Cartas al Cónclave. Hoy Diego Balmaseda, 24 años, consultor

Con la celebración de este nuevo Cónclave, he estado reflexionando sobre qué papa sería el más apropiado o qué tipo de iniciativas creo que debería tomar. Pero, por mucho que reflexione, vosotros, que tenéis más años de oración, estudio y experiencia que yo a vuestras espaldas, decidiréis mucho mejor. Confiaré en la decisión que, iluminados por el Espíritu Santo, toméis.

Sin embargo, con ánimo constructivo me gustaría comentar dos aspectos en los que creo que la Iglesia debería mejorar.

Me gustaría ver una Iglesia más abierta, en la que todos tengamos lugar y en la que no se juzgue a nadie. Creo que debemos avanzar en la integración de colectivos a quienes a veces se señala y condena, por ejemplo divorciados u homosexuales, olvidando que todos somos pecadores y que probablemente sus pecados no sean mayores que los nuestros. No quiero decir que haya que reducir las exigencias morales, sino simplemente no juzgar ni condenar a colectivos.

Me gustaría ver también una Iglesia más transparente. Cuando pecamos, manchamos el nombre de la Iglesia y de los demás cristianos, pero esto es especialmente grave cuando ocurre dentro del clero, pues ellos han adquirido un compromiso mayor. Creo que la Iglesia debería ser más transparente, estricta y contundente a la hora de lavar los trapos sucios. Ocultar y disimular los pecados del clero sólo genera rumores y sospechas, mientras que reconocerlos públicamente es un buen comienzo para la conversión.

Aprovecho también esta oportunidad de escribiros para daros las gracias por todo lo que he recibido. Aunque a menudo no lo parezca, Dios es la base de mi vida. Una vez terminan las alegrías o diversiones pasajeras, intentar seguir a Jesús con más fuerza y en más aspectos, es lo que realmente me llena. Y la Iglesia es quien me acerca y me ha acercado a Él. 

Además, me siento orgulloso de pertenecer a una Iglesia que está siempre del lado de los pobres y de los que sufren, y que defiende en todo momento la vida, la justicia y la paz. Me enorgullece ver cómo Jesús, a través de la Iglesia, transforma la vida de tantos, invitándonos a ser felices y a tener una vida más completa y humana.

Un fuerte abrazo, Diego.

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