"Las mujeres estamos alumbrando una nueva Iglesia y una nueva sociedad"
Ante la tibieza, pasividad e hipocresía de los gobiernos, ante el silencio de la jerarquía de la Iglesia católica y de algunos sectores de la sociedad en la crisis que estamos atravesando, DENUNCIAMOS, como mujeres creyentes y feministas:
1. Que la dignidad de las personas, la justicia y la paz están siendo pisoteadas con la excusa de recortes supuestamente necesarios para la supervivencia del estado y de los ciudadanos y que afectan a los más pobres, especialmente a las mujeres, que han de hacer frente, desde la precariedad y el drama del paro, a la subida de impuestos sin otra alternativa posible.
2. Que la corrupción generalizada de políticos, instituciones y organismos autonómicos está afectando gravemente y deteriorando la misma democracia y los derechos de los ciudadanos sin una actuación visible de los tribunales de justicia.
3. El silencio cómplice de la jerarquía eclesial que, como institución, no hace denuncia ni justicia frente a los gravísimos atentados contra la dignidad humana y los derechos adquiridos en democracia: sanidad, servicios sociales, educación, ayuda a la cooperación, etc.
4. Que la economía mundial y los poderes financieros, basados en el enriquecimiento especulativo y la ambición de unos pocos, sean la causa de la pobreza y la injusticia que afectan a millones de seres humanos abocados a una muerte segura.
En los comienzos de este tercer milenio, RECLAMAMOS:
1. Que la Iglesia se posicione del lado de los más débiles, los que sufren los zarpazos de la crisis, los que vemos perder nuestros derechos consolidados durante años gracias al esfuerzo de mujeres y hombres que han trabajado por la dignidad del ser humano, y que apoye con firmeza y claridad sus justas reivindicaciones.
Con valentía y coraje, PROCLAMAMOS TRABAJAMOS Y SOÑAMOS:
1. Que los cambios para transformar el mundo pasan por construir hoy, la utopía y de-construir todo aquello que genere opresión, injusticia, subordinación, enriquecimiento, embrutecimiento cultural y sequía espiritual, carencia de valores y derroche de recursos que son patrimonio de todos los seres humanos.
2. Trabajamos por un trabajo cotidiano marcado por la solidaridad y las redes ciudadanas de ayuda y cooperación. Creemos en las personas y su poder de recuperación y sanación a partir de lo que se tiene, de la realidad. Trabajamos por un nuevo sistema social y económico que cuide y fomente la vida y no la producción descontrolada.
3. Practicamos una espiritualidad en la que la oración, la contemplación y el gozo de vivir van unidos a la búsqueda de la justicia y a la compasión activa. Una espiritualidad encarnada y atenta que encuentra a Dios en la misma vida, en la lucha cotidiana por la dignidad y los derechos fundamentales de todo ser humano. Una espiritualidad profética que toma en serio el seguimiento de Jesús y lo practica en los nuevos contextos sociales.
4. En medio de un mundo en crisis y desgarrado por el sufrimiento de millones de seres humanos, las mujeres estamos alumbrando una nueva Iglesia y una nueva sociedad. Esta es nuestra esperanza. Estos son nuestros sueños. Esta es nuestra lucha.
FIRMADO: MIEMBROS DE "MUJERES Y TEOLOGÍA"
RD
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