 14 hospitales donde había gente con todo tipo de enfermedades, tanto guerrilleros como profesionales retenidos, médicos, enfermeras, psicólogos, cirujanos… Yo les decía que hay una esperanza y que ese era el momento de entregar su vida a Cristo, sea que murieran o vivieran”.
En el año 2006, el pastor fue secuestrado por segunda vez . Después de la exhortación de Raúl Reyes, había comenzado a desarrollar una misión integral, ayudando a las viudas y los huérfanos. “Hacía una labor social, moral y espiritual. Eso me llevó a crecer en todo sentido: había muchos fieles en la iglesia que pastoreaba, mi economía mejoró y también tenía mayor reconocimiento social. El pueblo me estaba pidiendo que me lanzara como candidato a intendente porque respetaban un liderazgo de 5 años”.
CON ELLOS O CONTRA ELLOS
Reconoce de todas formas Carlos que la situación, sin embargo, no es nada fácil nisiquiera actuando con sabiduría y cuidado. En su caso, al crecer económicamente, la guerrilla le exigió el ´impuesto de guerra´ y él no quiso darlo apoyando la violencia. “Otros pastores se negaban a entregar dinero pero les daban medicamentos y entonces eran vistos por los paramilitares como asociados a la guerrilla. La única solución era tomar una posición neutral”, explica.
Tiempo antes, en una reunión de diálogo con la guerrilla, Carlos había recibido una invitación a obtener su pase para entrar en ´zonas liberadas´ pero él respondió que prefería mantener una posición neutral y continuar orando por ellos. “La Biblia dice que el que no está conmigo está contra mí”, le respondieron, aplicándose a sí mismos las palabras de Jesús.
El secuestro tuvo por objetivo presionarlo a entregar el dinero que le estaban pidiendo. Fueron 13 días de cautiverio. “Dios manifestó su gloria y me soltaron. Nunca pagué nada, ´los inocentes no deben morir´”, expresa Carlos y a continuación relata lo sucedido: “Dios me dio una revelación sobre los cuatro muchachos que me cuidaban, sus nombres y datos de sus familias. Ellos quedaron muy impactados y le hablaron al comandante, quien ordenó mi liberación ´porque verdaderamente yo era un hombre de Dios´”. Tres meses después estos muchachos escaparon y se acogieron al Plan de Reinserción del gobierno del presidente Uribe, que les brinda seguridad y posibilidades de estudiar. Ellos se convirtieron al evangelio y estuvieron en nuestra iglesia y en nuestra casa”.
ENSEÑANZA PARA SU VIDA
De todas estas experiencias vividas -junto a su esposa y sus hijos- Carlos saca la siguiente enseñanza: “No puedo decir otra cosa que vivimos por la misericordia de Dios. En cada uno de estos episodios pude comprender cómo el diablo avanza en medio de un pueblo que dice ser cristiano y que con su estilo de vida le otorga espacio para que obre”.
Por otra parte, reconoce que “tanta guerra y violencia contra el pueblo cristiano dio lugar a un avivamiento. Las divisiones se acabaron en un 80%, se hacían vigilias unidas de todas las iglesias cristianas”.
Actualmente la guerrilla en Colombia controla ´territorio liberados´. “Ellos han vuelto a sus lugares de origen, donde han podido crear frentes con gran seguridad; para entrar a estos territorios hay que tener una credencial”, explica Carlos.
Una fuente exclusiva, que ha vivido muchos años en Colombia y sufrido varios secuestros de la guerrilla, informó a Protestante Digital que solo el 50% de los casos de secuestros y asesinatos a pastores son por motivos religiosos y que el otro 50% obedece a otras causas.
Actualmente él pastorea una iglesia en una importante ciudad latinoamericana y en tres años ha fundado otras tres, en ciudades más pequeñas . “A pesar de todo lo que me ha sucedido, yo no salí huyendo de Colombia. Lo hice porque Dios me marcó una misión específica”, concluye al final de la entrevista de la que entresacaremos los datos más relevantes. Por motivos de seguridad llamaremos Carlos, aunque no es su nombre verdadero.
Sólo queremos decir que como diario nuestro deseo fue acercarnos a una persona que conoce la realidad colombiana, pero que el resultado ha sido para nosotros mismos en parte sorprendente, pero es nuestro deber no dejar de publicarlo. También queremos asegurar que la fuente se trata de un ministerio reconocido y solvente.
Como él afirma, al acceder a esta entrevista, Carlos expresa que su deseo es llegar con un mensaje de reflexión al pueblo evangélico de Colombia. “Hay algunos pastores que usan la vocación para sacar provecho personal. Muchos de ellos fueron asesinados por su mala conducta, su falta de ética, por su estilo de vida inmoral, porque tenían dos o más mujeres… La guerrilla socialista, que defiende los derechos del pueblo campesino, no tolera esto en alguien que se dice siervo de Dios”. Con esta sorprendente declaración nuestro entrevistado abre un panorama poco conocido más allá de las fronteras de su país , que sin dejar de reconocer la violencia, secuestros y asesinatos por motivos puramente religiosos (la mitad de los ocurridos), abre la puerta a un alto porcentaje de conflictos relacionados con aspectos que no tienen que ver directamente con la fe.
“Deseo que mis palabras sirvan para que los cristianos tengan hoy más prudencia y no cometan los mismos errores”, afirma Carlos.
OTRA VISIÓN DEL PROBLEMA
Después de la muerte violenta de la misionera Alicia Castilla el pasado lunes 7 de enero en Arauca, localidad del norte de Colombia donde operan las guerrillas del Ejército de Liberación Nacional , este diario tomó contacto con un pastor que fue secuestrado por las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en tres oportunidades, entre los años 2000 y 2006.
“No me sorprendió leer la noticia (en Protestante Digital) porque esta misionera hizo declaraciones que yo nunca haría estando en Colombia. Mi familia y yo seguimos vivos de milagro después que una periodista nos visitó y dijo que quería que expresáramos algo que ayudara al pueblo cristiano a cuidarse, y cuando publicó su reportaje nos identificó, dio nuestros nombres”, expresa el pastor.
Sin embargo, una muestra de la alta tensión que viven los pastores evangélicos colombianos es que él mismo hoy en día está dispuesto a hablar pero no a ser identificado, a pesar de que desde hace unos años es misionero en otro país lejos de Colombia.
También, como luego ampliaremos, que a pesar de llevar una vida ejemplar y de máximo cuidado en su trato con la guerrilla, fue secuestrado por negarse a pagar el impuesto revolucionario cuando su iglesia en Colombia creció, salvando la vida por un auténtico milagro.
´HIJOS DEL DIABLO´
Según nuestro entrevistado, los guerrilleros hacen llamados de atención cuando tienen a alguien en la mira; luego viene el secuestro y, por último, el ajusticiamiento. “En algunos casos, los pastores secuestrados o asesinados fueron muy imprudentes. Por ejemplo, desde el púlpito hacían declaraciones como: ´Vamos a orar por estos hijos del diablo´. Espiritualizaban todo y veían demonios por todos lados… Yo les he escuchado decir a los guerrilleros: ´Nuestro enojo con ustedes los protestantes es porque nos llaman demonios y nosotros somos seres humanos´. O: ´Pastor, ore por mí porque yo también tengo conciencia como usted, y también sufro porque mi madre sufre a causa de mi situación´. Yo nunca me he referido a ellos como demonios, aunque mi oración en secreto fuera que todo demonio de violencia saliera de ellos”, expresa Carlos.
A continuación recalca que aunque desde luego no todos, una parte de los líderes cristianos eran imprudentes al expresarse o hacían cosas injustas o poco éticas a los ojos de las FARC . “En el 2003 los paramilitares decretaron que las personas que se entregaban a Cristo en las iglesias cristianas debían permanecer fieles o serían sentenciados. Esto fue porque se escondían muchas cosas detrás del cristianismo”. Menciona también que Claudia, la esposa de César Castellanos fue secuestrada en una oportunidad, no por ser cristiana sino porque era senadora y la guerrilla consideró que era cómplice de muchas injusticias sociales. “En otros casos de pastores secuestrados, la causa fue que vivían muy cómodamente mientras que sus feligreses pasaban necesidad. La guerrilla no soporta eso”, afirma.
Carlos ejerció un cargo de responsabilidad en CEDECOL (Consejo Evangélico de Colombia) en varios departamentos con fuerte presencia guerrillera. La ONG fue creada para la defensa de los derechos humanos del pueblo cristiano y está autorizada para mediar, escuchar y hablar con los guerrilleros. En cierta ocasión, uno de ellos sorprendió a Carlos diciéndole: “La Biblia enseña que hay que amar a los enemigos, y los protestantes están siendo desobedientes”.
LA ´PREDICA´DE RAÚL REYES
En 2005 las FARC convocaron a 70 pastores para un diálogo sincero y directo sobre la situación de Colombia. El encuentro se llamó ´Cumbre de los 70´. “Los años del 2000 al 2006 fueron bien difíciles para Colombia. El presidente Pastrano –el guerrillero mayor- concedió extensos territorios a las organizaciones armadas y toda la fuerza para avanzar”, explica el pastor Carlos.
En aquella reunión, los pastores tuvieron oportunidad de escuchar durante 40 minutos a Raúl Reyes (alias de Luis Edgar Devia Silva), el segundo comandante de las FARC , muerto en marzo de 2008 en territorio ecuatoriano. “Pastores, ustedes tienen que comprender que Dios les ha dado una misión que no es meramente espiritual, sino también social y moral”, dijo Reyes. “Fue como una predicación”, expresa Carlos. Y en son de broma agrega: “Solo faltó que recogieran la ofrenda”.
Las palabras de Reyes calaron en el corazón de nuestro entrevistado. “Aprendí a ver la vida con otros ojos”, afirma. A partir de ese momento ejerció un ministerio integral. “Algunos cristianos espiritualizan todo, otros se inclinan mucho a lo social y se involucran en política, y otros dan preeminencia a la moral y se vuelven sentimentales. Hay que encontrar el equilibrio”, dice.
EL PRIMER SECUESTRO
Al momento de celebrarse la ´Cumbre de los 70´, Carlos ya había experimentado un secuestro y una “retención”.
“La primera vez me secuestraron porque no podían dar con mi jefe, el líder de la misión extranjera con la que yo trabajaba. Él ya había sido ´vacunado´, término que se usa para decir que alguien ha sido marcado por paramilitares o guerrilleros para obtener dinero. Mi jefe decía por radio y televisión que no les daría nada”. En ese tiempo, el gobierno brindó escoltas a los líderes religiosos, fueran pastores o sacerdotes. “Él es un hombre de Dios. El Señor lo guardó muchísimo y no pudieron secuestrarlo”, rememora Carlos.
Ambos organizaron una campaña evangelizadora en una zona cercana a la cordillera donde estaba un grupo guerrillero. “Al segundo día de campaña, esta gente ya tenía montado el dispositivo para echarle mano. Recuerdo que yo abrí la reunión y le pasé al micrófono. En ese momento, el Espíritu Santo le dijo: ´Váyase´. Él me devolvió el micrófono, me dijo que tenía que irse y que nos veríamos luego, y desapareció. Yo seguí con la campaña y el último día me secuestraron para presionarlo a él para que entregara el dinero que le habían pedido. Estuve 9 días en cautiverio. Dios hizo un milagro y salí en libertad”.
A continuación, el pastor Carlos completa la historia: “Ellos (los guerrilleros) tenían su objetivo y no lo abandonaron. Seis meses después lo secuestraron y estuvo seis meses cautivo. Nunca supe si se pagó rescate”.
RETENCIÓN Y NUEVO SECUESTRO
La segunda experiencia de cautiverio fue el año 2002 . Carlos pensó que era un nuevo secuestro y tenía un nudo en la garganta, pero le explicaron que se trataba de una ´retención´. Lo llevaron a las montañas durante 15 días para que orara por los enfermos en los hospitales que tiene la guerrilla. “En ese tiempo se habían difundidos testimonios de personas sanadas por el poder de Dios y me llevaron a 14 hospitales donde había gente con todo tipo de enfermedades, tanto guerrilleros como profesionales retenidos, médicos, enfermeras, psicólogos, cirujanos… Yo les decía que hay una esperanza y que ese era el momento de entregar su vida a Cristo, sea que murieran o vivieran”.
En el año 2006, el pastor fue secuestrado por segunda vez . Después de la exhortación de Raúl Reyes, había comenzado a desarrollar una misión integral, ayudando a las viudas y los huérfanos. “Hacía una labor social, moral y espiritual. Eso me llevó a crecer en todo sentido: había muchos fieles en la iglesia que pastoreaba, mi economía mejoró y también tenía mayor reconocimiento social. El pueblo me estaba pidiendo que me lanzara como candidato a intendente porque respetaban un liderazgo de 5 años”.
CON ELLOS O CONTRA ELLOS
Reconoce de todas formas Carlos que la situación, sin embargo, no es nada fácil nisiquiera actuando con sabiduría y cuidado. En su caso, al crecer económicamente, la guerrilla le exigió el ´impuesto de guerra´ y él no quiso darlo apoyando la violencia. “Otros pastores se negaban a entregar dinero pero les daban medicamentos y entonces eran vistos por los paramilitares como asociados a la guerrilla. La única solución era tomar una posición neutral”, explica.
Tiempo antes, en una reunión de diálogo con la guerrilla, Carlos había recibido una invitación a obtener su pase para entrar en ´zonas liberadas´ pero él respondió que prefería mantener una posición neutral y continuar orando por ellos. “La Biblia dice que el que no está conmigo está contra mí”, le respondieron, aplicándose a sí mismos las palabras de Jesús.
El secuestro tuvo por objetivo presionarlo a entregar el dinero que le estaban pidiendo. Fueron 13 días de cautiverio. “Dios manifestó su gloria y me soltaron. Nunca pagué nada, ´los inocentes no deben morir´”, expresa Carlos y a continuación relata lo sucedido: “Dios me dio una revelación sobre los cuatro muchachos que me cuidaban, sus nombres y datos de sus familias. Ellos quedaron muy impactados y le hablaron al comandante, quien ordenó mi liberación ´porque verdaderamente yo era un hombre de Dios´”. Tres meses después estos muchachos escaparon y se acogieron al Plan de Reinserción del gobierno del presidente Uribe, que les brinda seguridad y posibilidades de estudiar. Ellos se convirtieron al evangelio y estuvieron en nuestra iglesia y en nuestra casa”.
ENSEÑANZA PARA SU VIDA
De todas estas experiencias vividas -junto a su esposa y sus hijos- Carlos saca la siguiente enseñanza: “No puedo decir otra cosa que vivimos por la misericordia de Dios. En cada uno de estos episodios pude comprender cómo el diablo avanza en medio de un pueblo que dice ser cristiano y que con su estilo de vida le otorga espacio para que obre”.
Por otra parte, reconoce que “tanta guerra y violencia contra el pueblo cristiano dio lugar a un avivamiento. Las divisiones se acabaron en un 80%, se hacían vigilias unidas de todas las iglesias cristianas”.
Actualmente la guerrilla en Colombia controla ´territorio liberados´. “Ellos han vuelto a sus lugares de origen, donde han podido crear frentes con gran seguridad; para entrar a estos territorios hay que tener una credencial”, explica Carlos.
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