"La Iglesia debe llegar a todos, pero sobre todo a los pobres y enfermos, a esos que suelen ser despreciados y olvidados".
Y, ¿que estamos haciendo al respecto?
¿Qué ocurre en nuestras Parroquias? ¿en nuestras comunidades?
La invitación es a renovar nuestro encuentro personal con Jesucristo o al menos a tomar la decisión de dejarse encontrar por Él, e intentarlo cada día sin descanso
La Alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría. En esta Exhortación quiero dirigirme a los fieles cristianos para invitarlos a una nueva etapa evangelizadora marcada por esa alegría, e indicar caminos para la marcha de la Iglesia en los próximos años.
Que tengan una buena tarde
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