El Papa en Santa Marta: con la anestesia, la ausencia de tribulaciones, que ofrece el mundo, no se ve «la Cruz», sin la cual solo se tiene una «tranquilidad» que no va más allá de los dolores
La paz verdadera no puede ser fabricada ni comprada por los hombres, porque es un don del Espíritu Santo. El Papa Francisco habló sobre la paz en la misa matutina de hoy, 16 de mayo de 2017, en la capilla de la Casa Santa Marta. El Pontífice, según indicó la Radio Vaticana, recordó que solamente el señor puede dar la reconciliación en medio de las tribulaciones. En cambio, el mundo “nos anestesia”, es decir ofrece la ausencia de tribulaciones, “para no ver otra realidad de la vida: la Cruz”, sin la cual solo se tiene una “tranquilidad” artificial, no duradera y que no permite “seguir adelante”, más allá de los sufrimientos.
“Les dejo la paz, les doy mi paz”. Francisco desarrolló su reflexión a partir de las palabras que Jesús dirigió a sus Discípulos en la Última Cena. Y se detuvo en el significado de la paz dada por el Señor; a la vez que puso de manifiesto que el pasaje de los Hechos de los Apóstoles propuesto en la Primera Lectura, narra las tantas tribulaciones que padecieron inmediatamente Pablo y Bernabé en sus viajes para anunciar el Evangelio. “¿Es ésta – se preguntó el Papa Bergoglio – la paz que da Jesús?”. Y afirmó que Jesús subraya que la paz que Él da no es la paz de este mundo.
“La paz que nos ofrece el mundo – comentó el Obispo de Roma – es una paz sin tribulaciones; nos ofrece una paz artificial”, una paz que se reduce a la “tranquilidad”. Es una paz – dijo – “que sólo mira las propias cosas, las propias seguridades, que no falte nada”, un poco como era la paz del rico Epulón. Una tranquilidad que nos vuelve “cerrados”, que hace que no se vea “más allá”.
“El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver la otra realidad de la vida: la Cruz. Por esto Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con tantas tribulaciones. Pero, ¿se puede tener paz en la tribulación? Por nuestra parte, no: nosotros no somos capaces de hacer una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: quien tiene un dolor, quien una enfermedad, quien una muerte… existen. La paz que da Jesús es un regalo: es un don del Espíritu Santo. Y esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, eso que hace el faquir: no. Es otra cosa”.
El Papa Francisco reafirmó que la paz de Dios es “un don que nos hace ir adelante”. Y añadió que Jesús, después de haber donado la paz a los Discípulos, sufre en el Huerto de los Olivos y allí “ofrece todo según la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. El Evangelio, en efecto, narra que “le apareció un ángel del cielo para consolarlo”.
“La paz de Dios es un paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, existen los enfermos, hay tantas cosas malas, están las guerras… pero aquella paz desde dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que se va adelante llevando la Cruz y el sufrimiento.Una paz sin la Cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera: termina”.
Cuando uno se enoja – dijo el Papa al concluir –, “pierdo la paz”. Cuando mi corazón “se turba – añadió – es porque no estoy abierto a la paz de Jesús”, porque no soy capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”. En cambio, debemos ser capaces de pedir la gracia al Señor para que nos dé Su paz:
“‘Debemos entrar en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior. Un Santo, hablando de esto decía: ‘La vida del cristiano es un camino entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios’. Que el Señor nos haga comprender bien cómo es esta paz que Él nos regala con el Espíritu Santo”.
CIUDAD DEL VATICANO
Vatican Insider
Papa en Santa Marta: Una paz sin Cruz no es la paz de Jesús
En su homilía en Casa Santa Marta, el Papa aseguró que pese a las dificultades de la vida, la paz que da Dios siempre está presente.
FRANCISCO
"Existe el sufrimiento, hay enfermos, hay muchas cosas malas, hay guerras... Pero esa paz interior, que es un regalo, no se pierde, sino que te lleva adelante llevando la Cruz y el sufrimiento. Una paz sin Cruz no es la paz de Jesús”.
El Papa también explicó que la paz que ofrece el mundo es una paz anestesiada,porque impide ver la Cruz y solo busca las propias seguridades. Añadió que esta tranquilidad irreal vuelve más cerradas a las personas.
EXTRACTOS DE LA HOMILÍA DEL PAPA
(Fuente: Radio Vaticana)
"El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver la otra realidad de la vida: la Cruz. Por esto Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con tantas tribulaciones. Pero, ¿se puede tener paz en la tribulación? Por nuestra parte, no: nosotros no somos capaces de hacer una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: quien tiene un dolor, quien una enfermedad, quien una muerte… existen. La paz que da Jesús es un regalo: es un don del Espíritu Santo. Y esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, eso que hace el faquir: no. Es otra cosa”.
"La paz de Dios es un paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, existen los enfermos, hay tantas cosas malas, están las guerras… pero aquella paz desde dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que se va adelante llevando la Cruz y el sufrimiento. Una paz sin la Cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera: termina”.
"‘Debemos entrar en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior. Un Santo, hablando de esto decía: ‘La vida del cristiano es un camino entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios’ [San Agustín, De Civitate Dei XVIII, 51]. Que el Señor nos haga comprender bien cómo es esta paz que Él nos regala con el Espíritu Santo”.
Papa: La paz de Jesús es real, no la anestesiada del mundo
(RV).- La paz verdadera no podemos fabricarla nosotros. Es un don del Espíritu Santo. Lo afirmó el Santo Padre en su homilía de la Misa matutina celebrada en la capilla de la Casa de Santa Marta. El Pontífice subrayó asimismo que “una paz sin la Cruz no es la paz de Jesús” y recordó que sólo el Señor puede darnos la paz en medio de las tribulaciones.
“Les dejo la paz, les doy mi paz”. Francisco desarrolló su reflexión a partir de las palabras que Jesús dirigió a sus Discípulos en la Última Cena. Y se detuvo en el significado de la paz dada por el Señor; a la vez que puso de manifiesto que el pasaje de los Hechos de los Apóstoles propuesto en la Primera Lectura, narra las tantas tribulaciones que padecieron inmediatamente Pablo y Bernabé en sus viajes para anunciar el Evangelio. “¿Es ésta – se preguntó el Papa Bergoglio – la paz que da Jesús?”. Y afirmó que Jesús subraya que la paz que Él da no es la paz de este mundo.
El mundo quiere una paz anestesiada para no hacernos ver la Cruz
“La paz que nos ofrece el mundo – comentó el Obispo de Roma – es una paz sin tribulaciones; nos ofrece una paz artificial”, una paz que se reduce a la “tranquilidad”. Es una paz – dijo – “que sólo mira las propias cosas, las propias seguridades, que no falte nada”, un poco como era la paz del rico Epulón. Una tranquilidad que nos vuelve “cerrados”, que hace que no se vea “más allá”:
“El mundo nos enseña el camino de la paz con la anestesia: nos anestesia para no ver la otra realidad de la vida: la Cruz. Por esto Pablo dice que se debe entrar en el Reino del cielo en el camino con tantas tribulaciones. Pero, ¿se puede tener paz en la tribulación? Por nuestra parte, no: nosotros no somos capaces de hacer una paz que sea tranquilidad, una paz psicológica, una paz hecha por nosotros, porque las tribulaciones existen: quien tiene un dolor, quien una enfermedad, quien una muerte… existen. La paz que da Jesús es un regalo: es un don del Espíritu Santo. Y esta paz va en medio de las tribulaciones y va adelante. No es una especie de estoicismo, eso que hace el faquir: no. Es otra cosa”.
La paz de Dios no se puede comprar, sin la Cruz no hay paz verdadera
El Papa Francisco reafirmó que la paz de Dios es “un don que nos hace ir adelante”. Y añadió que Jesús, después de haber donado la paz a los Discípulos, sufre en el Huerto de los Olivos y allí “ofrece todo según la voluntad del Padre y sufre, pero no le falta el consuelo de Dios”. El Evangelio, en efecto, narra que “le apareció un ángel del cielo para consolarlo”.
“La paz de Dios es un paz real, que va en la realidad de la vida, que no niega la vida: la vida es así. Está el sufrimiento, existen los enfermos, hay tantas cosas malas, están las guerras… pero aquella paz desde dentro, que es un regalo, no se pierde, sino que se va adelante llevando la Cruz y el sufrimiento. Una paz sin la Cruz no es la paz de Jesús: es una paz que se puede comprar. Podemos fabricarla nosotros. Pero no es duradera: termina”.
Pidamos la gracia de la paz interior, don del Espíritu Santo
Cuando uno se enoja – dijo el Papa al concluir –, “pierdo la paz”. Cuando mi corazón “se turba – añadió – es porque no estoy abierto a la paz de Jesús”, porque no soy capaz “de llevar la vida como viene, con las cruces y los dolores que vienen”. En cambio, debemos ser capaces de pedir la gracia al Señor para que nos dé Su paz:
“‘Debemos entrar en el Reino de Dios a través de muchas tribulaciones. La gracia de la paz, de no perder esa paz interior. Un Santo, hablando de esto decía: ‘La vida del cristiano es un camino entre las persecuciones del mundo y las consolaciones de Dios’ [San Agustín, De Civitate Dei XVIII, 51]. Que el Señor nos haga comprender bien cómo es esta paz que Él nos regala con el Espíritu Santo”.
(María Fernanda Bernasconi - RV).
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