Viajamos a Congo con Felipe Berríos e Inés Oleaga, dos de los responsables del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en terreno. Felipe es un jesuita chileno, un ser excepcional, su visión de la justicia social, su compromiso, una mirada que siempre ve unos metros más allá. Inés Oleaga nos pide que miremos el paisaje, colinas verdes, una riqueza que nos saca de esa imagen árida que normalmente tenemos de África. Pero a la vez nos habla del conflicto, de los últimos enfrentamientos, de la nueva población que se ha visto obligada a desplazarse. Tanta riqueza y a la vez tanta miseria.
De pronto, en Lushebere, los primeros campos de desplazados. Nos cuentan que el campo está desde 2006, pero que ahora está lleno de nuevos desplazados. Imposible que vuelvan a sus hogares, la inseguridad es muy alta, y aquí no tienen acceso a comida, no tienen unas condiciones mínimas de higiene y sobretodo viven con miedo permanente. Seguimos avanzando y nuevos campos: Kilimani, Bukombo, Bonde, Bihito, Kalinga…
El SJR apuesta por la educación y el acompañamiento día a día en los campos. En educación la intervención más importante se está haciendo en educación secundaria, para que aquellos jóvenes que terminen la primaria puedan continuar sus estudios y para protegerlos de la posibilidad de ser alistados en los múltiples grupos armados de la zona, de la violencia sexual, el alcohol…
Bajamos a los campos. Mama Furaha nos cuenta que hace poco dio a luz, lo hizo en la selva, ya que en noviembre tuvieron que abandonar el campo por los últimos enfrentamientos. Llamo a su hijo Èxode (éxodo) y ya han conseguido volver al campo y retomar sus vidas.
Y llega la noche y la cena. Y seguimos hablando sobre el mismo tema, sobre la misión del SJR. Felipe es muy claro: «tenemos que ser valientes, dejarnos de lo superfluo e ir a lo importante, enfrentarnos a la injusticia social e intentar afrontar soluciones. Ir más allá de los proyectos y las instituciones, y quedarnos en el compromiso.»
Pablo Funes (Entreculturas)
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