JCR)Hay países africanos que nunca salen en nuestros medios de comunicación. Malaui es uno de ellos. Hace pocos días, el 19 de mayo hubo allí elecciones presidenciales y parlamentarias que se desarrollaron de forma pacífica. Cuando, a los pocos días, se conocieron los resultados, aunque inicialmente el principal candidato opositor –John Tembo-se negó a reconocerlos, sin embargo su partido se desmarcó de esta posición. Malaui sigue así su tradición de ser uno de los pocos países africanos que nunca ha tenido ni una guerra ni un golpe de Estado. Es una pena que estas naciones ejemplares no atraigan apenas atención informativa.
Malaui vivió, eso sí, una larga dictadura que se inició después de su independencia en 1964, bajo el mandato de Kamuzu Banda, cuyo régimen podría calificarse de “dictadura benigna”. A pesar de todo, entre 1993 y 1994 tuvo una transición democrática ejemplar y pacífica en la que no hubo represalias ni venganzas.
Malaui vivió, eso sí, una larga dictadura que se inició después de su independencia en 1964, bajo el mandato de Kamuzu Banda, cuyo régimen podría calificarse de “dictadura benigna”. A pesar de todo, entre 1993 y 1994 tuvo una transición democrática ejemplar y pacífica en la que no hubo represalias ni venganzas.
Además, el país se ha revelado desde entonces como una verdadera democracia parlamentaria. De hecho, el Parlamento se opuso a una modificación de la Constitución que habría permitido al antiguo presidente Bakili Muluzi presentarse a un tercer mandato en 2004. Podríamos añadir también que, pese a su pobreza (ocupa el puesto 165 de 177 según el Índice de Desarrollo Humano) el gobierno ha tenido siempre clara que su prioridad es la producción agrícola y la seguridad alimentaria. Esto no es nada fácil en un país que tiene un suelo muy poco fértil y pocas lluvias, lo que en años anteriores han ocasionado hambrunas que han tenido muy poca publicidad mediática. A pesar de todo, el país ha progresado bastante, y durante la última década, las personas que viven con menos de un dólar al día han pasado del 54 por ciento al 45 por ciento.
Entre los candidatos a la presidencia figuraba por primera vez una mujer, Loveness Gondwe, líder del partido Nueva Coalición Arco iris, quien tenía como número dos de su lista a otra mujer, Beatrice Mwale. Esta formación fue el resultado de una campaña organizada por movimientos de la sociedad civil que abogan por una participación equitativa de las mujeres en las tomas de decisiones. El actual presidente, Bingu wa Mutharika, acaba de conseguir un segundo mandato de cinco años tras derrotar al opositor John Tembo, que se alió con el ex jefe de Estado Bakili Muluzi, cuya candidatura a la presidencia fue rechazada pocos días antes de las elecciones por la Comisión Nacional Electoral debido al límite de dos mandatos presidenciales que marca la Constitución. Esta alianza entre el Frente Democrático Unido de Muluzi, y el Partido del Congreso de Malaui, de Tembo, fue una importante novedad ya que las dos formaciones habían luchado entre sí en la década de los 1990.
Y, por cierto, si no me equivoco, Malaui debe de ser el único país de África que aún mantiene relaciones diplomáticas con Taiwan, y por lo tanto no las tiene con la República Popular China. Taiwan es, después de todo, una democracia en toda regla, muy distinta del régimen autoritario y violador de los derechos humanos del gigante chino. Por lo que se ve, no debe de irles muy mal el ir a contracorriente de la diplomacia mundial.
José carlos Rodríguez
Del blog "En clave de África"
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