Secretario general de la Conferencia Episcopal Brasileña
Texto y fotos: DARÍO MENOR | El franciscano Leonardo Ulrich Steiner es secretario general de la Conferencia Episcopal Brasileña y obispo auxiliar de Brasilia. Desde Roma, donde participó en el reciente congreso Ecclesia in América, que conmemora el 15º aniversario del Sínodo de Obispos para América, analiza la experiencia de este encuentro y los retos que afronta la Iglesia de su país. Entre ellos, destacan los problemas sociales, el desafío de las sectas evangélicas y la organización de la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ), que se celebra en julio en Río de Janeiro. Steiner asegura que el Papa le confirmó que acudirá a esta cita.
- Brasil está experimentando un gran crecimiento económico, que ha hecho que disminuya el número de pobres. ¿Ha traído el desarrollo también más justicia social?
- Existe crecimiento económico y un buen número de brasileños ha dejado la franja de la pobreza extrema, pero eso no significa que las infraestructuras hayan mejorado lo suficiente. En nuestras grandes favelas y periferias hace falta todavía mucho. La población más pobre es la indígena, y sufre por la cuestión de la sanidad y de la defensa de sus derechos.
- Un gran número de católicos brasileños se pasa cada año a las sectas evangélicas. ¿Cómo vive este fenómeno el Episcopado?
- Es un fenómeno mundial. En cualquier caso, lo que más crece en Brasil es el número de personas que dice no tener religión. Hoy son el 8%. Hay muchas personas que abandonaron la Iglesia católica u otras Iglesias históricas y comenzaron a participar en los cultos de otras comunidades religiosas, como la llamada Asamblea de Dios. No sé si podemos llamarlas “Iglesias”. Estas personas pasan de una comunidad a otra. También los hay que retornan a la Iglesia católica. Nosotros necesitamos ser más evangelizadores, más misioneros. A los que han dejado nuestra Iglesia, debemos mostrarles la grandeza de nuestra fe, del Evangelio, de nuestros feligreses… Eso atrae a las personas. También debemos dar a la Palabra de Dios el lugar que se merece, como ocurría en la Iglesia primitiva.
Comunidades vivas
- ¿Qué es lo que se puede aprender de estas comunidades?
- Dos elementos fundamentales: vivir la Palabra de Dios y el espíritu misionero. La Palabra es el alimento de la vida de la Iglesia, de la comunidad y de la familia. Hay que confiar a los laicos la misión de dar a conocer la Palabra de Dios en las pequeñas comunidades. Conozco algunas que durante años no recibieron la visita de un sacerdote, pero estaban vivas porque conocían y hablaban sobre la Palabra.
- ¿Cuando habló con el Papa, le confirmó si irá a Brasil para participar en la JMJ?
- Le agradecí al Papa el envío de la cruz de la JMJ a Brasil y le dije que está haciendo milagros. Él sonrió y dijo: “¿Ah, sí?”. También le comenté que era bienvenido en Brasil y que le estábamos esperando. Me respondió: “Sí, sí, estaremos”.
Vida Nueva
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