Friday, March 22, 2013

Bergoglio, papa / Los desafíos / El escenario: Empieza a asomar la resistencia conservadora



Esperemos que lo dejen." "¿Va a poder solo contra todos en ese nido de víboras?" "No, no va a poder, la curia se lo va a comer crudo."
En estos días de enamoramiento colectivo por el papa argentino que "es uno de nosotros, que habla como nosotros y que es sencillo como nosotros", es normal escuchar este tipo de conversaciones en bares, peluquerías, comercios.
Después de un Vaticano repleto de intrigas al mejor estilo Dan Brown, con la salida a la luz de luchas de poder y dinero en los documentos secretos filtrados en el VatiLeaks, resulta normal que la doña Rosa romana se pregunte si el papa argentino que por su sonrisa recuerda a Juan XXIII realmente podrá hacer esa limpieza considerada urgente en el gobierno central de la Iglesia Católica.
"Para mí, lo van a envenenar como a Juan Pablo I. Es demasiado puro y humilde este papa", hasta se oye decir en las charlas de café.
La doña Rosa romana percibe que este papa venido del fin del mundo podría provocar un verdadero terremoto en un Vaticano hasta ahora percibido como una entidad encerrada dentro de sus muros en sus fastos imperiales, alejada de la realidad de la gente. Y la parte más conservadora de la Iglesia también tiembla ante ese papa humilde que quiere una Iglesia pobre y para los pobres .
Ayer, hasta el premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel admitió cierta preocupación tras el encuentro que mantuvo ayer con Francisco. "Lo vi tranquilo, bien, decidido, aunque preocupado, ya que está tratando de interiorizarse... Pero seguro y dispuesto a cumplir su misión apostólica", respondió a LA NACION, al ser consultado sobre cómo había visto al Papa.
"Está tratando de entender cómo va a afrontar las dificultades que va a tener dentro del Vaticano. Solo no puede hacer mucho, necesitará ayuda para avanzar", agregó.
Tal como destacó ayer el prestigioso vaticanista Marco Politi, las resistencias internas al "papa de los pobres" que provienen de parte de sectores tradicionalistas y conservadores de la curia romana ya comenzaron.
Para Politi, es justamente la determinación mostrada por Francisco la que ha generado estas reacciones subterráneas internas a la estructura eclesiástica.
"Exigir una Iglesia pobre a eclesiásticos irreprochables significa poner en contradicción estilos de vida y comportamientos que involucran a miles de jerarcas grandes y pequeños", escribió Politi en el diario Il Fatto Quotidiano.
Significa, además, "poner en duda palacios, autos, servidumbre, consumismo, afán de éxito, que proliferan en el mundo eclesiástico como en cualquier organismo social, conviviendo junto con existencias totalmente desinteresadas, comprometidas con la misión", agregó.
Para Politi, poner la pobreza en el primer lugar de la agenda "no sólo equivale a vivir en dos habitaciones como hacía el Bergoglio arzobispo de Buenos Aires, sino que comporta también la imposibilidad de la jerarquía eclesiástica a negarse a la transparencia".
Además, podría significar hacer público el propio patrimonio inmobiliario, estimado por el diario económico Il Sole 24 Ore en 1000 millones de euros sólo en Italia; publicar, como hacen en Alemania, los balances de las diócesis italianas, normalmente contrarias a eso; reformar drásticamente el IOR (Instituto para las Obras de Religión, el banco vaticano), últimamente acusado de haber lavado dinero en operaciones poco transparentes. El IOR podría ser directamente abolido y reemplazado por un banco ético, en regla con las normas internacionales.
"Conectando teológicamente la abdicación de Benedicto XVI -definiendo su renuncia inspirada por el Espíritu Santo, así como la elección de su sucesor, es decir, él mismo-, Francisco puso dentro de la dimensión de servicio el gesto revolucionario de Ratzinger, que de repente hizo a la Iglesia más humana y más frágil", escribió Politi.
La resistencia al primer papa que se llama Francisco comienza a notarse también entre algunas de las plumas de renombre de Italia.
Anteayer, Giuliano Ferrara, director del diario Il Foglio, considerado un "ateo devoto", de joven comunista y ahora liberal de derecha, directamente le escribió una carta abierta a Francisco, titulada "Padre, tengo miedo de la ternura", jugando con la homilía que pronunció en la misa de asunción de pontificado, en la que llamó a no tener miedo de la ternura y la bondad.
"Estoy entre aquellos pocos que le tienen miedo a la ternura y entre esos poquísimos que consideran parte de la misericordia divina también el juicio y el ejercicio de la autoridad", escribió Ferrara, paladín de la lucha contra el aborto, que en Italia es legal dentro de los 90 días de embarazo.
"Para mí sería instintivo decirle que decir «buen almuerzo» no es una teología y que el perdón, la paciencia, la amistad de Dios por el hombre son parte de un proyecto de la creación [...] iluminado por ingobernables libertades que hay que disciplinar severamente", escribió.
Ferrara, que recuerda que Bergoglio dijo una vez que "abortar es matar a quien no puede defenderse", reclamó escuchar de su boca esas mismas palabras, en una actitud de "linearidad, claridad y verdad".
La nación

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